viernes, 25 de noviembre de 2011

Si yo fuese Presidente

¿Por qué solo en el fútbol?

Si yo fuese Presidente…
Nos auto imponemos restricciones que solo sirven para limitar nuestras posibilidades de éxito. Estamos tan engolfados en un ir pensando “de cabotaje” y por inercia que ignoramos la recomendación evangélica del “duc in altum”.

Toda organización que desea destacar entre las mejores de su clase debe comenzar por reclutar a los mejores allí donde quiera que estén, cosa que hemos aprendido a hacer en el fútbol, y no nos va nada mal. Pero, ¿Dónde están los Diestéfano, los Pelé y los Ronaldo de la universidad, de la investigación, de la industria o de la política?

Si yo fuese Presidente reclutaría al mejor Ministro de Industria, allí donde esté, aunque sea alemán. Eso si que sería un acontecimiento cósmico que revolucionaría a los mercados y bajaría la prima de riesgo, pues demostraríamos que no vamos a ir tirando capeando el temporal, sino que vamos a por el título de Campeones de Europa.

¿A quien le importa de qué pueblo es cada ministro? A mi lo que me interesa es que los ministros sean competentes, trabajadores, honrados y eficaces, ni me planteo si son o no de mi pueblo.

Los EE.UU. nombraron ministro a Henry Kissinger sin que fuese americano, era alemán, nacido en Fürth, pero, sobre todo, era un excelente ministro.

Lo que si habría que pedir es que el elegido hablase español o se comprometiese a aprenderlo de aquí a Navidades; no es cuestión, a estas alturas, de tener que poner intérpretes al Consejo de Ministros, para esas chorradas ya tenemos al Senado.


Y hablando del Senado

Si yo fuera Presidente me plantearía seriamente si prescindimos del Senado o lo potenciamos en serio. Yo me inclino por potenciarlo y hacer de él la Cámara Representativa de los Intereses Autonómicos, eliminando todos los parlamentos autonómicos.

Los Parlamentos Autonómicos han demostrado que solo sirven para colocar a los que sobran de las listas nacionales y crear leyes que limitan la libertad y la igualdad entre los agentes económicos de distintas autonomías y rompen la unidad de mercado.

Que el Senado considere los intereses locales y proponga, por consenso, unas mismas leyes para todos que debieran ser sancionadas por el Congreso.


Nuestra ventaja estratégica

Si yo fuese Presidente procuraría hacer de España la California de Europa. La gran industria comenzó en EE.UU. junto a ríos, como el Ohaio, o los grandes lagos. Lo mismo ocurrió en Europa con las humeantes riberas del Rhin, del Nervión o del Támesis. Pero cuando la electricidad permitía que las fábricas no fuesen dependientes del suministro del carbón, las nuevas industrias de gran tecnología de los EE.UU. emigraron a climas más benévolos y surgió California en todo su esplendor.

Ya hemos conseguido que España sea la Florida de Europa. Nuestro Levante acoge a miles de jubilados europeos. Es hora de hacer de España la California de Europa y lograr que sus centros de investigación, sus mejores universidades, sus más avanzadas industrias se vengan a estas tierras.

No es que Munich sea un mal sitio, pero, ¿no vivirían mejor los científicos del Max Plank en Granada? Tendrían las mismas oportunidades de practicar el ski, más la posibilidad de bañarse en Marbella los fines de semana. ¿No estaría encantada la Universidad de Lund en tener una sucursal en, digamos, Alicante? Seguro que a todo su claustro le encantaría pasar algunos meses de invierno dando clase a las cuatro de la tarde sin que sea de noche. ¿Qué pinta un gran magnate de la industria en Düsseldorf pudiendo estar en Málaga?

Si yo fuese Presidente, haría un esfuerzo por convencer a científicos, empresarios y profesores universitarios europeos que donde se vive bien es en La California de Europa y deberían considerar venirse y traerse aquí su chiringuito.


Las cuatro Españas

Si yo fuese Presidente, procuraría dejar claro que, como decía Lain Entralgo, solo hay cuatro Españas que realmente importen para lo que realmente importa: El Sur que fríe, la Meseta que asa, el Norte que guisa y el Levante que hace paellas.


Sobre la enseñanza

Si yo fuese Presidente, visto lo visto, además de cambiar de inmediato el contenido de la Enseñanza para la Ciudadanía con temas de urbanidad, disciplina, responsabilidad, información de los derechos y deberes del ciudadano, nociones sobre cómo funciona el Estado, procedimientos de los principales trámites administrativos y el valor del voto responsable; pensaría en incorporar una asignatura obligatoria de economía en la enseñanza media.

Potenciar la industria copiando de Alemania

Si yo fuese Presidente estudiaria como funcionan los Landesbanks alemanes y la legislaron industrial alemana. Tengo un muy buen amigo que tuvo que cerrar su fabrica de LLodio y potenciar la producción de la que tenía en Rheinfelden. ¿Cómo puede una misma industria, con los mismos productos, la misma tecnología, la misma maquinaria, los mismos mercados, los mismos directivos, el mismo consejo de administración; triunfar en Alemania y fracasar en España? Tenemos que investigar la fórmula que haga atractiva a España para invertir en ella y si hay que copiar recetas de éxito, copiemos. Recuerdo un viejo chiste de Mingote, de cuando masivamente emigrábamos a Alemania, que decía: “¿Y si en vez de enviar obreros a Alemania trajésemos directivos alemanes a España? Yo creo llegada la hora de traer políticos alemanes, no muchos, pero si alguno y copiar estructuras.


Aprender de los que lo hagan bien

Si yo fuese Presidente me estudiaría la revolución Meiji. Durante la revolución Meiji, los japoneses reconocieron que los occidentales les aventajaban porque sabían física. Decidieron llevar a Japón los tres mejores profesores de física que encontraron por el mundo y seleccionaron tres becarios japoneses que enviaron a estudiar a las que consideraron tres mejores universidades occidentales. En unos años estaban a la cabeza de la tecnología, exportando sus productos a todo el mundo. ¿No podríamos hacer nosotros lo que hicieron los japoneses con la fisica con, digamos, la estructura industrial, el cine, la política, los sindicatos, los procedimientos judiciales … Un segundo de humildad a tiempo salva todo un futuro secular.

Plan energético

Si yo fuese presidente, lanzaría un Plan Energético en el que, además de estudiar la forma de reducir los costes de producción eléctrica sin prejuicios y de ver fórmulas de reducir el consumo (que incluya un plan para mejorar el factor de potencia de los consumidores) pondría énfasis en el ahorro en la distribución, estudiando la sustitución de tramos de alta tensión con muchas pérdidas, por redes de superconductores de alta temperatura.


Intrusismo laboral

Si yo fuese Presidente, propondría una ley por la que quien asuma un cargo público para el que se demuestre que era totalmente incompetente, pueda ser procesado por intrusismo laboral. Resulta que para ser juez, notario, maestro, policía o bombero se requiere una preparación adecuada y un examen que permita demostrar que se está cualificado para desempeñar el cargo, pero para ser, digamos, Presidente del Gobierno, vale cualquiera.

Si a uno que se hace pasar por médico sin serlo, va por ahí deformando culos con inyecciones de cemento en los glúteos, se le procesa, ¿Cómo puede irse de rositas quien ha arruinado un país y millones de familias por su incompetencia para un cargo que libremente asumió?

lunes, 21 de noviembre de 2011

Medidas anti-crisis a ser consideradas por el nuevo gobierno

Si consideramos el panorama macroeconómico español, nos encontramos con dos problemas: el paro y la deuda.

A nivel teórico, sabemos que la actividad económica de un país se determina por el equilibrio entre la demanda agregada y la oferta agregada, mientras que la deuda de un país, suma de la deuda pública y la privada con el exterior, es fruto del déficit público y de los desajustes de la balanza de pagos, que incluye las transacciones por el comercio exterior por bienes y servicios (turismo incluido en ambos sentidos), las remesas financieras y los flujos de capitales por inversiones y préstamos.

El punto de cruce de las curvas de oferta y demanda nos señalan el volumen de actividad para un determinado nivel de precios. Aumentar el nivel de empleo supone elevar la actividad del país.

Lo que Keynes propone para combatir las crisis es desplazar la demanda hacia arriba, estimularla, con lo que el punto de equilibrio se desplazará a la derecha, aumentando el volumen de actividad y con él el empleo.

El problema es que, además del paro, sufrimos un elevado déficit público, una costosa deuda pública y una elevada deuda como país. El problema es complejo, ya que la conjunción de baja actividad económica y alto déficit público son contraproducentes, lo que supone que muchas de las medidas aconsejables para combatir el paro aumentarían el déficit y la mayor parte de las medidas para reducir el déficit provocan mayor recesión.

Es como tener un paciente que sufre hemorragias y trombosis al mismo tiempo. Si le das anticoagulantes se desangra y si le das coagulantes sufriría una trombosis. Tendríamos que dar liquidez al sistema, estimular el empleo, reducir el déficit público y bajar el déficit exterior. Dada la dificultad de acometer todo a la vez, tenemos que o buscar acciones compatibles o dar prioridades. En mi opinión, tendremos más éxito si relanzamos primero la economía y se da prioridad a la lucha por reducir el paro, para acometer a continuación la reducción del déficit, buscando en la primera fase ir reduciendo la deuda con medidas no restrictivas del gasto.

Una opción sería el reducir los costes de la oferta; si la oferta agregada desciende, también se desplazaría el punto de equilibrio a la derecha con la consiguiente generación de empleo sin incrementar el déficit, como lo haría una política fiscal expansionista que estimulase la demanda. La medida de controlar la oferta tiene la ventaja añadida de contener la inflación.

La reducción de los costes de la oferta se puede conseguir reduciendo cualquiera, y mejor todos, los componentes del coste: Impuestos, salarios, materias primas, intereses, gastos operativos y energía. Reducir los impuestos de las sociedades es una medida que también impacta en el problema de la deuda, por lo que en tanto no se cree la suficiente actividad adicional como para compensar el descenso en la recaudación por la bajada de tipos impositivos con una mayor base imponible, habría que ser prudentes con lo que se haga en materia de recortes de impuestos. En una economía globalizada, el precio de las materias primas no depende de nosotros, salvo que, a ejemplo de China, nos pongamos a comprar minas en África y América del Sur, lo que incrementaría el déficit de la balanza de pagos. La bajada de los intereses requeriría una bajada del tipo de interés, lo que nos remite de nuevo al problema de la deuda pública. Parece que la batalla inmediata debiera darse en la racionalización de los procesos y en el coste de la energía.

La racionalización corresponde a cada empresa hacer la suya, pero las administraciones debieran simplificar los procedimientos administrativos para mejorar su propia productividad y facilitar a las empresas su gestión simplificando trabas administrativas. Una mera licencia de poda, si la pides en otoño, no te la conceden hasta la primavera, cuando ya no puedes podar. Un amigo que tiene una empresa de jardinería me contaba que teniendo firmados varios contratos grandes para podar diversas fincas, tiene a la plantilla parada en espera de que sus clientes reciban la licencia correspondiente. Donde decimos poda, léase apertura, construcción, reforma o cualquier otra licencia. ¿A cuántos promotores, un retraso de años de una licencia les ha supuesto pasar de un mercado de la vivienda en alza en el que todo se vendía a cualquier precio, a un mercado parado en el que nada se vende a ningún precio? El proceso debe acompañarse de una simplificación administrativa radical que simplifique y abarate la creación de nuevas empresas y una agilización de las licencias de actividad. Simultáneamente, habría que invertir más en investigación, a fin de lograr ser más competitivos por el lado de la innovación.

El componente laboral requiere un sistema de contratación colectiva que facilite y agilice la incorporación al trabajo de personas en paro en condiciones competitivas. La reforma laboral pendiente es un paso imprescindible para salir de la crisis por el lado de la oferta. Hay que hacer una reforma que mantenga los derechos de quienes actualmente tienen contratos fijos, pero establezca nuevas normas para los nuevos contratos que faciliten la contratación de los ahora en paro.

La otra gran medida a tomar con gran urgencia es acometer un plan energético que nos garantice una energía segura a un coste competitivo, lo que supone no descartar la energía nuclear. Un ambicioso plan nuclear que, además, se financie por empresas privadas y mejor si son extranjeras, produciría una inyección de capital, una generación de puestos de trabajo, una reducción de las importaciones energéticas y bajaría el precio de la energía haciendo a las empresas españolas más competitivas.

La lucha contra el déficit en esta fase debe centrarse en la reducción del gasto público no productivo y generar liquidez mediante la privatización de todo tipo de activos para amortizar deuda. Hay que hacer caja, privatizando todo lo posible: empresas públicas, rentables y deficitarias, tales como AENA, Paradores de Turismo, Correos, las participaciones en empresas en manos del SEPI, tales como: Red Eléctrica (20%), ENAGAS (5%), Enresa, MERCASA… terrenos y edificios públicos…y hasta vender algún cuadro del Prado si ello nos salva de la bancarrota. Cuando ya no queda nada, hay que vender las joyas de la abuela para sobrevivir.

Todos los recursos obtenidos mediante las privatizaciones deberán dedicarse a amortizar deuda pública, bajando con ello los intereses financieros y contribuyendo a la contención del tipo de interés e ir recortando gasto público al reducir el importe de los intereses a pagar por el Estado, ahorro que habría que destinar también a amortizar deuda.

Otra consideración macroeconómica a tener en cuenta es el componente monetario. Sabemos que el valor de la actividad económica hay que financiarlo, lo que nos lleva a la ecuación del intercambio de Irving Fisher, por la que el valor de los intercambios en un periodo de tiempo, es decir, el producto de los precios medios por el número de unidades vendidas, es igual a la masa monetaria en manos del público por la velocidad de circulación media del dinero. En una situación, como la actual, en la que el dinero apenas de mueve, no estaría de más aumentar la masa monetaria en manos del público.

Es cierto que un aumento no controlado de la masa monetaria puede disparar la inflación en vez de estimular la actividad económica, como ocurrió en muchos países sudamericanos durante décadas, no es menos cierto que la medida estaría en manos del Banco Central Europeo y no aparece en sus estatutos otro objetivo que el controlar la inflación, pero dadas las circunstancias, no estaría de mas revisar esos estatutos y alinear las funciones del BCE con los de la FED americana. Habría que convencer a las autoridades alemanas. Una vía indirecta seria que el BCE permitiese a los estados miembros la emisión de deuda europea o que el Banco avalase las emisiones nacionales. Lo más rápido sería poner en marcha la máquina de imprimir e inyectar liquidez en el sistema a través de los Bancos Centrales Nacionales. La inyección de liquidez sería desaconsejable si estuviésemos cerca del pleno empleo, en el tramo asintótico de la curva de oferta, eso produciria inflacción a cambio de escaso incremento de la actividad económica, pero estando con tan alto paro, en la parte casi plana de la curva de oferta, no hay duda en que las inyecciones controladas de liquidez activarian la economía con mínimos incrementos de precios. Y puestos en Europa, habrá que fortalecer la unidad política europea, a fin de asegurar la unidad de gestión fiscal. Ya vimos que la Zona de Libre Cambio que defendían el Reino Unido con los Paises Nórdicos no podía funcionar sin una Unión Aduanera que eliminase los certificados de origen, que la Unión Aduanera requería un Mercado Comun que eliminase las barreras interiores y que éste necesitaba una moneda única que desterrase los riesgos de tipo de cambio y la acumulación de divisas. Ya se sabia, pero ahora lo vemos y sufrimos, una moneda única requiere una Union Fiscal que garantice la viabilidad de la moneda única y el equilibrio presupuestario común.

Como impulsos menores pero eficaces por el lado monetario, habría que, por ley, pagar las deudas públicas a los proveedores en un máximo de 30 días. Parece mentira que con un proceso que se inicia con el presupuesto y se sigue con el expediente de crédito, el informe económico-legal, la reserva del crédito, la orden de crédito, la disposición del gasto, la licitacion y contratación; tras realizar la obra o prestar el servicio, hay que presentar la factura y quedar a la espera del pago durante meses y meses, para la liquidación del crédito, la orden de pago y recibir el dinero. Por la misma razón, la de dar impulsos a la liquidez monetaria que están en nuestras manos, no se debiera tener que pagar el IVA nada más que de las facturas cobradas. Y por el mismo camino, deberíamos buscar cuantos medios estén en manos de las administraciones nacionales y locales para impulsar la liquidez en manos del público. Aprovechando la consideración de estas medidas, habria que hacer una ley sensata y viable de financiación local que permita la financiación fluida e impida el derroche.

A medida que se va creando empleo y aumentando la base impositiva, habría que considerar, ahora si, el lado de la demanda y lanzar un Plan Nacional de Inversiones, rentables, en infraestructuras, prospecciones mineras, recuperación de riquezas submarinas, investigación y ahorro energético que se financie con la venta de patrimonio nacional y local o bien, se financien con fondos privados a cambio de beneficios futuros que proporcione el proyecto, incluso con fondos internacionales a los que se accederia mediante concurso público internacional. En dichos concursos habría que exigir que toda la obra civil que fuese necesaria deberá ser realizada por empresas españolas y que al menos el 90% de los compnentes necesarios sean realizados por la industria española.

Para estimular más la demanda, habría en este momento que considerar bajar determinados tipos impositivos para fomentar la inversión, el ahorro y el empleo.

Siguiendo con la contención del gasto, habria que revisar la ley de financiación de los partidos políticos y los gastos de las campañas electorales. La esperiencia nos ha enseñado que bastaría contar con unos espacios gratuitos en medios públicos que den a conocer los "curricula vitae" de los candidatos y los programas de los partidos para decantar los votos. Haciendo, además, que los programas sean contractuales, a fin de poder demandar a los gobernantes que no cumplan sus promesas. Como complemento, eliminar la corrupción mediante medidas adecuadas, es decir, medidas antimafiosas, como dar inmunidad y recompensa a los delatores que aporten pruebas incriminatorias de políticos corruptos, con penas de incautación del patrimonio de los convictos y el de sus cónyuges por encubridores.

Simultáneamente, habría que replantearse la financiación y función de los sindicatos, pues ya no estamos en el siglo XIX ni en el XX.

A fin de contribuir a la reducción del paro, se debería facilitar a los emigrantes en paro su regreso a sus países de origen, empezando por los maleantes convictos, y contribuir a redactar una ley europea de emigración.

El crecimiento progresivo de la economía mejorará las cuentas públicas al aumentar la recaudación y, solo cuando el paro esté controlado, se podrá aumentar prudente y progresivamente los impuestos pero sin tocar el IVA. Ya hemos visto al comienzo de este artículo, que si se desplaza la oferta hacia abajo se estimula la actividad económica, por el contrario, si se desplaza hacia arriba, encareciendo los precios, se reduce la actividad económica y se genera paro.

Durante el proceso de recuperación económica, necesitamos mantener bajos los tipos de interés lo que nos obliga a acelerar cuanto se pueda la amortización de deuda pública e ir controlando el déficit con la caída de los intereses a pagar.

Aunque las diferentes medidas se apliquen en diferentes plazos a lo largo del tiempo según vaya respondiendo la economía, habría que anunciarlas de golpe, como un programa coherente y completo.

miércoles, 6 de abril de 2011

El futuro de la energía nuclear

Medida de choque para salir de la crisis
Por Carlos del Ama
Dr. En Económicas e Ingeniero Industrial

El desgraciado accidente de Fukushima esta forzando a los gobiernos a revisar sus proyectos nucleares, pero no debiera alterar significativamente el papel que la energía nuclear tiene en el inmediato futuro energético.

Analizando objetivamente el desastre de Fukushima, vemos que en una catástrofe con más de 26.000 muertos, aceptando que gran parte de los desaparecidos habrán fallecido, Fukushima ha producido a la fecha 32 heridos y ningún muerto, si bien, habrá que añadir los efectos a largo plazo en la salud de los afectados por niveles de radiación nocivos.

Si comparamos esas cifras con los riesgos en otras plantas de producción de energía, vemos que las centrales térmicas de carbón son en gran parte responsables de los 2.500 muertos anuales, y eso solo en China, que se producen en accidentes de las minas de carbón. Pensemos también, que si se produce un terremoto de magnitud del de Fukushima cerca de la presa de una central hidroeléctrica, los daños y las vidas perdidas en la mayoría de ellas serian muy considerables. No se habla de las explosiones habidas en Japón tras el terremoto en depósitos de gas y petróleo de las centrales térmicas y las muertes causadas por ellas.

En Fukushima 1, a pensar de ser una central de mas de 40 años, los seis reactores aguantaron bien los efectos del terremoto, siendo el sistema eléctrico que alimentaba la central el que falló, aun así, los generadores de emergencia funcionaron debidamente, paralizándose después, al ser destruidos los depósitos de combustible que alimentaban los generadores, por el tsunami que siguió al terremoto. Mientras, la central de Fukushima 2, de características semejantes a Fukushima 1 y distante de ella solo unas millas, apenas se vio afectada por el desastre geológico.

La lección a aprender de Fukushima es que no vale con asegurar la seguridad de las centrales nucleares, sino que hay que asegurar sus sistemas de alimentación eléctrica y seleccionar adecuadamente su localización. Pero, en su conjunto, Fukushima es un aval de la energía nuclear, difícilmente nada pueda ser sometido a una prueba mayor. El Dalai Lama, tradicionalmente opuesto a la energía nuclear, tras su visita a Fukushima declaró que estaba convencido de la seguridad que proporcionan las plantas de energía nuclear y aboga por su utilización.

En Fukushima el zirconio que recubría las cápsulas del combustible reaccionó con el vapor de agua recalentado, produciendo oxido de zirconio y liberando hidrógeno produciéndose a continuación la explosión de ese hidrógeno, causando daños en la central. También pudo producirse hidrógeno por disociación del vapor de agua recalentado a más de 2.000 grados en la cámara de condensación. En ningún caso se produjo una explosión nuclear como algún medio mal informado llegó a publicar en España, es imposible una explosión nuclear en una central, ya que la cantidad de uranio utilizado simultáneamente es muy inferior a la cantidad crítica para que una explosión de esa naturaleza se produzca.

Desde un punto económico, no solo no podemos prescindir de las centrales nucleares, sino que nos es necesario aumentar su número. Estamos en una crisis económica de grandes proporciones en la que al paro se unen unos grandes déficits públicos. Esa situación antagonista hace muy difícil resolver el problema aplicando medidas de reactivación Keynesianas de estimulo de la demanda agregada, pues si bajamos los impuestos o aumentamos el gasto publico para reducir el paro, aumentamos el déficit y si subimos los impuestos o reducimos el gasto publico para reducir el déficit publico y con él la deuda, aumentamos el paro. La solución a la crisis tiene que venir por el lado de la oferta agregada, de forma que una reducción de los costes de producción haga descender los precios de la curva de oferta, desplazando el punto de equilibrio macroeconómico a la derecha, generando mayor actividad, de forma que, simultáneamente, aumente el empleo y mejore la recaudación fiscal con el aumento del producto nacional.

Reducir los costes productivos equivale a reducir los salarios, a lo que no se prestan fácilmente los sindicatos, bajar los intereses, reducir impuestos a las empresas, mejorar la logística o reducir los costes energéticos. Francia es un país de baja productividad: se trabajan pocas horas, hay frecuentes huelgas y los salarios son altos, pero Francia es un país con alta competitividad, porque el coste de su energía es muy bajo, debido a que más del 77% es energía nuclear.

En este momento, en los EE.UU, el 20% de la energía eléctrica producida es de origen nuclear. No pueden prescindir de la energía nuclear, habría que parar el 20% de su producción industrial, pero si habrá que asegurar la seguridad de las centrales. ¿Es asumible parar el 20% de las fábricas y dejar sin luz a la población durante 5 horas al día?

Las centrales nucleares hoy en desarrollo son centrales de tercera generación con mayores medidas de seguridad y refrigeradas por agua a presión, de forma que se impida su disociación, pero China anunció hace unos días que en abril de 2011 comenzara la instalación de una central de cuarta generación refrigerada por helio. Hoy se pueden construir centrales subterráneas, que prevendrían cualquier tipo de radiación al exterior incluso en el peor de los desastres.

En las circunstancias actuales, todos los países debieran revisar la seguridad de sus centrales nucleares. En algunos países se pararán y desmantelarán algunas centrales antiguas cuyo desmantelamiento ya estaba previsto hacer en uno o dos años. Pero la energía nuclear, con más y mejores medidas de seguridad, seguirá adelante. El presidente Sarkozi ha pedido nuevas normas de seguridad para las nucleares. China ya anunciado seguir con sus planes nucleares y cerrar centrales térmicas de carbón. India también sigue con sus planes y el Presidente Obama declaró en su discurso en la Universidad de Georgetown sobre la energía, que la energía nuclear es un importante recurso para sus planes de reducir la importación de petróleo, pero que es necesario garantizar su seguridad.

En resumen, previsiblemente, los proyectos nucleares se verán retrasados algún tiempo para verificar y mejorar su seguridad, pero la energía nuclear seguirá adelante y con mas fuerza, una vez que las medidas de seguridad se vean reforzadas.

España debería identificar dónde poner parques nucleares de varias centrales por parque, diseñar las características y fijar las especificaciones de capacidad y seguridad y sacar las licencias que se determinen a concurso internacional. Qué más da que sean chinos, rusos, alemanes o españoles quienes inviertan en ellas y nos construyan. Lo que habría que exigir es que la obra civil la hagan empresas españolas y que el 90% de los componentes se fabrique en España, reduciríamos el paro de las ingenierías españolas de un plumazo, las obras de las centrales absorberían mano de obra de la construcción y dispararía la cartera de pedidos a la industria y a medida que entren en producción las plantas, el coste de nuestra energía bajaría haciéndonos más competitivos y al dejar de importar energía, nuestra balanza de pagos mejoraría. Quienes se oponen a la energía nuclear parten de prejuicios, es decir, de juicios a priori no documentados ni técnica ni científicamente.

A grosso modo, se necesitaría lanzar cuanto antes la construcción de 16 centrales nucleares de 980 MW de potencia media.

Dado que una central suele necesitar un año de diseño y cinco para su instalación, si se comienza el plan a lo largo de 2012, el objetivo seria el 2017.

El consumo actual de 260 TWh al año pasaría a no menos de 300 Twh al año, suponiendo un crecimiento del actual consumo de un 2% medio anual acumulado, más lo que requieran los nuevos sectores de consumo eléctrico, como el parque de coches eléctricos. Podemos calcular un incremento del 20% en seis años.

Habría que reemplazar 60 TWh nucleares de las plantas actuales que habrá que cerrar, mas 50 TWh de carbón cuya polución de unos 22,7 millones de toneladas de CO2 debiéramos eliminar, total 110 TWh más el 20% de incremento suponen 132 TWh, más 5,5 TWh que importamos, nos da una energía total de 137,5 TWh al año, lo que requiere una potencia nuclear a instalar de 15,7 GW, es decir: 16 centrales de 980 MW de potencia cada una, o algo más si queremos aumentar nuestra capacidad de exportación a nuestros clientes tradicionales: Portugal, Marruecos y Andorra o si pensamos que el consumo crecerá por encima del estimado.

La seguridad deberá ser un criterio prioritario en el diseño, debiendo pensar en centrales de cuarta generación que eviten la disociación del agua con la consiguiente producción de hidrógeno, que sean muy seguros y estén duplicados, triplicados o cuadruplicados los sistemas de refrigeración y no descartar el que estén enterradas para impedir todo tipo de radiación al exterior y puedan ser refrigeradas por inundación en el peor de los casos.

A pesar de que las nuevas centrales y los sistemas de depuración de residuos nucleares y su recombustión reducen los residuos radiactivos sustancialmente, la construcción de centrales nucleares debe ir en paralelo con la creación de un cementaerio de residuos nucleares que nos ahorre los costes de tener que llevar nuestros residuos al extranjero.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Y despues de Fukushima, ¿qué?

La seguridad en las centrales nucleares
Por Carlos del Ama
Ingeniero Industrial

El accidente de Fukushima pone en cuestión la seguridad de las centrales nucleares y replantea la conveniencia de esas instalaciones. Es cierto que los seis reactores de la central 1 de Fukushima son de hace 40 años y que las nuevas centrales actualmente en proyecto o incluso en proceso de instalación avanzado, como la central finlandesa de Olkiluoto, son de tercera generación, más seguras y fiables, como lo son las del tipo EPR (European Pressurized Reactor) pero Fukushima exige estudiar bien lo ocurrido y replantear la seguridad de todo tipo de nucleares.

Las noticias aparecidas en la prensa dan una buena idea de lo sucedido hasta el momento, pero la falta de algunos detalles plantea dudas que, con la información disponible hoy, solo podemos intentar contestar con especulaciones fundadas. Algunas de las preguntas que me planteo yo son: ¿De donde sale el hidrógeno de las explosiones ocurridas? ¿Qué está pasando con los reactores 5 y 6? ¿Qué ha pasado con el reactor 4? Tampoco se dice mucho de que en Fukushima hay otra central, Fukushima 2, y que ninguno de sus cuatro reactores han sufrido averias.

La experiencia nos está demostrando que el talón de Aquiles de las centrales nucleares es el sistema de refrigeración. En el accidente de Las Tres Millas falló una válvula del sistema de refrigeración, en Chenóbil fue la mala manipulación del sistema de refrigeración durante una prueba que simulaba un corte en el sistema de energía eléctrico. En Kyshtyn explotó un tanque de residuos mal refrigerado. En Fukushima, los seis reactores aguantaron bien el terremoto de grado 9, incluso el corte de corriente eléctrica que el terremoto produjo, pues tras el corte, entraron en funcionamiento los generadores de emergencia que mantuvieron la alimentación eléctrica de la central y permitieron que todos los sistemas funcionasen normalmente, incluidas las bombas de refrigeración. El problema lo generó el maremoto subsiguiente, que inundó los generadores de emergencia, produciendo un nuevo corte de corriente que apagó los compresores del sistema de refrigeración, iniciándose el recalentamiento del núcleo.

El zirconio de las cápsulas de combustible reaccionó con el vapor de agua recalentado, creando oxido de zirconio y liberando hidrógeno que explota. Si bien la primera explosión bajo el techo del edificio se debió al zirconio, dudo que la explosion de hidrogeno en la cámara de condensacion tuviese la misma causa, en mi opinión, fue hidrogeno producido por disociación del vapor de agua que estaba a más de 2.500 grados. Si se hubiese producido en el nucleo, la explosión hubiese sido arriba, como la primera, no al fondo de la vasija.

Los reactores 4, 5 y 6

Al parecer, estos tres reactores estaban parados cuando ocurrió el terremoto, debido a un proceso de mantenimiento. Las barras de combustible habían sido depositadas en el estanque de residuos nucleares. Dicho estanque está destinado al depósito de barras de combustible ya quemadas que han sido retiradas del reactor hasta su traslado a un depósito de residuos nucleares. Son barras con algo de uranio no fisionado y gran cantidad de productos de la fisión, altamente radioactivos.

Si se depositan en ese estanque barras sin quemar o parcialmente quemadas (fisionadas) se producirán procesos de fisión que será necesario refrigerar. Si el sistema de refrigeración del estanque falla, se evaporara el agua de refrigeración, pudiendo disociarse si la temperatura es elevada, produciéndose burbujas de hidrógeno y vaciando el estanque de refrigerante. Un problema adicional es la ubicación del estanque de residuos, que está fuera de la vasija de seguridad del núcleo y de la estructura de contención de hormigón, con lo que cualquier radiación es más fácil que salga al medio ambiente. Afortunadamente, la concentración de elementos radioactivos es menor es las barras poco quemadas, pero más alta la posibilidad de fusión adicional y recalentamiento con el paso del tiempo. El peor escenario es que estén almacenadas juntas barras con residuos y barras sin quemar.

En el reactor 4 se produjo acumulación de hidrógeno que ardió o un recalentamiento de aceite que se quemó o ambos, no lo se. Tampoco sabemos que está pasando dentro de los reactores 5 y 6, pero lo seguro es que habrá que estarlos refrigerando y habría que retirar las barras de combustible del foso de residuos cuanto antes.

El otro dato llamativo es que ninguno de los cuatro reactores de Fukushima 2 han tenido problemas, a pesar que estaban los cuatro encendidos cuando se produzco el terremoto, posiblemente debido a un mejor emplazamiento.

Enseñanzas de Fukushima

-Además de diseñar reactores seguros, es de vital importancia seleccionar el emplazamiento donde se instalan.

-No basta con asegurar la resistencia del edificio del reactor ante emergencias de posibles terremotos, impactos, inundaciones o incendios, hay que asegurar la operatividad de la red de alimentación externa que alimenta al reactor.

-Hay que asegurar la refrigeración ante todo tipo de emergencias, por lo que sería aconsejable contar con grandes depósitos de agua a cotas altas que puedan refrigerar el reactor por gravedad cuando todo falle.

-Hay que prever que no se pueda producir la disociación del vapor de agua, para ello habría que tomar medidas para, en caso de emergencia, poder enfriar el vapor que va a las turbinas o poderlo evacuar a la atmósfera limpio de contaminación radioactiva. Lo mejor sería sustituir al agua por otro elemento. Otra solución seria contar con un circuito cerrado de refrigeración primaria de agua a alta presion que no se pueda evaporar.

El futuro de las plantas de energía nuclear

La decisión de instalar centrales nucleares tiene aspectos económicos, técnicos sociológicos y políticos. Económicamente no hay duda de que, en las circunstancias actuales, no queda más remedio que instalar nuevas centrales nucleares, el petróleo se va agotando y las energías renovables actuales no son competitivas con la energía nuclear. En este momento hay planes para construir algo más de 400 centrales nucleares nuevas en todo el mundo, lo que equivale a duplicar el parque nuclear actual. Pensemos, como ejemplo, que Francia es un pais de muy baja productividad, con pocas horas de trabajo, muchas huelgas y altos salarios; no obstante, es muy competitiva debido al bajo costo de su energía, gracias a el alto porcentaje de energia nuclear que poseen.

Esa necesidad económica se enfrenta al problema sociológico y político que genera la inseguridad nuclear. Es comprensible que a la vista de accidentes como los sufridos, todos sintamos miedo, y que los políticos se cubran sus espaldas ante las posibilidades de nuevos accidentes.

Evidentemente, la solución es técnica. Son los técnicos los que tienen que encontrar soluciones a los posibles riesgos, en base a la experiencia, y ya existen soluciones viables hoy.

Afortunadamente, al menos de momento, nunca se ha producido una explosión nuclear en una central de energía. Todas las explosiones ha sido de hidrógeno y los incendios han sido o de hidrógeno o de aceite o de las barras de grafito, como ocurrió al final del accidente de Charnóbil. Los riesgos han sido por radiación de los residuos radiactivos, no por explosión nuclear. Al hablar de una explosión en una central nuclear, habria que dejar claro el tipo de explosión.

Además de las medidas de confinamiento para evitar que los residuos escapen al medio ambiente, lo primero que hay que conseguir es reducir la radioactividad de dichos residuos. Una de las medidas previstas en los reactores de tercera generación es el tratamiento del combustible con micro partículas que impidan la fusión del núcleo en caso de alcanzar altas temperaturas, incluso con pérdida total de refrigerante. Otra medida es la reutilización del combustible y la saturación con neutrones de los residuos radioactivos para reducir e incluso eliminar su radioactividad.

Para evitar el riesgo de explosiones de hidrógeno, se podría aprovechar la disociación del agua de forma controlada para producir hidrogeno como combustible de energía alternativa o eliminar los riesgos de disociación incontrolada, mediante la utilización de otros refrigerantes que no sean agua, como el sodio líquido y recurrir a un gas neutro para mover las turbinas, como nitrógeno, anhídrido carbónico o helio, en vez de vapor de agua.

Otras medidas de seguridad podrían ser:

- Evitar la fusión del núcleo mediante nuevos materiales de alta resistencia a la temperatura obtenidos con nanotecnología, incluso prever un foso refrigerado con difusores de calor pasivos en el fondo de la vasija para la recogida del núcleo en caso de que se funda.

- Tratamiento de gases, tanto explosivos (mezcla de oxigeno e hidrogeno) como radioactivos (xenón y kriptón).

- Instalación de reactores subterraneos.

Conclusiones

-Japón no puede prescindir de la energía nuclear y, tras mejorar la seguridad, deberá reabrir sus centrales nucleares.

-A nivel técnico, soluciones hay y el margen económico permite incorporarlas

-Hay que lograr un nivel de seguridad con riesgo cero en las centrales nucleares. Las nuevas centrales de tercera y cuarta generación van por ese camino.

-No se pueden parar los planes de nuevas centrales, pero si asegurar su seguridad.

http://www.our-energy.com/videos/third_generation_nuclear_power_station.html

http://www.areva.com/EN/global-offer-419/epr-reactor-one-of-the-most-powerful-in-the-world.html

miércoles, 2 de marzo de 2011

Ahorro de energía

Para opinar sobre la nueva medida del Gobierno para ahorrar energía bajando el límite de velocidad en las autopistas, necesitamos objetividad, es decir: disponer de datos objetivos.

Si consultamos el Manual de Automóviles de Arias-Paz, que es la Biblia del automóvil en castellano, en el gráfico 779 de la pagina 655, yo tengo la edición número 33 del año 1965, encontramos que el ahorro por bajar la velocidad de 120 a 110 Km/hora es del 2,2%. En el texto se nos aclara que la gráfica ha sido hecha con las estadísticas disponibles sobre coches americanos y que para los europeos abría que reducir la escala en 10 Km. lo que supone un 10% menos, eso nos deja en un ahorro tipo del 2%.

Habría que ver los datos de la última versión del Arias-Paz, que creo va por la edición 56; posiblemente ahora, con las mejoras en el rendimiento de los motores y, sobre todo, las mejoras aerodinámicas de las carrocerías, el ahorro sea aun menor, pero quedémonos con ese 2% como límite superior.

Pongamos un consumo medio en autopista de 6 litros/100 Km, (mi coche consume 5,3 l/100 Km) tendríamos un consumo de 30 litros en un viaje de 500km y un ahorro de 1,5 litros que a 1,3 €/l supone un ahorro de 1,95 euros, no llega a dos euros por viaje de 500 Km. impuestos incluidos.

El tiempo de viaje se incrementaría en un 8,3% (10/120), luego un viaje que a 120 Km/hora tardaría 4 horas y 10 minutos se incrementaría en media hora. Lo cual quiere decir que, para dos viajeros de media por viaje, se perdería una hora de trabajo que se retribuiría con dos euros. Es decir, la productividad nacional caería a 2€/hora durante los viajes por carretera, por debajo del salario mínimo interprofesional, con independencia de que el que viaje sea un peón o un Primer Ministro. Bonito negocio.

Dos conclusiones:

1- La medida la han tomado a ojo, sin hacer el más mínimo análisis  de la rentabilidad de la medida.

2- Posiblemente, la mejor medida sería aumentar el límite de veloscidad en las autopistas sin aumentar la inseguridad. Lo cual quiere decir que proporcionalmente al aumento de medidas de seguridad en los nuevos vehículos.