Influencia y Poder
Ayer, seis de octubre de 2014,
fui a la presentación del libro biográfico de Antonio Garrigues en la
Fundación Rafael del Pino. El formato de entrevista con Carlos Herrera como
entrevistador, resultó una amena y testimonial reflexión sobre algunos de los
hitos de la historia reciente y la actualidad de España. A la salida, recordaba
que fue Manuel Soto quien, hace ya décadas, me presentó a Antonio con ocasión
de organizar en APD los primeros
cursos de informática de empresas en España, bajo el título Informática para Directivos. Por unos
minutos estuve reflexionando sobre lo mucho en común que han tenido las vidas
de ambos y sobre el ramillete de personalidades coetáneos con ellos que, desde
el esfuerzo cotidiano, el rigor profesional, la entrega a la misión asumida, la
exigencia ética en cada decisión tomada, la ejemplaridad proyectada en sus
colaboradores, el afán de superación y la visión clarividente de un proyecto ambicioso
a desarrollar han contribuido a hacer de España una nación moderna, competitiva
y hasta ejemplar en muchos campos e, indiscutiblemente, mucho mejor y más
próspera de la que se encontraron.
En mi divagar mental sobre el
paralelo entre ellos dos, recordé una reunión, hace años, con Manuel Soto, en
la que alguien mencionó el mucho poder que tenia Arthur Andersen, Manuel
corrigió rápidamente esa expresión diciendo: “Arthur Andersen no tiene poder,
tiene influencia”. Lamenté al recordarlo que no se me hubiese ocurrido antes esa idea
para haber podido preguntar a Don Antonio si, un hombre como él, que había
renunciado a ser ministro cuando le ofrecieron serlo, pero que había tenido una
gran influencia en el país, la tiene y la seguirá teniendo, consideraba si era
mejor la influencia o el poder. Mi falta de reflejos para formular la pregunta en
el momento oportuno nos privó de una reflexión afianzada en la fructífera
experiencia de una vida ejemplar, respuesta que intuyo habría sido de gran
valor para los asistentes a la entrevista. Espero que si algún día llegasen
estas líneas al conocimiento de alguno de los dos o a ambos, se sirvan obsequiarnos
con sus ideas escribiendo un comentario al pie de este artículo y
encarecidamente les invito a hacerlo.
Por mi parte, desde la
experiencia de toda una vida como consultor, sin ningún poder pero con muchas
oportunidades para influir asesorando a quienes si eran poderosos, pienso que
la influencia es más sutil que el poder y más débil, pero, por difuso, llega a
más sitios y puede actuar sobre campos más dispares y, a veces, con mucha más
fuerza que el poder, pues actúa sobre la opinión y manifiesta lo deseable,
resultando ser una fuerza expansiva y contagiable que se va multiplicando. El poder
tiene el problema de que, en sí mismo, encierra una cierta amenaza que la
influencia no tiene, lo que permite que el ejercicio de la influencia pueda ser
más atrevido y ambicioso. El que el consejo o la opinión estén sometidos al
filtro del poder para lograr su ejecución, permite ejercer un pensamiento más
creativo y arriesgado, pero que no deja de tener que ser sumamente responsable
y cuidadosamente meditado. Es lamentable ver como fuentes de gran influencia,
como lo es la prensa, pueda ser a veces tan irresponsable. Recuerdo, sobre este
tema, una comida que tuve hace años con Carl Levi, el primer Director General
de Ford España, en cuyas manos puso su empresa la responsabilidad de instalar
Ford en España y era el encargado de gestionar la construcción y el arranque de
la fábrica de Almussafes, proceso en el que Antonio Garrigues tuvo tanto que
ver. Llego Carl a la comida con una revista en la mano recién publicada. En la
portada se veía la foto de un naranjo con un puñal clavado en su tronco. El
titular decía algo así como “La Ford asesina al naranjo valenciano” “Look at
that. Can you believe it?” me dijo, más sorprendido que
indignado. Lo traduciría por: “Fíjate en ésto, ¡es increíble!” ¿Como puede un periodista animalversar a sus
lectores contra un proyecto que va a iniciar y liderar la modernización de la
industria española? Me pregunto. Hoy el titular sería: Repsol asesina la
industria turística canaria. Mañana puede ser: Los chinos asesinan la estepa
castellana con una macroinversión.
Pero no es menor
la irresponsabilidad de algunas opiniones públicas de políticos con gran
influencia social. ¿Cómo puede un político responsable afirmar que lo primero
que va a hacer, si alcanza el poder, es una quita de parte de la Deuda del
Estado? ¿Cómo puede un político proponer dividir la nación y hacer de esa
propuesta su objetivo vital? ¿Cómo puede un político, que debiera ser modelo de
ejemplaridad pública, ser un corrupto compulsivo? Posiblemente por alguno haya que pedir al Padre que lo perdone porque no sabe lo que dice.
El poder de la
influencia puede ser muy beneficioso pero también podría ser demoledor. Quien
tiene influencia deber ser exigentemente responsable y ponderado con las
opiniones que hace públicas y con su ejemplo, de tal manera, que no estaría de
más legislar contra el uso indebido de la influencia pública, los estragos que
puede causar la irresponsabilidad del influyente pueden superar en magnitud las
consecuencias de una acción terrorista. La libertad de expresión debiera estar
siempre modulada por la responsabilidad de la ponderación. Si quien ejerce el poder es
responsable de las consecuencias de sus actos, quien ejerce su influencia
también ha de dar cuenta de las consecuencias de los suyos como inductor y,
cuando esa inducción pasa de ser privada a ser pública, la responsabilidad no
se diluye sino que se multiplica.
Se podría
desarrollar una teoría de la influencia e, incluso, intentar cuantificarla. Podemos
aventurar una serie de elementos de la posible teoría, definiéndolos
conceptualmente. Se puede, por ejemplo, distinguir entre asesor y cliente, mensaje y acción. El mensaje es la información que el asesor hace llegar al
cliente con la intención de que éste actúe teniendo en cuenta dicha información.
El cliente puede ser toda una población de individuos o una sola persona. Al
acto de hacer llegar el mensaje al cliente lo llamaremos asesoría. La asesoría puede ser pública,
como lo son las campañas de márquetin, o privada,
como ocurre en la consultoría empresarial o el consejo de un padre a su hijo. El
mensaje puede ser tan escueto como un eslogan de un partido político o tan
extenso y detallado como un documentado informe. Llamaremos red de información a la estructura por
la que se difunde el mensaje. En la red de información distinguiremos a los
individuos directamente informados por el asesor, a cuyo grupo llamaremos audiencia, y el resto de los miembros
que integran el colectivo cliente los llamaremos receptores secundarios. Definiremos como coeficiente de difusión la relación entre los receptores
secundarios y la audiencia.
Denominaremos impacto directo al porcentaje de los
miembros de la audiencia que asumen las recomendaciones del mensaje. El impacto indirecto es el porcentaje de
receptores secundarios que asumen las recomendaciones e impacto global el número de individuos que asumen las
recomendaciones dentro de la población
total, en la que se incluyen quienes no han recibido el mensaje ni directa
ni indirectamente. Llamaremos eficacia
al porcentaje de las recomendaciones del mensaje llevadas a la práctica mediante
la acción. La calidad de la difusión
viene medida por el porcentaje de los receptores totales que tienen poder para
hacer algo en lo concerniente a las recomendaciones del mensaje. Tanto el
impacto como la eficacia son función de varias variables, como el prestigio del asesor, la oportunidad del mensaje, la calidad del mensaje, la predisposición de la audiencia y el tamaño de la red de información. La
eficacia se ve, además, afectada, negativamente, por la dificultad de la realización y, sobre todo, positivamente, por la calidad de la difusión. El éxito mide el acierto de las
recomendaciones por el beneficio neto obtenido mediante la aplicación de las
recomendaciones contenidas en el mensaje. Todo éxito incrementa el prestigio
del asesor, pero también se incrementa el prestigio cuando una recomendación no
ha sido aceptada y los hechos posteriores demuestran que era una buena
recomendación que debiera haberse aceptado; en definitiva, el prestigio de un
asesor es función de la calidad de sus recomendaciones, se apliquen o no, pero
el porcentaje de aplicación con éxito es un factor multiplicativo de ese
prestigio. Con frecuencia, la acción esperada de un mensaje es un cambio de
opinión en el cliente.
Si tomamos como
ejemplo la influencia de este blog,
podemos comprobar que es bajísima. Según los datos que me muestra el contador estadístico
de Google, la audiencia suele estar en unos 120 lectores, de los que están suscritos al
blog solo uno (por cierto, a
quien desconozco pero aprovecho la ocasión para enviarle un muy cordial saludo).
Los receptores secundarios, aquellos que se leen algún artículo por recomendación
de un amigo vienen a ser en torno a 255, lo que representa un coeficiente de
difusión de 2,12. El record han sido los 422 lectores que tuvo la Propuesta de
solución a la Deuda Soberana, seguida de 397 lectores de la Defensa de la Monarquía
y los 365 que leyeron La Textura del Universo. Un dato curioso es que, a fecha
de hoy, el número total de páginas leídas en toda la historia del bolg es de justo 10.000 páginas. La duda
está en si alguna de estas reflexiones ha tenido algún éxito, que hayamos entre
todos contribuido en algo a hacer del nuestro un mundo mejor, aunque sea en un
poquito. Seguimos sin centrales nucleares seguras, con un alto coste del Kw español y un desempleo alto, pero
tambien seguimos teniendo Rey, estamos mejorando el déficit, aumentando el
crecimiento económico, seguirán los mosquitos chocando con los trenes, habrá representaciones de El Tenorio en noviembre y el universo sigue y seguirá girando. Quienes hayais leido los otros artículos de este blog lo entendeis.
Esperemos que
quizás marginalmente hayamos podido contribuir con nuestros textos y
comentarios en algo y que, por lo menos, a algún lector le haya resultado la lectura de
estas páginas de cierto interés y, como mínimo, amena. Lo cierto, como conclusión
final de esta reflexión, es que para hacer algo hay que contar con poder, ya
sea propio o ajeno. La influencia no tiene éxito sin calidad de la difusión. Deseo
que a medida que los lectores vayan alcanzando puestos de mayor responsabilidad
y poder no dejen de seguir leyendo nuestras reflexiones en común y participando
con sus comentarios.
Los seres vivos nacen, crecen, se relacionan, algunos se reproducen y al final todos mueren. En ese relacionarse se produce una dialéctica que ejerce una influencia generalmente reciproca. Osea que todos los seres humanos nos influimos unos a otros por los contactos que tenemos. Eso crea a través de las conexiones, cohesiones, enfrentamientos etc. el tejido social. La sociedad es por tanto un retículo de influencias.
ResponderEliminarYa hace tiempo que Moreno trato de cuantificar a partir del "átomo social" las reacciones de influencia.
Pero me da la sensación de que tu hablas de forma mas ambiciosa, ya que te interesa la vinculación entre la influencia y el poder. Es decir el valor demagógico de la influencia, entendiendo la demagogia como el arte de influir en los cambios de opinión y la toma de decisiones de todo un colectivo.
En relación con eso debo decirte que a mi por lo menos tu blog me hace pensar y por tanto me enriquece y me hace crecer como persona, aunque a veces no esté de acuerdo con todo lo que dices. Lamento que el número de los que piensan como yo y disfruten participando en este tu blog de tu ciencia y tu experiencia no te parezca suficiente, pero quiero hacer constar aquí que a mi me influyes satisfactoriamente.
Te doy las gracias por ello.
Gracias, Renato, por tus contribuciones y estimulo.
ResponderEliminarSe va a notar que somos amigos.
Es un honor ser amigo tuyo.
ResponderEliminarMe consta que tiene muchos mas amigos y yo creo en el aprendizaje por contraste de pareceres. Sobre todo cuando ya hemos llegado a una edad en la que creemos que sabemos lo que tenemos que decir en cada situación.
Tu blog me hacer reflexionar y eso es bueno pero me gustaría, creo que casi tanto como a ti, que hubiera mas participación y discrepancia. Probablemente no íbamos a llegar a ninguna conclusión pero al menos sabríamos que hay gente muy interesante y capaz que no piensa como nosotros y que tiene sus razones para ello. Y eso siempre enriquece. Así que sin que parezca que quiero ser perejil en todas las salsas ( tambien existe el cilantro, el estragón, la albahaca y la yerbabuena) animo a todos tus amigos a que participen de tus siempre interesantes reflexiones.Y que coño, a los que no son tan amigos también.
Y que conste que la amistad no tiene nada que ver con este pelotilleo.
Un abrazo.