En alguna otra ocasión, he reflexionado en este blog, guiado por la larga mano de Parménides,
sobre la dicotomía epistemológica opinión-verdad;
hoy, ante el cúmulo de manifestaciones públicas que se están produciendo sobre
el triunfo de la apariencia, quiero dedicar unos minutos a pensar sobre la dicotomía
paralela, en el campo ontológico, apariencia-realidad.
Parménides nos advertía sobre los riesgos de seguir por el
camino de la opinión abandonando el de la verdad. El artículo ¿Qué es la verdad? Del 14 de abril de
2012 ( http://carlosdelama.blogspot.com.es/2012/04/que-es-la-verdad.html
) explora alguna de las dificultades que se encuentran en el camino de la verdad cuando se
intenta satisfacer la necesidad radical de certidumbre de la que nos habla D.
Julián Marías. En La acción política de
la verdad (http://carlosdelama.blogspot.com.es/2012/04/funcion-regulativa-de-la-verdad.html
) la reflexión considera el valor persuasivo de la verdad, valor que la
apariencia le disputa en un afán por satisfacer por la vía rápida esa necesidad
radical de certidumbre de todo ser humano.
En los últimos meses, estamos asistiendo en España a una
desequilibrada batalla de la apariencia sobre la realidad, en la que la capa de
la apariencia cubre a una verdad derrotada y velada, sin permitirnos discernir cual es cual. En
nuestra época, la apariencia se nos ha convertido en una compañera cotidiana.
Vivimos ante la explosión de la imagen y la marginación de la realidad, en un
mundo en el que ha quedado demostrado que si “la mentira se repite un número
suficiente de veces, termina por ser creida como verdad”. Vivimos en un mundo
de efectos especiales y ciencia ficción. En un mundo en el que las etiquetas
esconden el contenido de los productos. En un mundo en el que se incumplen las
promesas y se reescribe la historia. En un mundo en el que las fotos de los
menús gráficos superan las imágenes de los alimentos servidos en el plato. Un mundo en
el que las medias verdades ocultan completas mentiras. Podríamos seguir
enumerando ejemplo tras ejemplo, pues no escasean.
El problema está tanto en tomar la imagen como real, como
hicieron los primeros espectadores de las primeras proyecciones
cinematográficas que se levantaban despavoridos ante la llegada de un tren o
alzaban las manos pare evitar mojarse con el riego de una manguera que aparecía
en la pantalla, unas personas a las que Orson Welles pudo aterrorizar con su
retrasmisión de La Guerra de los Mundos; como es también un problema el
considerar que toda manifestación es farsa y parodia. Siguen siendo numerosos
los que defienden que las imágenes del aterrizaje en la luna se rodaron en un
estudio cinematográfico. El resultado es que constituimos una población sumida
en la desorientación y acostumbrados a ella como estado natural de las cosas. Sabemos que la luz de las estrellas que vemos tiene años de antiguedad, pero las vemos en su imperiosa actualidad y simultaneidad.
Somos una generación confundida y confusa, incapaz de
discernir entre la apariencia y realidad ajenas y obsesionada por la imagen
propia, como aquel hidalgo que salía a la calle con un palillo entre los labios
para dar a entender que había comido. Somos la generación de la cosmética, la cirugia estética, la
imagen retocada por el fotoshop y los
selfies amañados.
El caso es que, ante las declaraciones de un joven estudiante,
no somos capaces de saber con certeza si estamos ante un superagente secreto
cuya brillante y precoz carrera al servicio de los intereses nacionales ha sido
frustrada por los celos de un competidor que ha desvelado su doble identidad o ante un
pillo paradigmático de la picaresca ancestral, sin otra arma que un teléfono movil y grandes dosis de imaginación y descaro. El caso es que casi un tercio de
la población en edad de votar considera firmes, creibles y realizables las inverosímiles promesas
de un grupo de teóricos de la manipulación, la imagen y la apariencia, versados en la especulación académica y los esquemas de pizarra, aunque,
pública y reiteradamente, han demostrado, con su carencia de respuestas, (http://carlosdelama.blogspot.com.es/2014/11/mis-preguntas-podemos.html ) lo irrealizable de sus promesas. El
caso es que quienes tienen en su mano la posibilidad, deber y poder para
erradicar la corrupción se limitan a hacer declaraciones y enumerar tímidos propósitos, sin más objetivo que
apuntalar los sondeos que pronostican su inminente debacle político, sin
adoptar decisiones resolutivas y eficaces, como legislar que los delitos de corrupción no prescriban,
facilitar las denuncias de los actos corruptos y dando potestad a jueces independientes dotados de medios adecuados. !Con la de cientos de miles de
testigos que han traído, llevado y entregado sobres, carteras y maletines! Seguro que más de uno está deseando irse de la lengua. ¡La
de maletines que han circulado desde aquel 1984 con el famoso maletín con
cuatro millones de marcos del consorcio industrial Flick del que el SPD hizo de
mensajero! Al que habrían de añadirse los de Filesa, Malesa y Time-Export, Gürtel,
Bárcenas, Pujol…eso sin salirse de los que públicamente se conocen por estar en la cumbre del iceberg
maletil. El caso es que, en éste nuestro
tiempo, tras el triunfo apoteósico de la apariencia se oculta la realidad, deformada y escondida, y se fomenta que
la opinión oculte la verdad, secuestrada y desconocida, hasta el punto de que, tras marginar la sociedad a la filosofía, se ha
renunciado mayoritariamente a la certeza, despreciando la práctica del pensamiento crítico. Ahora satisfacemos nuestra necesidad radical de saber con
forjarnos una opinión suficientemente coherente con lo que queremos creer, pero que no nos terminamos de creer. El
caso es que hemos renunciado a la verdad y nos conformamos con sucedáneos, de manera que nos hemos acostumbrado a engañarnos y a dejarnos engañar por la
prestidigitación de los creadores de opinión y fabricantes de falsas
apariencias, trileros de la apariencia, escamoteadores de la realidad y pescadores a rio revuelto. La penitencia a nuestro pecado la encontraremos, como dijo Ortega,
en que “los que se empecinen en el error terminarán tropezando contra la
dura realidad”.
Querido Carlos, recuerdo tu artículo sobre la verdad hace ya un par de años. De hecho fui el único que lo comenté. Es una pena que nuestros amigos no comenten tus artículos e incluso no comenten los comentarios. Creo que algunos ni se los leen. Los comentarios digo. Pero entiendo que tus artículos pretenden abrir un debate y este es tanto mas grande cuanto mas opiniones distintas y distintos matices o puntos de vista tiene.
ResponderEliminarSi el hombre necesita certidumbre, la mecánica cuántica le ha fastidiado el invento. Si el hombre necesita completitud el teorema de Gödel le ha descolocado. Si el hombre necesita una referencia absoluta, la teoría de la relatividad le ha partido por el eje. La ciencia y la tecnología compinchadas han cambiado todo el paradigma existencial.
Y es que la verdad solo puede ser una y sin embargo puede haber miles de mentiras. Cada una de las mentiras viene expresada por la imaginación del ser humano. La realidad por tanto es una construcción mental.
Cuando el hombre reflexiona sobre si mismo y bucea en su interior, al final siempre llega a una puerta cerrada que no logra abrir. "Cógito ergo sum". Bueno si pero ¿que más?
Esa puerta la rodea (pero no la abre) gracias a la imaginación, y puestos a imaginar inventa un absoluto. O varios, al fin y al cabo la imaginación es mas poderosa que la razón. Esos absolutos son "La Verdad". Pura justificación imaginaria de los hechos que se perciben.
Cinco sentidos, cinco, como los lobitos de una mano. Con ellos percibimos algo que llamamos realidad. Decía Marshal Mc Luhan que todos los medios son una prolongación de nuestros organos. La rueda del pie, la ropa de la piel, el libro de nuestra experiencia el telescopio de nuestros ojos, el chip de nuestro sistema nervioso... Todos ellos relacionados con nuestros sentidos. Y cuando esa relación cambia, el hombre cambia.
Le realidad es pues una percepción sesgada pues depende de la finura y punto de vista del sentido que la percibe y es cambiante. Y cuando la realidad cambia, la apariencia de verdad cambia. Pero la VERDAD ¿existe para el hombre? o solo es fruto de su percepción. Debemos preguntarnos ¿Qué es la Verdad? o ¿A que llamamos Verdad?
Cuando yo era niño fantaseaba. Iba con Diego Valor a pelearme con el Mekón de los Wiganes y estaba alternativamente enamorado de Beatriz Portolés y de Kira.
En mis siestas ( Obligación que me impuso mi madre y que acabé cogiéndole el gusto) me sumergía en un mundo luminoso en el que era un héroe o un premio Nobel. Pero al despertar volvía a mi yo mucho mas vulgar.
El pequeño Nicolás es como el héroe de mis siestas pero a lo bestia. Ha potenciado sus fantasías hasta lo patológico.
Seguro que si le hacen un escaner del cerebro, encontrarán algún desarrollo hormonal, una malformación de la amígdala o una hipertrofia del reptiliano, o que si le hacen análisis completos encontraran alteraciones hormonales.
No es un chico vulgar.
Lo que el afirma es profundo pero ilógico y solo da rasgos superficiales y datos de dominio público. Hay una contradicción semántica en su discurso que le define como un enfermo. Probablemente no este mintiendo y el mismo se lo crea.
Y voy a permitirme, faltaría mas, el toque antisistema: Nuestros gobernantes cuando hablan de concertinas, recortes, empleo, salarios, desahucios, corrupción, transparencia,etc presentan el mismo cuadro clínico que el pequeño Nicolás.
Nuestro viejo amigo Renato va perdiendo la memoria y es una pena. En Diego Valor la heroína era Beatriz Fontana y el capitán amigo de Diego Valor, enamorado de Kira se llamaba Miguel Portolés.
ResponderEliminarNo tiene importancia la confusión , pero esa es la Verdad.
Carlos se atreve con todo. No hace mucho con el pretexto de una película sobre Anna Harendt se atrevía con el Bien y el Mal. Ahora a raíz del pequeño Nicolás se atreve con la Verdad. Bravo por Carlos.
ResponderEliminarPero el Bien y el Mal son los extremos de un intervalo abierto de grises, lineal e individual. Los extremos solo existen para los maniqueos y son lo único que existe. Lo mismo pasa con la Verdad y la Mentira. Son pequeños estados de apreciación gris. Y no son universales, son personales en función de cientos de coordenadas y valores individuales. ¿Y la felicidad? En estos momentos radica en el consumo. Tres cosas hay en la vida, ¿Salud? A tragar con los recortes. ¿Trabajo? A tragar con los minijobs mal pagados. ¿Amor? A tragar con los programas basura tipo Telecinco.
Viva el Consumo. Viva el mercado regulado por los especuladores financieros.
La Verdad, el Bien y La Felicidad. ¿Estarán interrealcionados?
La verdad es buena, la mentira es mala.
Eso exige un poco más de profundización. ¿Cuál es la esencia del mal, más allá del cumplimiento de una norma arbitraria? Su vinculación con el daño y el dolor. El sufrimiento es malo.
Cuando una verdad produce daño y dolor gratuitos, ¿sigue siendo buena? ¿Es en determinados casos la mentira piadosa mejor que la verdad? ¿Es la ignorancia la que da la felicidad, tal y como la ausencia de camisa?
Bueno como dice Renato que lo juzgue Gödel si es que se atreve. Nosotros no.
Dice Renato “el manipulador de la razón inmisericorde” que el pequeño Nicolás es un enfermo. Ensoñación patológica con unos toques de Esquizofrénia paranoide es su no expresado diagnóstico.
Eso nos recuerda aquel cuento que se cuenta en la película Serpico. Trata de un Rey sabio y bondadoso (No es un Oximoron) que bebe agua de distinta fuente que el pueblo al que gobierna sabiamente. Un malvado emponzoña la fuente de la que bebe todo el pueblo llano y como resultas el pueblo descubre con tristeza que su buen Rey se ha vuelto loco. El sorprendente final es bastante generoso aunque de dudosa eficacia.
Por eso no hay que preocuparse. El mundo va por si mismo. Es inevitable. Las cosas pasan cuando se dan las circunstancias precisas.
Pero no estamos de acuerdo en que el gobierno sea como el pequeño Nicolás. Es éste el que es como nuestra sociedad. La fruta lógica y elaborada del árbol de la corrupción.
Pero hay muchísimos más. La directiva de casi todas ( alguna se salvará, digo yo) las Empresas y Partidos políticos están llenas de Ganapanes Cantamañanas y Correpasillos que medran presumiendo de lo que no tienen y haciendo la pelota a los Sátrapas. No son tan espectaculares, pero son mucho más peligrosos. Porque si consiguen poder.
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ResponderEliminarMe ha encantado
Gracias
Laura
Recibido por e.mail:
ResponderEliminarLe dicton Français:"L'habit ne fait pas le moine" me semble juste en ce qui concerne ton propos philosophique. Il n'en n'est pas moins vrai que la négligence et le manque d'un certain sense du décorum laisse aussi a désirer.Venant d'une famille aisée a l'origine,et artistique, a qui la guerre s'est chargée de réduire nos moyens financiers,je suis d'accord avec toi en ce qui concerne ton point de vue sur les apparences trompeuses; et pourtant voir comment nos jeunes non seulement semblent vouloir tous être habilles de la même façon, et se comporter négligemment de la même façon, semble être dénué non seulement d'imagination, mais ont perdu un sense du bien et du mal et des proportions qui permettent a un individu un vie seine et heureuses.
"Un abrazo",
Annik
Respetado Don Carlos :
ResponderEliminarEs algo que me deprime profundamente. No el que un hábil manipulador de la sociedad de consumo se aúpe a los primeros puestos de la fama. Nuestra España de Charanga y Pandereta está llena de ellos. Me deprime algo mucho más profundo. Que los convertimos en ejemplos a seguir.
Hace algunos años, un adolescente murciano mato con una Katana a sus padres y a un hermano limitado mientras dormían. Luego se fue al cine. En ningún momento dio muestras de arrepentimiento.
Enseguida nuestros más afamados medios de comunicación pugnaron por hacerle semblanzas y entrevistas. Según me dijeron (y en esto hablo por boca de otros) cobró aquel muchacho bastante dinerete por las exclusivas y según noticias de prensa, recibía bastantes cartas de muchachas reclamando su amistad y más que eso.
No sé si ya está en la calle disfrutando del dinero tan limpiamente ganado.
Por supuesto que no considero a Francisco Nicolás tan abyecto.
Pero los medios de comunicación, quizás cansados de tanto Pablo Iglesias o Isabel Pantoja, le están haciendo buena publicidad con la intención de aumentar el share. Derecho a la información dicen ellos.
Así que no es rentable únicamente para él. Además la mayoría de los comentarios están de alguna manera llenos de admiración.
Ignoro si este joven cobra por las entrevistas que ya le están haciendo, pero mucho me temo que esté consiguiendo rentabilizar muy bien sus supuestas acciones. Con ello está marcando una trayectoria a seguir para muchos imaginativos jóvenes.
Y es que el financiarismo ya ha llegado al mundo de las ideas. Si el intermediario financiero vende lo que no tiene y obtiene por ello un rendimiento económico, he aquí un intermediario de la corrupción. Vende favores y prevaricación inexistentes y la gente los compra. No sé por qué pero me recuerda el monólogo inicial de Crispín en “Los intereses creados”.
Y me repugna, me angustia y me deprime. Como sugiere nuestra compañera francesa, está creando moda a seguir. Con nuestra ayuda.
Y nos encogemos de hombros sonriendo benévolamente por la osadía. Es lo que me deprime.
Para Avispilla Solitaria
ResponderEliminarAl final de los comentarios sobre el articulo anterior, te puse este enlace para ti, por si te sirviese de orientación
http://ofertas-empleo.empleo.monster.es/Recepcionista-Ingl%C3%A9s-Alcobendas-trabajo-Madrid-Espa%C3%B1a-142787762.aspx?wt.mc_n=home&ch=ELPAIS&jobPosition=9
Respecto al Puequeño Nicolas, alias Frac, o al revés, habreis leido que la Fiscalia le ha interpuesto una querella por varios conceptos que se traducen en "decir mentiras" con daño a la imagen de instituciones públicas.
ResponderEliminarCon relación a Francisco Nicolás hay muchas cosas ocultas pero ciertas que nuestra ávida prensa, tan sensacionalista ella, no logra aclarar.
ResponderEliminarParece que el joven en cuestión estudió en un centro de alto rendimiento deportivo, sin embargo no es deportista. ¿Cómo pudo ser?
Parece ser que estaba matriculado una Universidad cara a la que iba en automovil con chófer. Solo aprobó cuatro asignaturas en tres años. No se debía dedicar mucho a los estudios.
Parece ser que se movía como pez en el agua por el ayuntamiento madrileño con mucha familiaridad con varios concejales.
Son actos y gastos que no cuadran con el hijo de una familia humilde como él afirma.
En todo caso el "affaire" Petit Nicolás si demuestra algunas cosas :
a) La indudable cutrez de nuestras instituciones y medios políticos.
b) La manipulación subterranea de determinados grupos de poder.
c) La frivolidad con que se pueden tomar determinadas decisiones de altura.
d) La desinformación a la que se somete al pueblo español.
Porque lo que parece evidente es que el pequeño Nicolasito (como le llama doña Esperanza Aguirra)no pudo construir su farsa el solito.
¿Quien le ayudó?¿De donde sacó los medios necesarios? ¿Cuál era el objetivo fina?
Porque no es un caso de megalomanía absurda, es una maniobra con algún objetivo desde luego mas largo que ha fallado.
País y paisanaje.