Ya Carlos Marx analizó el impacto
de la mecanización en el empleo, llegando a la conclusión de que, si bien en una
primera etapa la máquina reduce la mano de obra, al disminuir la mecanización
los costes de producción, eso permite reducir los precios del producto, lo que hace
que la demanda aumente y se abran nuevas fábricas que terminan por emplear un
mayor número de obreros que el que inicialmente estaba empleado antes de la
aparición de las máquinas. Recordad las citas de El Capital: "las maquinas
aumentan el numero de esclavos del trabajo" (Libro 1 secc IV cap XV ap 7)
o que la maquina "intensifica su sed de trabajo ajeno" (Libro 1 secc
IV cap XV ap 2).
El planteamiento sobre los
efectos de la mecanización se ve reproducido y aumentado al considerar la
automatización y la robótica. ¿Terminará el ser humano por no tener que
trabajar?
Una consideración es que parece
evidente que habrá tareas que dejarán de necesitar la intervención del ser
humano. Ocurrió en la primera crisis energética, cuando la escasez de madera
obligó a la apertura de las minas de carbón, eliminando el oficio de leñador y
cuando el trasporte mecanizado eliminó el oficio de carretero y el ferrocarril
elimino a los conductores de diligencias y a los jinetes del Pony Express.
Pero en compensación se abrieron puestos de trabajo en las minas de carbón, en
las fábricas de automóviles y ferrocarriles, en los talleres de reparación, en
la construcción de líneas ferroviarias y carreteras, en las fábricas de señales
de circulación, en la construcción de puentes, en la conducción de camiones y
trenes…El reto fue reconvertir la mano de obra entrenada para labores obsoletas
para realizar nuevas tareas. Como se reconvirtieron los arqueros en arcabuceros y
los fabricantes de herraduras en productores de neumáticos. El que no quiso
reconvertirse se murió en el paro.
Pero es previsible que pueda
llegar un momento en el que todo lo que quede por hacer a mano lo hagan las
máquinas, máquinas automatizadas y robotizadas. ¿A qué nos tendremos que
reconvertir? Evidentemente, si las máquinas van a hacer todo lo que se está
haciendo, habrá que hacer otra cosa y como el crecimiento económico crece con
la innovación, habrá que reconvertirse a realizar las tareas que el futuro
necesite y las máquinas no puedan hacer: A
innovar. Presiento que el hombre no fue creado ut operatur (para trabajar) sino ut innovatur (para innovar).
Los animales han de adaptarse al
medio pero el ser humano adapta el medio
a sus necesidades. Adaptar el medio es una labor creativa. Para cruzar un ancho
río, un animal necesitaría años de evolución biológica para adoptar un cuerpo
capaz de nadar y que, tras cruzar el río, deberá de seguir manteniendo durante siglos
de evolución antes de poder salir andando por la otra orilla, pero un hombre
puede inventar una canoa o construir un puente que, una vez utilizados, puede
abandonar. Mientras la humanidad tenga necesidades deberá inventarse el modo de
satisfacerlas.
Por último, podemos pensar que
las máquinas puedan llegar a pensar y ser creativas, dejándonos finalmente sin
nada que hacer, pero no es así. Hay dos formas de ser creativo: pensando sobre
lo que nadie ha pensado o pensando sobre lo que otros han pensado. Si las
máquinas llegasen a pensar, el ámbito de lo ya pensado crecería, dándonos mucho
sobre lo que pensar. Siempre quedará campo para la investigación y el
desarrollo. Como en mayo de 68, la imaginación al poder.
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