La banalización del mal, fundamento de la política urbanística madrileña
*Al comenzar su intervención del
domingo en la Asamblea Abierta del Ayuntamiento de Madrid, en su defensa del proyecto Metropólitan, denunció el
desahucio de 443 familias, ¿No le parece desproporcionado el término desahucio
en este caso?
-Según la RAE, desahuciar es quitar a alguien toda esperanza de lograr
sus deseos. Hay una segunda acepción en el uso del término que significa
desalojar, quitar a alguien la propiedad
o el uso de su vivienda. En este caso, no hay duda de que se trata de un desahucio
y de un desalojo. Sería lamentable que a una entidad que alardea de combatir
los desahucios se la recuerde como la causante del mayor desahucio de la
historia de la villa. Todo un crimen.
*Una palabra muy fuerte esa
-Crimen, según la RAE, es toda acción indebida o reprobable, ésta
lo es por inhumana. El titular podría ser El
crimen del Metropólitan, mas de 2.000 victimas.
*Habló de Hannah Arendt, ¿Que relación tiene con
este caso?
-Tras asistir como periodista al juicio de Eichmann
en Jerusalén, Hannah Arendt quedó sorprendida de que pudiesen haber personas
tan deshumanizadas que no eran conscientes del daño que causaban a otras
personas con sus decisiones, eran ciegos
al factor humano.
Algunos individuos actúan sin
reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. Son esclavos de evitar toda
responsabilidad.
Buscan coartadas para justificar sus acciones, como vimos en los juicios de
Nüremberg y Jerusalén: cumplía órdenes, obedecía la ley, seguía el
procedimiento, había disciplina de voto, había no se que cocheras...Ni las
órdenes recibidas, ni la ley, cuando son inhumanas, son excusas para actuar
produciendo un daño cierto a personas inocentes, por más que se cierren los
ojos a las consecuencias de esos actos, peor aún si se actúa contra la ley.
En el fondo, decía Arendt, quienes banalizan el mal son
unos cobardes y lo que más temen son las represalias de los suyos, pues les
puede llevar, según las circunstancias, a perder privilegios, el puesto de
trabajo o incluso la vida. Son escasos los actos heroicos, como los de Lourdes Méndez
Monasterio y sus compañeros, que están dispuestos a sacrificar su puesto e
incluso su carrera política, por asumir las responsabilidades de sus
decisiones, no acallar sus conciencias y defender sus principios.
*¿Qué tiene que ver esto con el Metropólitan?
-El Metropólitan es un caso complejo con muchas facetas, que se está tratando, tanto en la Comunidad
de Madrid como en el Ayuntamiento, bajo un prisma sesgado que considera
únicamente un aspecto: que hay que salvar las cocheras de Palacios. Pero,
siendo ese un factor relevante, hay otros aspectos a tener en cuenta mucho más
importantes para la ciudadanía, como son los aspectos jurídicos, políticos, económicos,
sociales y, sobre todos y por encima de todos ellos, los humanos, siendo estos
últimos los más ignorados en este caso. Hay unos derechos adquiridos y un
estado de derecho. La imagen de los políticos se está deteriorando por momentos
ante la opinión pública por éste y otros casos similares. Además de las
inversiones de los cooperativistas, habría que considerar los ingresos para el
Ayuntamiento de unos 4000.000€ anuales por IBI, el alivio para el pequeño
comercio de la zona de una demanda adicional de esas 2.000 personas. La
posibilidad de un gran parque, la posibilidad de numerosas dotaciones
municipales en la parcela que el ayuntamiento recibiría gratis. Rejuvenecer
un barrio envejecido, la mayoría de los
cooperativistas son parejas jóvenes, permitir que vuelvan los numerosos
cooperativistas emigrados que han invertido sus ahorros en la cooperativa para
regresar a su barrio, tenemos que recuperar ese capital humano que se nos ha
ido...
Las cocheras son elementos industriales, con una
función concreta que ya no existe. Como diría Ortega, se trata de un bien anacrónico y, por consiguiente, es un
bien inservible. Tiene un valor
histórico por haber sido diseñadas por Palacios y convendría que respetásemos
su memoria. Yo soy ingeniero industrial de la especialidad mecánica de
construcción, la universidad me ha formado para diseñar y construir fábricas,
centrales energéticas, naves industriales, polígonos industriales y, como
técnico, estoy a favor de que se conserve esa memoria. Pero no a costa de
paralizar un proyecto como el Metropólitan y menos a costa de cometer un crimen
con 2.000 víctimas. Mi propuesta es que se guarde una buena colección de
planos, una amplia colección de fotografías desde su inauguración por el rey e
incluso durante la construcción, alguna película, las memorias técnicas:
proyecto base y proyecto de construcción y, si acaso, una bonita maqueta. No se
trata del edificio de correos ¿Las ha visto usted? Yo, como vecino, no las
quisiera tener que sufrir en mi barrio. En las tres antologías de la obra de Palacios
que tengo, no aparecen, en ninguna de ellas. Incluirlas bajarían la nota media
de la obra del autor. Es una cuestión de elegancia, como diría también Ortega,
al elegir hay que seleccionar. Incluirlas sería una falta de elegancia con su
creador. Si Palacios, un hombre que dedicó su vida al desarrollo urbano de
Madrid, resucitase y viese que se había paralizado o mutilado un proyecto de la
categoría del Metropólitan, por sus cocheras, se volvía a morir. La historia es
para ser leída, pero previamente hay que escribirla. Hagamos historia
construyendo el futuro, desarrollando la ciudad.
Con planos y memoria de
calidades, siempre podríamos construir un duplicado de las cocheras en
cualquier lugar, que no se distinguiría del original. Los materiales son de lo
más corriente, no hay que ir al Congo a por ellos: hormigón, acero, ladrillos y
vidrio, disponibles en cualquier pueblo de España. Si alguien, con síndrome de
Diógenes, insiste en querer conservar los edificios originales, que los
trasladen. Ni se trata de Fallingwaters ni
de la Acrópolis ni de las casas colgantes de Cuenca, no se pierde nada si se
trasladan, ya se trasladó la Puerta de Hierro porque estorbaba donde estaba;
que se envíen a Egipto en agradecimiento por el Templo de Debod. Aunque,
posiblemente, al verlas, las tomen los egipcios como una represalia en vez de
por un regalo. Como dije en la Asamblea, no vamos a desplazar la fuente de
la diosa y llevarlas al centro de
Cibeles, pero dónde están no las podemos dejar, porque la prioridad son
las 443 familias que el arraigado espíritu de Eichmann en el urbanismo
madrileño intenta eliminar.
Según Twitter, Pablo Iglesias publicó un artículo en febrero de 2009 bajo el título El Lector y el Holocausto. Un diálogo con mi amigo Norman Radcliffe, en el que sostenía, entre otras cosas, que "el Holocausto fue, antes que nada, una decisión burocrática y administrativa".
ResponderEliminarPara el Delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, de Podemos, el desahucio y ruina de 443 familias también es una decisión burocrática