lunes, 26 de agosto de 2024
La práctica del dibujo y la búsqueda de la verdad
Tras publicar mi último libro, Estrategia Empresarial, me quedé sin tarea y,
buscando una actividad que me evitase sentirme “clase pasiva”, decidí aprender a
dibujar. Hace ahora dos meses, que inicié clases de dibujo con lápiz a través de
Internet. Me dedico a ver videos de You Tube en los que se dan recomendaciones
teóricas sobre cómo dibujar, se asesora sobre los instrumentos de dibujo a
utilizar e incluso se muestra como hacer algunos dibujos paso a paso. Se lo
recomiendo a quien tenga interés en el dibujo. Basta con entrar en You Tube y
preguntar: “¿Cómo se dibuja a lápiz un (nombre del objeto deseado) paso a
paso?”. Selecciono un ejercicio y lo copio. He descubierto la existencia de
herramientas para mi desconocidas hasta ahora pero de gran utilidad al dibujar,
como la goma de borrar deformable, el lápiz blanco, el lapicero de borrar de preciso o la hoja en blanco a
interponer entre la mano que apoyas al dibujar y el folio sobre el que dibujas,
para evitar engrasar lo dibujado con la mano. La experiencia ha sido
gratificante por encima de mis expectativas.
Analizando lo ocurrido, he sido
consciente de que al dibujar, centramos la atención en el modelo que copiamos y
en el dibujo que hacemos, es decir, la atención se concentra en el presente,
tanto en la observación de las líneas, formas, luces y sombras del modelo, como
en la actividad de la acción de dibujar, en lo que se está haciendo; es un ejercicio de
“mindfulness” integral, es decir, un ejercicio de concentración en el presente,
con los beneficios que ello reporta, principalmente, evitar que la mente divague
preocupándose por lo que pueda ocurrir en el futuro o atormentándose con
recuerdos negativos sobre hechos ya pasados.
El dibujo tiene la peculiaridad de
que el pasado, lo dibujado hasta ese momento, también está presente
permanentemente, y ¡se puede borrar y modificar!, corregir. Al corregir en el presente los errores del pasado, modificamos el futuro. Si estoy dibujando una cara y al personaje le dibujo tuerto, el dibujo0 quedará tuerto salvo que corrija el error y, al hacerlo, altero el futuro, dado que la cara ya no estará tuerta, dado que lo he corregido, siendo es producto muy diferente al que hubiese sido de no corregir el error. Roda acción presente altera el futuro.
El futuro potencial, el modelo, también está presente desde el inicio y en todo momento,
actualizado con la luz de cada instante. El proceso es relajante y gratificante.
Recomiendo probarlo. Comenté mis observaciones con uno de mis hijos y me contó
que había visto una entrevista con Mike Jordan, en la que le preguntaban que
¿cuál era la idea fundamental para tener éxito en el deporte? Contestando Mike
que “todo consistía en estar permanentemente presente a cada jugada. No se puede
estar pensando en el tiro anterior que fallé o pensando en que podría fallar el
siguiente, lo importante es concentrarse en ejecutar el tiro que estoy
realizando lo mejor que pueda, al margen del resultado.” Otra observación que me
ha llamado la atención es la dificultad de dibujar fielmente lo que vemos.
Dibujando un retrato de Brat Pitt, era incapaz de lograr un parecido aceptable
entre mi dibujo y el original. Finalmente, me di cuenta de que mientras yo
dibujaba unos ojos almendrados, mi modelo tiene los párpados en forma poligonal formada por tres
líneas rectas. Unos días después, vi un tutorial en el que se explicaba la
tendencia de los principiantes a dibujar los objetos como ellos creen que deben
ser y no como en realidad son, aconsejando el realizador del video que, para
corregir esa tendencia, se copiasen modelos invertidos, de manera que el copista
viese formas sin reconocer objetos. Es decir, si ves en el modelo unos ojos,
tiendes a dibujarlos como piensas que deben ser los ojos y no como los ves,
mientras que si lo que ves son trazos sin sentido, te es más fácil reproducir
esos trazos tal y como son.
Mi reflexión sobre el fenómeno me llevó a
generalizarlo filosóficamente, concluyendo que existe una tensión entre lo
observado y lo percibido, estando distorsionado lo percibido por las
preconcepciones que tenemos sobre la realidad, tendiendo nuestras opiniones a
deformar la información percibida e imponerse nuestra opinión sobre la verdad
que la realidad nos muestra. Ya nos advirtió Parménides que debemos buscar la verdad y
evitar el camino de la apariencia. Vivimos permanentemente engañados por nuestro
ego, que sistemáticamente trata de imponernos lo que él cree que debemos ver y
oír en detrimento de lo que en realidad vemos y oímos. El prejuicio nos esconde
la verdad. Lo vemos a diario en las interpretaciones de los acontecimientos
políticos, cada cual observa en ellos lo que sus inclinaciones políticas le
inducen a ver.
La búsqueda de la verdad, el esfuerzo por marginar la distorsión
del ego de la información recibida, debiera ser un ejercicio sistemático en toda
observación. No podremos dibujar bien en tanto no sepamos observar la realidad
de lo que queremos dibujar. El primer paso para formar un artista consiste en
enseñarle a ver como son las cosas realmente y ser críticos con las opiniones
que tendemos a formarnos en base a lo que vemos. Aconsejo al lector probar la
práctica del dibujo. El efecto de mindfulness que la práctica del dibujo implica
es sumamente gratificante y relajante, no sustituye la práctica de la meditación
pero la complementa y refuerza.
Nuestros errores al dibujar nos revelan nuestra
falta de objetividad sistemática y lo esquiva que es la verdad ante nuestra
falta de objetividad al interpretar la información que recibimos, ocultándose
tras las distorsiones de nuestros prejuicios. Y, quién sabe, tras unos días de
práctica, quizás descubras un gran artista dentro de ti, esperando dormido a
ser un dia despertado.
Etiquetas:
apariencia,
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