Desvelando a Podemos
El fenómeno Podemos está fundado sobre la frustración y
desencanto de la ciudadanía con el comportamiento de los partidos tradicionales
en los casos de corrupción, frente a la autoproclamada moralidad pública de los
dirigentes de Podemos, que estaba por probar, pero que poco a poco se va
clarificando.
Tras la publicación de las anómalas circunstancias de la beca
de Iñigo Errejón, ayer, 24 de enero de 2015, le estuve escuchando a Pablo
Iglesias defender en Antena 6 el comportamiento de su colaborador y socio Juan
Carlos Monedero. A lo largo del programa, Pablo Iglesias demostró ser un
prestidigitador dialéctico que agita un pañuelo de colores en una mano para
ocultar las cartas que esconde en la otra. Su principal forma de mentir es por
ocultación de la verdad, mientras distrae con temas que no tienen nada que ver
con el asunto de que se trate. Un hábil trilero del lenguaje, experto en
esconder la verdad tras los tres cubiletes de su opinión, la apariencia que
muestra y la información que da.
Lo fascinante fue como escamoteó la realidad y deformó los
hechos en la cara de varios profesionales de la información y ante una amplia
audiencia. Afirmó que Monedero ni mató a Kennedy, ni influyó en Isleño, el toro
que mató a Manolete; podría haber añadido que tampoco envenenó a Rasputín, ni
fue él quien animó a nuestra madre Eva a morder la manzana, ni quien construyó
el Coliseo, ni quien descubrió América, ni quien redactó la constitución de los
EE.UU. dejando claras las muchas limitaciones que, como cualquier otro ser
humano, tiene Monedero para hacer cosas memorables, pero lo que ocultó y no
dijo fue que Monedero defraudo a Hacienda y violó la ley de incompatibilidades.
Un hecho que no solo ocultó, sino que afirmó y defendió reiteradamente que nunca lo hizo. En
la defensa de su afirmación, recalcó, repitió, resaltó e insistió en que,
pudiendo no haber pagado nada a Hacienda si hubiese facturado su trabajo desde
un paraíso fiscal, no faltaba más, y en un acto de patriotismo y honradez fiscal, había ingresado
70.000 € en las arcas públicas, ocultando que, de haber facturado como lo que
era, un autónomo, tendría que haber pagado, al ser el importe superior a 53497
euros, el 43% de los 425.000 euros facturados, lo que supone tener que haber pagado, salvo las posibles deducciones, 182.750 euros en vez de los cacareados 70.000
euros ingresados en Hacienda. Adicionalmente, se afirmó que, si bien el trabajo se
realizó a lo largo de varios años, el dinero lo recibió en 2014, por lo que la
declaración y el pago fiscal se realizaron en ese ejercicio, ocultando que el artículo
11.1 dice que “Los ingresos y gastos derivados de las transacciones o hechos
económicos se imputarán al período impositivo en que se produzca su devengo,
con arreglo a la normativa contable, con independencia de la fecha de su pago o
de su cobro”
Ante la cuestión de que, al ser un empleado público, habría
incumplido la ley de incompatibilidades, Pablo Iglesias aclaró con rotundidad y reiteró
que por el artículo 19 de dicha ley,
“Quedan exceptuadas del régimen de incompatibilidades de la presente Ley
las actividades de producción y creación literaria, artística, científica y
técnica, así como las publicaciones derivadas de aquéllas”, ocultando que el
apartado f del artículo 19 de la Ley 53/1984, de 26 de diciembre, de
Incompatibilidades del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas,
lo que se dice es que quedan exentas de incompatibilidad:
f) La producción y creación literaria, artística, científica y
técnica, así como las publicaciones derivadas de aquéllas, siempre que no se originen como consecuencia de una relación de
empleo o de prestación de servicios.
También acusó a quienes han dicho que él mismo habría cobrado
de otros gobiernos, ocultando sus cobros recibidos del Régimen Chavista y del
Gobierno Iraní, que se sepan, por públicos y notorios.
A continuación censuró que el Banco Central Europeo no compre
deuda pública, ocultando, quizás por ignorancia, que el BCE ha decidido dedicar un billón de euros a la
financiación de deuda pública.
Me da la impresión que lo interesante del discurso de los
líderes de Podemos no es lo que dicen sino lo que ocultan. El problema de
Podemos no es, al menos de momento, de contabilidad B, sino de incontabilidad:
de lo que no cuentan y de lo que no contabilizan.