Lo posible encierra una amplia gama de contenidos que van desde lo concebible hasta lo realizado. Las dos primeras acepciones del término “posible” que presenta el diccionario de la Real Academia son: 1. Que pueda ser o suceder. 2. Que se pueda ejecutar. La idea que se tenga de lo posible determina los planes de acción de los individuos, constituyendo su condición de posibilidad, y la dinámica del ámbito de lo que se considera posible constituye la base innovadora de toda acción creativa.
Toda acción se encuentra restringida al marco de lo posible, o mejor dicho, queda excluida del ámbito de lo imposible; pero los planes de acción no se ven constreñidos a lo realmente posible, sino a lo que el individuo considera que es posible, por eso no todos los planes son factibles ni todo lo factible se acomete.
Como suele producirse una discrepancia entre las creencias y la realidad, el agente de la acción puede concebir planes que imagina realizables cuando no lo son; así como puede no prestar atención a opciones viables por considerar que no serían factibles.
Hemos de considerar tres tipos de imposibilidad fáctica:
La imposibilidad lógica.
La imposibilidad física
La imposibilidad coyuntural
Dentro de esta última debemos distinguir entre la imposibilidad tecnológica, que se da cuando desconocemos los procesos por los que se lograrían los fines deseados, y la imposibilidad logística por indisponibilidad de los medios, cuando, sabiendo lo que habría de hacerse, se carece de los medios necesarios para hacerlo.
La imposibilidad tecnológica es una forma de imposibilidad noseológica, por falta de conocimientos, la carencia de medios supone una imposibilidad práctica. La primera impide la acción por no saber cómo hacerlo, la segunda por no tener con qué hacerlo.
Hay una imposibilidad previa, debida a la indeterminación de la intención, que radica en no saber qué hacer o, sabiéndolo, carecer de la voluntad necesaria para hacerlo.
Tanto la imposibilidad logística como la tecnología constituyen clases de la imposibilidad coyuntural y pueden llegar a ser superadas con el debido tiempo y dedicación, si han lugar.
Lo posible en la filosofía
Pasemos a considerar algunas de las reflexiones que la historia de la filosofía nos ha dejado sobre lo posible.
Para Aristóteles, “posible es aquello que no es necesariamente falso” ... “algo es posible si al pasar al acto del cual se dice que este algo tiene la potencia, no resulta de ello ninguna imposibilidad”. El concepto de posibilidad estaría vinculado al de potencia, que es un concepto dinámico en cuanto determina la capacidad de cambio para pasar a otro estado que estaría latente en el estado actual. Así, la encina está en potencia en la bellota.
El concepto aristotélico de potencia como posibilidad indica aptitud, capacidad, poder. Se trata de algo ya puesto, como dispuesto y en-posición-para. Lo posible se instrumentaliza en lo disponible, se hace recurso y medio posibilitante.
Heredera de la tradición aristotélica, la escolástica definió lo posible como lo que puede ser que no es.
Muy distinta es la noción de Hobbes, para quién sólo lo real es posible. Espinosa dirá, invirtiendo esta línea de reflexión, que lo real es real en tanto ha sido posible.
Para Kant la posibilidad es un modo del juicio, siendo lo posible “lo que concuerda con las condiciones formales de la experiencia” . La posibilidad no estaría en las cosas, sino en nuestra mente.
Bergson, volviendo a Hobbes, fundamenta lo posible en lo real: “Hay muchos malentendidos, sobre todo la idea de que lo posible es menos que lo real, y que la posibilidad de las cosas precede a su existencia. De ser así, las cosas serían representables con anterioridad; podrían ser pensadas antes de ser realizadas. Pero la verdad es lo contrario... hay más y no menos, en la posibilidad que en su realidad. Pues lo posible no es sino lo real, con la adición de un acto del espíritu que lanza la imagen en el pasado una vez que ha sido producida.” ... “Juzgar que lo posible no presupone lo real es admitir que la realización añade algo a la mera posibilidad”... “ es lo real lo que se hace posible y no lo posible lo que se hace real” . Como consecuencia, no sería la posibilidad un estado previo al de la realidad ni lo real un resultado de lo posible; lo cual no es contradictorio con nuestra tesis de que lo posible corresponda a la ausencia de obstáculos insalvables para su realización. El contenido del concepto “posible” se vacía, de forma que lo significativo es la im-posibilidad, cuya referencia es el conjunto de restricciones que hacen inviable algo, al impedir su realización en un momento y circunstancias dados.
Posible es sinónimo de factible, lo cual no equivale a una preexistencia virtual ni se da, según Bergson, como atributo implícito ni como potencialidad en nada existente, ya que, añado, corresponde a una ausencia: la ausencia de restricciones e impedimentos. Toda realización requiere la concurrencia de un elevado número de causas y rara vez un proceso se reduce al desarrollo de una única potencia aislada.
La configuración de lo posible es una fase de la realización de algo no-im-posible, consistente en la identificación y acopio de causas (recursos) para su ejecución, junto con la eliminación de obstáculos.
Lo posible, por consiguiente, no se descubre, sino que se configura mediante una acción del entendimiento, para integrarse como ingrediente de la acción subsiguiente que lo realiza.
Como Husserl dijo, lo posible es un modo del ser que se da en una intuición particular .
Considerar lo posible como intuición contingente es considerar lo que puede ser y puede no ser, lo que no es implícitamente necesario, lo que necesita de una causa para ser y, de darse ésta, es posible que sea. La contingencia de lo posible lleva asociados los conceptos de probabilidad, eventualidad y riesgo. La necesidad de un agente causal en lo contingente da un matiz a lo posible de ser facultativo, aleatorio o casual. La casualidad, la fortuna y la suerte se implican así con lo posible, en su contingencia.
Lo posible contingente se encuentra delimitado tanto por lo necesario como por lo imposible. Debemos distinguir entre lo no posible y lo imposible. Mientras lo imposible es irremediablemente inviable (como es el caso en los imposibles lógicos y físicos), lo no posible podría hacerse posible si se eliminan las dificultades que impiden su realización (imposibles coyunturales).
Por ejemplo, cuando el Presidente Kennedy anunció al mundo su intención de enviar un hombre a la luna, viajar a la luna no era posible, pero, como se pudo demostrar más tarde con hechos, no era imposible .
Si en la potencia lo posible se hace medio, en lo lograble, lo posible se muestra como objetivo. Así como en la apariencia de lo sensible el intelecto percibe la característica de lo real, el ingenio intuye lo realizable entre lo imaginable.
Todos los imposibles coyunturales son meros no-posibles.
La posibilidad como génesis.
Si, como defiende Bergson, lo real no es fruto de lo posible, sino que lo posible es producto de una realización, la cuestión que se nos plantea, de cara a nuestra comprensión de la acción humana innovadora, es determinar la génesis de la posibilidad. Desde este punto de vista, el agente de toda acción se nos muestra capaz de su realización y, como tal, generador de la posibilidad de la realidad fruto de esa realización.
La posibilidad se genera en el proceso de la acción innovadora.
Para hacer posible un posible, se comienza con la intuición de su posibilidad.
Si la intuición de una posibilidad está al origen de toda acción innovadora, la génesis de acciones innovadoras consiste en ampliar lo posible: en la proliferación de intuiciones de nuevas posibilidades.
Tras disponer de la intuición o visión de una posibilidad, se requiere el acceso a los medios que permitan su realización. La disponibilidad de recursos delimita el ámbito de lo posible como restricción logística.
El líder creativo es el que descubre posibles que nadie vio antes. El que es capaz de movilizar recursos que no tiene. El que tiene la voluntad de realizar lo posible y lo realiza. El que sabe hacer realidad los sueños: innova. Su motivación está en la obra realizada, en el orgullo del logro, y su recompensa es el beneficio. El líder hace posible lo que parecía imposible.
Las tres características operativas del líder creativo son:
• Visión
• Movilización
• Realización
Visión de nuevas posibilidades, movilización de los recursos necesarios y realización de lo visualizado. Un líder creativo es, fundamentalmente, un emprendedor.
Lo posible en la acción empresarial
La visión.-Lo que impulsa el inicio de toda acción humana es un incremento del ámbito de lo posible, ya sea virtual (meramente intuido) o real (ya logrado). Una idea nueva abre nuevas posibilidades, como también las abre el disponer, p.e. de un material nuevo o de una nueva fuente de energía. La ocasión para acometer nuevas acciones creativas surgirá de la aparición de nuevas intuiciones (nuevas ideas) con renovadas posibilidades o de la disposición de más y mejores recursos (nuevos medios) que permitan posibilidades añadidas.
El profesor Kirzner , en su libro sobre “Como funcionan los mercados”, expone la tesis de que el empresario actúa para aprovechar las oportunidades de beneficio que descubre en el mercado.
La percepción de una posibilidad de beneficio no es sino un caso particular de intuición de una posibilidad de tantas: la de ganar dinero. El empresario, entendido por Kizner como persona que busca oportunidades de benéfico, no sería más que un tipo especial de emprendedor o persona que busca hacer realidad sus intuiciones de nuevas posibilidades. Si ambos disponen de un solar, el primero, pensará en cómo especular con él, el segundo en qué se podría construir sobre ese terreno. Los dos buscan hacer realidad una posibilidad: realizar una plusvalía o levantar un nuevo edificio. La motivación, para ambos, está en el orgullo del éxito ante el reto de lo posible, la diferencia está en que, para el primero, la medida del éxito la da el beneficio.
El beneficio es la recompensa por la acción creativa en cuanto generadora de nuevas posibilidades que, si bien es buscado por el empresario, es algo que le viene sobreañadido, como gratificación adicional, a las compensaciones del emprendedor, quien lo que busca y lo que le motiva es la labor creativa: generar nuevos posibles y realizarlos. La auténtica motivación es la realización, hacer realidad una nueva posibilidad, convertir en real un sueño. Como muestra de ello tenemos los estereotipos clásicos sobre los artistas bohemios, los poetas, los científicos, los filántropos y los filósofos, para quienes su acción está motivada por la búsqueda de nuevos posibles cuya realización y el orgullo por la obra realizada superan las satisfacciones (nada desdeñables) que les puedan proporcionar las recompensas monetarias.
La originalidad de la intuición creativa proporciona un valor adicional. Toda nueva oportunidad es consecuencia de una posibilidad no contemplada anteriormente, siendo la intuición de tal posibilidad una oportunidad de beneficio capaz de activar una nueva acción empresarial. El beneficio es un requisito empresarial, pero no debiera ser el objetivo de la acción creativa. Una cosa es el objetivo: la realización de un posible y otra las restricciones de la acción: obtener un determinado beneficio que permita retribuir la innovación y compensar los riesgos, entre otras. Recordemos que para Walras, tanto el beneficio como la pérdida son desequilibrios que el emprendedor ha de corregir
Los recursos se muestran como tales recursos en tanto se intuye una posibilidad potencial en ellos. Las cosas no son recursos en sí mismos, sólo son recursos para alguien y para algo. Unos mismos objetos pueden ser recursos diferentes para personas con diferentes propósitos y no ser ningún tipo de recurso para quien no intuye en ellos ninguna posibilidad o no abriga ningún propósito para el que pudieran serle de utilidad. Un mismo árbol será combustible para el leñador, fuente de sombra para el caminante, productor de frutos para el recolector y materia prima del ebanista. Una misma piedra, firmada por Picasso es una obra de arte y puesta en una honda es un arma.
La optimización de los recursos sólo tiene sentido desde los fines que se persigan, es decir, desde las posibilidades de realización que se tengan definidas como proyectos alternativos.
El emprendedor arriesga los recursos con los que cuenta y moviliza los que le faltan.
Lo característico del capitalismo es la posibilidad de hacer planes sin contar con los recursos.
El riesgo de la innovación
Al planificar los recursos, la intuición de lo posible se reformula como un proyecto. En el proyecto se articulan intencionalmente dos conjuntos concomitantes de posibles: uno de previsiones y otro de expectativas.
La acción humana se ve motivada por las expectativas, pero como toda expectativa es una posibilidad anticipada, las expectativas no siempre se cumplen, como tampoco las previsiones se realizan siempre; de manera que los efectos de la acción desbordan las intenciones, ocurriendo lo imprevisible, consiguiéndose logros superiores a los imaginados y fracasos contrarios a los objetivos perseguidos. Tanto Colón fracasó en su pretensión de alcanzar Catai como Napoleón en su intención de conquistar Rusia. El primero logró de su viaje unos resonantes frutos, imposibles de imaginar previamente, mientras el segundo cosechó una derrota contraria a sus bien calculadas expectativas.
Todo emprendedor vislumbra cada una de las posibilidades por él intuidas como algo que es no-imposible, deseable y realizable, estructurándolas en un plan de acción. Pero, al asumir el compromiso de la decisión de realizar el plan, se desconocen los obstáculos prácticos que se van a ir presentando a lo largo de un camino por hacer, por lo que toda decisión de realizar una posibilidad es una apuesta y supone un riesgo: el de no poder llevar la posibilidad a buen fin y perder los recursos comprometidos en el proyecto, me consta. También puede ocurrir que, en algún caso, se logre más de lo que inicialmente se pretendía, también doy fe de ésto.
Los resultados no intencionados pueden llegar a superar los que se obtendrían de la mejor de las planificaciones. Los grandes logros imprevisibles hacen del procedimiento intuición-realización, un potente mecanismo innovador y generador de progreso. Los frutos de la realización excederán los límites de nuestra capacidad de anticipación y pronóstico, salvo para acciones muy limitadas y experimentadas: los pronósticos de la ciencia empírica. Como dijo Solón , “el peligro es inherente a todo trabajo y acción, nadie conoce el final de lo que emprende”.
Toda acción humana se basa en conjeturas y, dada la incertidumbre implícita en cada conjetura, los efectos de la acción superan a toda posible previsión. El desarrollo científico y la creación artística son variantes del método intuición-realización. Como ya señalara Popper , la conjetura es la base del desarrollo científico. “El procedimiento actual de la ciencia opera con conjeturas”. Era de esperar, el pensamiento científico es un modo de acción humana y, como tal, está basada en posibilidades.
Tanto la incertidumbre como el riesgo han de verse, no sólo como elementos restrictivos, sino como componentes de la motivación para actuar. Si conociésemos con certidumbre los efectos de nuestras acciones, nos conformaríamos en muchas ocasiones con imaginarlos sin necesidad de actuar; en otros, la búsqueda de resultados gratificantes mediante pautas de acción que han demostrado empíricamente su eficacia, desarrollarán hábitos de comportamiento sistemático y rutinario, nada innovador. Por el contrario, la acción creativa es un estimulante salto hacia lo desconocido.
El innovador, como nuevo Prometeo, corre el riesgo de verse encadenado a su obra, mientras contempla como sus más entrañables recursos le son devorados por aves rapaces. El valor es un requisito del liderazgo.
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