Según el Diccionario de la Real
Academia, la felicidad es el estado de
ánimo que se complace en la posesión de un bien. Una segunda acepción
define a la felicidad como satisfacción,
gusto o contento.
Para Aristóteles, la felicidad la
debe conquistar el hombre mediante su acción personal (pragtón ágaton). Se trata de realizar acciones voluntarias
siguiendo los dictados de la prudencia en busca del justo medio, por lo que la
acción que lleva a la felicidad está relacionada con el ejercicio de la virtud.
Antes, Sócrates había dicho que el estado interior feliz era consecuencia del
ejercicio de la virtud (areté).
Para algunos romanos de la
antigüedad clásica, la felicidad era un estado interior del dichoso (felix) que vive en paz consigo mismo,
estado que consiste en la serenidad de ánimo (beatus). Dentro de esta línea, los escépticos consideraban que la
felicidad residía en la imperturbabilidad (ataráxia).
Para los cirenaicos la felicidad
consistía en el placer, planteamiento con el que estaban de acuerdo los epicúreos,
y no faltaron quienes creyeron que era feliz el afortunado, el poseedor de
bienes abundantes (olbios).
Personalmente considero que lo
que mejor define el sentimiento de felicidad es el sentido de plenitud, de satisfacción con lo que se es,
con lo que se hace y con lo que se tiene; de ahí que los ascetas y estoicos
recomienden reducir las aspiraciones de lo que se desea para facilitar el
alcance de la felicidad, centrándose en el ejercicio de la virtud. La felicidad
requiere, como condición, satisfacer las necesidades personales, por lo que
conocer nuestras necesidades reales nos marca pautas para alcanzar la felicidad.
Pirámide
de Maslow: jerarquía de necesidades
Dada la importancia de las
necesidades en el camino de la felicidad, al reflexionar sobre la felicidad
debemos tener en cuenta la pirámide de Mashlow, encontrando que la seguridad es
un requisito indesdeñable y que la autorrealización es una aspiración deseable
para alcanzar la plenitud; con la conveniencia, para poder ser felices, de contar
con afiliación y reconocimiento.
Todos aspiramos a la felicidad,
pero cada individuo tiene su propio concepto de lo que significa ser feliz para
él y, para lograrlo, necesita gestionar sus propias opciones, siendo múltiples
los caminos que pueden seguirse hacia la felicidad. Sin embargo, podemos
identificar un grupo de características sobre lo que representa la felicidad
para todos nosotros, conceptos que nos permiten elaborar un esquema teórico de
lo que determina el marco de la felicidad. Para empezar, dos parámetros afectan
la calidad y cantidad de alternativas que se nos ofrecen en cada momento para
perseguir la felicidad: el nivel de
autonomía que tenemos para gestionar nuestra vida y el factor temporal o perentoriedad de nuestras aspiraciones, siendo
diferente si personalmente primamos la
felicidad presente o preferimos la felicidad futura.
Para comprender los factores que
contribuyen a que nos sintamos felices, debemos diferenciar entre las
características del entorno que nos rodea y nuestra propia actividad.
El entorno nos acomoda y nos proporciona recursos para poder
actuar, pero también nos impone limitaciones. El entorno está determinado tanto
por el lugar en que nos encontremos como por el grupo de personas con las que
nos relacionemos. El bienestar depende de la comodidad del lugar y de su
acondicionamiento a nuestras necesidades, siendo la integración social función
de las personas con las que tratamos, de su acogida y de nuestra predisposición
hacia ellas, contribuyendo a la afiliación y mutuo reconocimiento el nivel que
tengamos de identificación con ellas; en definitiva, nuestra felicidad
dependerá, en gran parte, de los lazos afectivos que mantengamos con esas
personas con las que convivimos, ya sean familiares, amigos, compañeros de
trabajo o vecinos y, en menor medida, del lugar en que nos encontremos. Es más
importante con quién estamos que dónde nos encontramos. Dentro de la convivencia hay que destacar la
convivencia con nosotros mismos, aceptándonos como somos, lo que requiere
coherencia de vida. La felicidad tiene numerosos momentos especiales en la
intimidad de la soledad, difíciles de compartir, siendo tan importante para ser
feliz estar integrado en la sociedad como estar en armonía consigo mismo. El carácter
predominantemente solitario de algunas personas no implica que sean insolidarias,
como tampoco quienes son abiertamente sociables dejan de ser reflexivos.
El ser humano, lo dijo Aristóteles, es un animal social, y lo
es porque, no sólo necesitamos a los otros para nacer y sobrevivir, sino porque
tenemos necesidad de comunicar nuestros pensamientos y de compartir nuestras
vivencias con otras personas. La necesidad de comunicación crea el lenguaje y
justifica el éxito de las redes sociales, siendo la comunicación la que hace del
vivir, convivir.
Cada uno de nosotros
contribuiremos a que esa convivencia
sea grata o ingrata, fasta o nefasta; cada uno de nosotros formamos parte del
entorno de los demás, de la misma manera que ellos configuran nuestro entorno. El
ser humano es parte de una estructura social y su bienestar depende del
conjunto de esa estructura. Nadie, ninguno de nosotros podemos asegurarnos la
felicidad plena por nosotros mismos, pero todos, cada uno de nosotros podemos
contribuir a mejorar la felicidad del prójimo y no hay nadie tan prójimo como
el cercano. Ya que lo mismo que México es Méjico y Quijote es Quixote, prójimo es
lo mismo que próximo, no habiendo nadie tan próximo como un vecino. Un factor
importante de la felicidad en la buena convivencia con nuestros allegados.
La actividad desarrollada por nosotros en el entorno en el que nos
encontramos, especialmente si es adecuada a nuestras capacidades y aficiones, es
la principal fuente de satisfacción personal necesaria pera ser felices
mediante el nivel de autorrealización que logremos con esa actividad. Si
nuestra actividad nos satisface y, más aún, si nos proporciona éxito, se puede
llegar a ser feliz, incluso si el entorno es desagradable; como puede ocurrir
si trabajamos en una plataforma petrolera, en una mina, en el planeta Marte o
en un penal. Se puede estar incómodo y ser feliz.
Nuestra felicidad depende, por
tanto, fundamentalmente, de lo que hagamos y de con quién estemos. El objetivo de
la acción es desarrollarse, llegar a ser lo que cada cual puede ser y en
potencia es. La actividad y el desarrollo tienen un factor interno, biológico,
que nos permite configurar lo que somos mediante una actividad orgánica, endógena,
por la que nos desarrollamos como seres vivos. Tener un organismo completo y
sano como individuo de la especie a la que pertenecemos contribuye a hacernos
felices. No tener alas no es un trauma para un hombre, pero carecer de un brazo
es una deficiencia en el desarrollo biológico de nuestro ser esencial que nos
perturba. Por otra parte, está la actividad externa, por la que
alteramos el entorno y a nosotros mismos mediante lo que hacemos, reconfigurando
al mundo y formándonos a nosotros mismos; potenciando o desperdiciando nuestras
cualidades y nuestra capacidad al hacer lo que desearíamos hacer y podríamos
hacer. El fruto de nuestra acción tiene dos vertientes: La obra realizada, objetiva, que queda a disposición de todos y nuestro propio desarrollo personal,
fundamentalmente subjetivo. Ambos productos son acumulativos y el resultado depende
de lo que hagamos con nuestro tiempo a lo largo del tiempo.
El auto-desarrollo incluye un aspecto de “Bildung”, como diría Gadamer, de autoformación o educación que
incluye un proceso constructivo progresivo, que va transformando nuestra forma
de ser, a la par que mejora nuestro conocimiento del mundo y de nosotros mismos,
junto con un deseo de mejora como persona, lo cual implica una intención
rectificadora de los errores vitales y conceptuales que vamos descubriendo en
nosotros. La capacidad para recrearse
con lo que se hace está condicionada por la capacidad para disfrutar haciendo lo que se hace. El material con el cual podemos
realizar esa recreación, esa reconstrucción correctiva de nosotros mismos, es
la experiencia; pero es preciso saber utilizar ese material para lograrlo, es
decir, hay que aprender a aprender de la experiencia. Adicionalmente, toda
creación requiere de imaginación e innovación. Se trata de lograr un desarrollo
mental saludable y enriquecedor, creativo, en paralelo con el desarrollo de otros
aspectos de nuestro ser, biológicos, sociales, morales, estéticos, económicos,
culturales...cuyo fin es potenciar nuestra capacidad para disfrutar mejor de lo
que tenemos y hacer mejor lo que hagamos mejorando nuestros logros, tras
descubrir, desde la experiencia, nuevas formas de vivir y de hacer. Debemos
inventarnos una forma de vida en la que ser más felices, lo cual implica
inventarse un modo de ser lo que deseemos ser y ser capaces de serlo realmente,
evitando el conformismo. Las cosas podrían haber sido de otra manera y pueden
llegar a ser de otra manera. Para ser más felices, necesitamos creatividad para
reinventarnos. No nos sujetan más cadenas que las que nosotros mismos nos
impongamos.
La felicidad debe también aceptar los fallos. Asumir el fracaso que
a veces resulta como fruto de la acción. Si se puso el esfuerzo debido, los
tropiezos no debieran ser traumáticos. La capacidad para aceptar las
dificultades y contrariedades es también un componente de la felicidad. Duro,
pero necesario. La resignación debe basarse en reconocer que no todo está bajo
nuestro control y, como proclama el lema olímpico, lo importante es participar.
En el deporte unos ganan y otros pierden, pero todos juegan y lo divertido está
en jugar. Ganar es un estímulo adicional para seguir jugando con más ganas. Y
junto a la falta de control total, aceptar también nuestras propias
limitaciones personales y la frecuente carencia de todos los recursos adecuados
a los propósitos que pretendemos conseguir. Está en juego la autoestima.
Podría medirse la felicidad por
el inverso de la diferencia entre nuestro potencial y nuestro nivel de satisfacción
por lo logrado. El factor que más contribuye a la satisfacción es el logro, que
es el porcentaje de éxito respecto a lo que pretendíamos alcanzar en relación a
lo que hemos conseguido mediante nuestras acciones. El éxito y el
reconocimiento que la escala de Mashlow nos indica como necesarios, serán más fáciles
de conseguir si hacemos lo que nos gusta hacer y sabemos hacerlo bien. Si
estamos plenamente satisfechos con nuestra obra, podríamos alcanzar la
satisfacción personal y la felicidad con lo logrado, incluso si no se obtienen
ni el éxito ni el reconocimiento que cabrían esperarse de los demás. Tantos
libros no publicados, tantos proyectos no construidos, planes no realizados,
ideales no cumplidos, esfuerzos no recompensados.
Un hecho psicológico importante y
común es que la preocupación por las necesidades descritas en la pirámide de
Mashlow se desvanece cuando la atención la desplazamos fuera de uno mismo. La
obra de teatro Toc, toc ilustra como
los traumas personales desaparecen cuando se pone la preocupación y esfuerzo en
ayudar a los demás a resolver sus propios traumas. Toda madre se despreocupa de
sus dolencias ante la enfermedad de un hijo. Retirar la prioridad de la
atención y la preocupación de si mismo y ponerlas en intereses ajenos, es una
acción determinante y rápida para asegurar la felicidad, aunque sea de forma
transitoria
La entrega a una causa, una
labor, una tarea, a una persona o a todo un grupo, margina las propias preocupaciones
centradas en uno mismo, poniendo toda la importancia, atención y esfuerzo de
nuestro quehacer en el bien del otro. Por una causa que apasiona o por una
persona a la que se ama, se puede llegar a dar la vida.
La felicidad está en la entrega
El infeliz podrá expresar su
infelicidad diciendo: No tuve a nadie a
quien amar ni nada por lo que luchar.
El principal ingrediente de la
felicidad es hacer con satisfacción algo que contribuya a hacer más felices a otras
personas.
Por último, no hay que perder de
vista que cada persona es un mundo y sin parangón, teniendo cada cual su propia
visión sobre lo que le hace feliz. Kant decía: “Nadie tiene derecho a obligarme a ser feliz a su modo”.
Nota: El presente artículo fue redactado en base a una conversación sobre la
felicidad con mi hija Olga. Varias de las ideas expuestas en él son suyas.
No se.
ResponderEliminarYo hace mucho que no me siento feliz.
Debe ser culpa mía.
Pero es que cuando me asomo a esa ventana que da al mundo y se llama televisión solo veo y oigo cosas que me hacen desdichado.
Niños ahogados, gente hablando de que eso no debe pasar, pero se siguen ahogando niños. Y adultos.
Gente huyendo de la guerra agolpados en una frontera y esperando que un porcentaje de ellos se muera de frío este invierno.
Mafias quitando lo poco que tienen a familias atraídas como moscas al panel de rica miel que la propaganda exhibe y en la que muchos morirán presos de patas en el.
Niñas esclavas sexuales.
Y que quieres que te diga, me siento un poco culpable.
Y eso me hace ser infeliz.
Amarás al prójimo como a ti mismo. Así me lo enseñaron en el colegio.
Pero claro, prójimo y próximo son lo mismo, y esas fronteras, y esas guerras, y esas vallas, y esos prostíbulos están tan lejos.
Por eso me siento feliz, porque no soy feliz pero al menos no soy tan desdichado como alguno de mis prójimos.
La Felicidad, si, si, debe ser eso que tu dices.
Para mi la felicidad esta simple y llanamente en cómo te tomes las cosas. Es una DECISIÓN.
ResponderEliminarYo decido con voy a tomarme el principio del día, como voy a continuarlo y como lo voy a acabar.
Para mi en el camino y alcance de la felicidad sólo se interpone una cosa: El EGO. Siempre son luchas internas de tu EGO las que te perturban la paz y un estado de felicidad mantenido.
@Renato...tristeza no es lo mismo que infelicidad como alegría no es sinónimo de felicidad.
Yo pienso que a lo largo de nuestra vida hay momentos felices (más o menos largos) pero solo momentos, que no hay un estado permanente de felicidad. En estos momentos influyen, dos factores: LO QUE DESEAMOS Y LO QUE CONSEGUIMOS. Cuando consigo lo que deseo me siento feliz, o al menos no me siento desgraciado. Esta sociedad de consumo, en la que estamos, promueve el poseer...poseer...y poseer más y más cosas y nos engaña diciendo que ello nos hará felices pero no olvidemos que el hombre feliz no tenía camisa
ResponderEliminarEs cierto que el dinero no da la felicidad, pero la falta de dinero la quita. Una vez cubiertas las necesidades básicas la felicidad aparece cuando nos sentimos realizados, cuando hemos conseguido lo que nos proponíamos y eso depende no solo de nosotros, sino también del entorno, del momento en que nos ha tocado vivir. Como dijera Ortega "Yo soy yo y mi circunstancia"
EL DUENDE DE LA MEMORIA
ResponderEliminarQuiero contaros esto, antes de que, los duendes, lo borren de mi memoria. La cosa ocurrió el pasado verano. Regresaba a puerto después de una pequeña singladura, probando mi nuevo velero. La cálida luz del sol poniente, por babor, contrastaba con las luces de tierra que ya se comenzaban a divisar. Un viento suave del sur nos empujaba y, digo nos, porque iba acompañado de uno de mis mejores amigos: mi perro. Mi perro se llama Lord
Me encontraba distraído, disfrutando del atardecer cuando, Lord comenzó a ladrar y a recorrer el barco de una punta a la otra, “algo está pasando” pensé pues es un animal muy tranquilo y ha navegado docenas de veces. Por la borda de babor vi como un grupo de delfines se movían de forma inusual y volví a pensar lo mismo “algo está pasando”. Al cabo de un par de minutos descubrí lo que ocurría: una cría de delfín se encontraba atrapada en el interior de una gran red (de las que se desprenden de los pesqueros y quedan a la deriva) y se debatía inútilmente intentando salir. No lo dudé dos veces, después de haber arriado las velas y echado el ancla, me puse las aletas, las gafas, cogí mi cuchillo y me lancé por la borda.
Una vez en el agua, rasgué ampliamente la red con lo que, el pobre animal, recobró su libertad. Los demás delfines me dieron las gracias, saltando alegremente en torno al barco, y luego se alejaron
Recuperada la calma, en vez de dirigirme a puerto, decidí pasar la noche en alguna playa solitaria.
Una vez fondeado, me tiré al agua, llevando conmigo, en una bolsa impermeable, las llaves del barco, un paquete de tabaco y algo de dinero. ¡ Que agradable estaba el agua al atardecer ¡. Me senté en unas rocas y cuando estaba disfrutando de un silencio, que solo interrumpían las olas al llegar a la playa, oí ruido a mis espaldas…
Una voz me llamó por mi nombre. ¿Quién diablos podría ser que me conociese?. La voz provenía de un cercano arbolado de pinos, pero no pude distinguir a nadie, hasta que miré a lo alto. Sentado en una rama, pude ver a un pequeño personaje, vestido de alegres colores, que pronto descendió por el tronco y se acercó a mi
-Buenas tardes, no te alarmes. Permíteme que me presente, soy uno de los duendes que habitan este bosque. Aquí vivimos los duendes: el de los sueños, el de los buenos y los malos pensamientos… somos muchos. Yo soy el de la memoria. Nosotros controlamos lo que pasa por vuestras cabezas. Los humanos pensáis lo que nosotros queremos Yo soy el duende de la memoria,
nací en el norte de Europa, entre Suecia y Noruega y mi nombre es Hilsen (que significa “recuerdos” en Noruego)
ResponderEliminarPodéis imaginar cómo me encontraba yo. No entendía nada de lo que me estaba ocurriendo. Solo me había tomado un par de whiskys, lo que tampoco era como para estar “chispa”
Y el pequeño personaje prosiguió
-Hoy has hecho una buena acción al salvar al delfín y queremos recompensártelo. Tu, como todo el mundo, has vivido momentos buenos y momentos malos, a lo largo de su vida. Si lo deseas puedo borrar de tu memoria todo lo desagradable que te ha pasado y es más si en un futuro te ocurren cosas “malas” las olvidarás al momento
-De acuerdo contesté, ¡Hazlo!
Y entonces sentí una extraña sensación… solo recordaba las cosas buenas que me habían ocurrido: La primera novia que tuve,… lo bonita que era y lo enamorado estuve de ella ¡Y yo apenas era un crío!... pero luego me invadió una sensación triste… porque ahora no estaba conmigo
Luego recordé mis años de Facultad cuando practicaba atletismo (lanzamiento de peso) y cuando gané una medalla en las Olimpiadas Universitarias… pero este buen recuerdo se siguió también de una sensación triste… porque ahora, con muchos años encima, ya no tenía forma física de entonces.
Después mis pensamientos fueron pasando de unos momentos de mi vida a otros…todos acontecimientos felices y siempre me pasaba lo mismo… al final no me encontraba agusto porque aquellas cosas pertenecían al pasado y ahora no podía disfrutar de ellas
En los siguientes días, en que estuve pensando mucho, el resultado final era siempre el mismo: una sensación de frustración y de tristeza, porque las buenas cosas de mi pasado, fueran eso: PASADO y no PRESENTE.
Entonces tomé la decisión de volver a ver a Hilsen, y pedirle que cambiase el hechizo y que me dejase recordar solo los momentos malos…AQUELLO FUE MARAVILLOSO
Me acordé de lo que lo pasé durante mi carrera, temiendo suspender una asignatura, para la que no estaba bien preparado… pero al final aprobé, acabé mis estudios y alcancé mis metas profesionales
También de la angustia que sentí cuando, haciendo deporte me disloqué un codo y temí no poder ser cirujano … lo que no ocurrió
Me acordé del miedo que me invadió durante el nacimiento de mi hija y había problemas con el parto… pero todo quedó en un susto
Pensé en lo mal que lo pasé cuando temí por mi vida durante una seria hepatitis… pero luego se curó.
ResponderEliminarRecordé, igualmente, los malos días que pasé cuando cabía la posibilidad de que padeciese un cáncer… pero aquello quedó descartado y ahora estaba perfectamente
Y también los malos momentos que pasé creyendo que la mujer de mis sueños rompía conmigo… pero aquello, afortunadamente, no ocurrió
Sin duda resulta mucho mejor recordar las cosas malas, superadas, de nuestro pasado, que las buenas
MUCHAS GRACIAS… HILSEN
Cuando a uno le da el sol, hace sombra.
ResponderEliminarCuando uno se siente feliz es porque hace abstracción de las cosas que no le permiten serlo. Por eso es un estado de completitud. Porque nos hemos limitado. Si la felicidad es completa es que nos hemos reducido a un punto, un intervalo cerrado donde el extremo superior y el inferior es el mismo. Y la amplitud, un hodon, y la duración, un cronon.
La felicidad es un estado tan íntimo que no se puede salir de él. Es el agujero negro de los sentimientos.Por eso cuando se es feliz se es completamente estúpido, menos mal que dura poco.
Ahora bien, ese intervalo cerrado está incluido en un entorno mas o menos amplio que se llama Satisfacción. No se puede se feliz cuando se está insatisfecho. Pero ese intervalo abierto incluye algunos casos que la felicidad abstrae, aunque por ser abierto la frontera no forma parte de la satisfacción. Puedes estar satisfecho y no ser feliz, pero no puedes ser feliz estando insatisfecho. Así puedes crear una serie de cortaduras, Felicidad, satisfaccion, dicha, autoestima,etc todas ellas positivas pero no forman un recubrimiento y que tienen su reverso oscuro; Desgracia, carencia, pena, autodesprecio etc. Pero es muy importante constatar que no son complementarias. No creas que por que no tengo ilusiones soy un iluso.
Recuerdo Alberto que ya nos habías contado tu encuentro con el duende de los buenos recerdos, creo que por entonces yo te hablé de mi encuentro con el duende de la amistad que me dio las tres monedas que aun no he sabido gastar.
Y creo que sigo pensando como entonces que tu no has perdido los buenos recuerdos. Nos haces trampa. Recuerdas que al final aprobaste y eso es un buen recuerdo. También recuerdas que tu preciosa hija nació estupendamente y eso es un buen recuerdo, así que lo que Hilsen te hizo fue el regalo de una buena memoria. Si tras la tormenta viene la calma y tu recuerdas ambas cosas, como dice José Mota, las gallinas que entran por las que salen.
Un abrazo.
Querido Carlos,solo un pequeño apunte,
ResponderEliminardesde mi punto de vista, la Seguridad no es una necesidad que deba figurar en segundo lugar en la piramide. Para mi la Seguridad es una metanecesidad, es decir una necesidad de las necesidades. Necesitamos respirar y alimentarnos, es el nivel básico, pues es necesario tener la seguridad de poder respirar y alimentarnos. El ser humano buscara la seguridad dentro de ese nivel, independientemente de la consecución en otros niveles. Lo mismo pasa con las necesidades sociales por ejemplo, el ser humano tiene la necesidad de comunicarse. Bien pues se agrupara para tener la seguridad de cubrir esa necesidad. Y en la autoestima, buscara el pacto con el duende Hilsen amigo de Mateo, para estar seguro de valorarse a si mismo a la hora de emprender cualquier empresa. Por eso te digo que la seguridad es mas que una necesidad, es la madre de todas las necesidades.
La mayoría de las personas coincidimos en que el instinto de supervivencia debe estar impreso en los genes de todos los seres pues es el absolutamente dominante y que si se supera en forma de locura o heroísmo, se traslada a alguna otra institución vital como es Famlia o Patria.(La Patria se convierte en una necesidad vital mediante el adoctrinamiento)
En situaciones normales ese gen nos conduce al estado de máximo equilibrio para la vida, ese estado busca la "seguridad" de satisfacer todas nuestras necesidades.
Por eso en mi concepción de la pirámide, esta es interior a una campana de Gauss que no siempre responde a una distribución normal. Esa campana de Gauss determina la Seguridad.
Pura teoría.
Decía Grouncho Marx
ResponderEliminar..."LA FELICIDAD ESTÁ HECHA DE PEQUEÑAS COSAS: UN PEQUEÑO YATE, UNA PEQUEÑA MANSIÓN, UNA PEQUEÑA FORTUNA"
Y Palito Ortega dudaba si era "gracias al amor" o a la "chabocha chebecha".
ResponderEliminarCrónica de un día FELIZ. ( Sin ánimo de molestar)
ResponderEliminarRealmente es muy fácil sentirse feliz.
Bueno los que tienen el ombligo feo no lo tienen tan fácil.
Se levanta uno y dice, "Hoy voy a sentirme feliz, lo prometo"
Como es soltero y tiene trabajo, hasta el desayuno todo va bien. Controla felizmente ese leve estreñimiento, la peca nueva que le ha salido en el pecho y que tiene que coger el coche porque se le ha hecho tarde.
Es lunes y llueve en Madrid, pero el se siente feliz en el atasco. Pone la radio y oye:
"Hallados los cadáveres de los tres soldados en la cabina del helicóptero"
Por un momento se siente angustiado por las familias de los tres soldados, pero no está dispuesto a perder un átomo de felicidad, así que cambia de canal, y oye:
"Acnur no da abasto para alimentar a los emigrantes que huyen de la guerra en Siria. La situación es extrema"
Vaya, piensa, la radio no está dispuesta a dejarme ser feliz, son nefastas estas emisoras.
Al final pone RNE Clásica y se siente inmensamente feliz.
Cuando llega al trabajo hora y media tarde el jefe le mira con ojos de reprobación. Simplemente le dice " Llegas con retraso"
Él piensa científicamente: "Ese comentario es injusto y eso me hace infeliz, o es justo y eso me hace igualmente infeliz. Al final decide que es justo pero que él no tiene la culpa. Eso le devuelve la felicidad.
Claro que el domingo por la noche ya llovía y el lunes pasado le pasó lo mismo; podía haber madrugado mas, pero el debate sobre Cataluña no se lo podía perder y estuvo oyéndolo hasta las tantas.
El debate sobre la independencia de Cataluña, ¡Que feliz se sintió viéndolo¡ Era evidente que todos se esforzaban en entender el punto de vista del otro para llegar a un acuerdo. La democracia española al fin había madurado.
Se acordó de lo que decía un filósofo español "Yo soy yo y mis circunstancias", que mequivocado estaba, "yo soy yo y punto".
No sigo... Hay que estar muy endurecido mentalmente para poder sentirse feliz en esta situación. Poco a poco hay que ir borrando del pensamiento todas las cosas que te pueden hacer infeliz, abstraerse en lo bueno y si no lo hay proyectarlo con Esperanza y Fe pero eso solo lo consiguen algunos privilegiados, y esos ya son felices "per in saecula saecuilorum"
Como dice un mindundi como yo: ¿La Felicidad? Bah, Paparruchas.
Y es que soy muy egoísta, tengo un hijo de 37 años en paro desde hace tres años, es técnico de sonido pero ha tenido que emigrar y trabaja en Londres de Friegaplatos y su mujer licenciada en Filología Hispánica trabaja en Primark, tienen una niña de siete años, comparten un piso de dos habitaciones con un matrimonio con el que no se llevan demasiado bien y a pesar de los dos trabajos no llegan a fin de mes.
Me dicen, "No te preocupes Papá, como tu dices siempre, somos "relativamente" felices"
Y es que hay muchos que están peor que ellos.
Como dicen los afortunados de siempre " Es una cuestión de actitud".
Saludos cordiales.
En dos palabras: EMPA TÍA.
ResponderEliminarO en una sola.
Recibido por email:
ResponderEliminarDejando constancia de mi ignorancia en este tema, y en casi todos, te daré mi opinión sobre el tema de la felicidad.
De entrada creo imposible definir la felicidad, la prueba es que en siglos de pensamiento no hemos avanzado, y me parece lógico, también debo decirte que estoy bastante de acuerdo con Sócrates y no tanto con Aristóteles.
Si creo que se no puede definir la felicidad, pienso que es todavía más utópico buscarla.
El saber popular dice que la felicidad es pasajera, y tiene razón, pero yo diría que, desde el punto de vista temporal, la felicidad es infinitesimal, y que, afortunadamente puede reproducirse infinitamente.
La felicidad no se puede buscar, ni en la riqueza, ni en éxito ni tan siquiera en la entrega o él ejercicio de la virtud, pues algunos de quienes estén en estos casos siempre podrán juzgar que necesitan más para alcanzarla.
La felicidad es algo que algunos se encuentran en un momento determinado, su duración es infinitesimal pero la reconocemos, aunque no siempre, por ejemplo cuando decimos "... y que feliz fui cuando..." y además creo que su repetición solo se da en quienes ejercen permanentemente la virtud como dice Sócrates.
Espero no haber dicho muchas tonterías pero es lo que pienso
Un fuerte abrazo
Cayo
@Renato….. como dejes tu felicidad en manos de tus circunstancias… vas bueno.
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