domingo, 3 de diciembre de 2017

La inteligencia


Resumen
La inteligencia es la capacidad para interpretar signos y señales. Es auxiliada por la memoria y la razón para identificar y procesar la información recibida.

Antecedente: Estando de visita por Italia, recibí la invitación del Club de Filosofía de Meta Librería para reflexionar sobre la entidad de la inteligencia, tema de nuestra próxima reunión, por lo que decidí aprovechar el viaje para recopilar datos empíricos sobre la cuestión y observar comportamientos en busca de manifestaciones de inteligencia brillantes y de conductas muestra de una torpeza llamativa, procurando entender las causas de esas diferencias, a la vez que observaba mi propia forma de razonar ante cada circunstancia. Como turista, me di cuenta que el principal problema cotidiano del visitante en una ciudad desconocida era el saber orientarse, llamándome la atención tanto quienes su sentido de la orientación era excepcional como quienes eran incapaces de entender un plano ni de dar un paso sin preguntar a alguien o perderse. Otra fuente abundante de material de observación fueron las explicaciones de los guías en los museos y las preguntas de los turistas a esos guías, comprendiendo que sin conocer la Biblia y la mitología greco-romana no es posible entender el arte europeo. Como fruto de mis reiteradas observaciones, intuí la hipótesis de que la inteligencia era un proceso de descodificación de los signos que observábamos en la realidad en base a las referencias de que disponemos, con el fin de entender esa realidad, a fin de poder orientarnos en ella, conocer el entorno, muy especialmente las amenazas (cuidado que te atropellan) y las oportunidades (ahí hay un restaurante que parece bueno) y acertar en nuestras decisiones y acciones.  

Exposición: Tres son los temas sobre la inteligencia sobre los que me propongo indagar: la naturaleza de la inteligencia; si, como defendía Gardner, hay varias inteligencias o solo una, y si la inteligencia es innata y predeterminada o, por el contrario, se puede mejorar. Considero que la inteligencia es una función al servicio de la supervivencia del individuo mediante la ayuda que le proporciona la información en la toma de decisiones. Su objetivo es analizar la realidad en la que se encuentra el sujeto, facilitándole el reconocimiento, fundamental para la supervivencia, de amenazas y oportunidades, junto con la identificación, evaluación y comparación entre las diferentes opciones de acción, mediante la ponderación de las previsibles consecuencias de cada una de esas opciones. Elementos importantes para la supervivencia son un diagnóstico correcto de la situación, el reconocimiento de la capacidad real del propio individuo para actuar, especialmente el conocimiento de su propio estado físico y mental, el conocimiento de los recursos que tiene disponibles en el momento adecuado, la apreciación de las opciones que tiene en cada momento, la rapidez de resolución y la calidad de la decisión tomada. La inteligencia habrá de dar respuesta a todos ellos.

Como medio para conocer la realidad, la inteligencia ha de ser capaz de observar, reconocer e interpretar los signos y señales relevantes y característicos de cada situación. Dado que los seres humanos viven inversos en una cultura, como parte de los signos y señales que un ser humano percibe de su entorno, su inteligencia debe poder identificar y descifrar los códigos y símbolos concernientes a esa cultura en la que se encuentra, que no siempre ha de ser su cultura habitual ni aquella que mejor conoce.

La interpretación fundamental de las circunstancias que debe realizar la inteligencia en cada momento debe traducirse en una rápida evaluación que nos permita actuar con acierto y, prioritariamente, saber si procede huir, atacar o quedar indiferente, es decir, si se está ante una amenaza, una oportunidad, que incluya reconocer si tiene alguna utilidad para nuestros propósitos lo que tenemos al alcance, identificando el modo y posibilidades de utilizarlo o debemos rechazarlo y, alternativamente, saber si estamos en una situación indiferente en la que no hay necesidad de actuar. Lo siguiente a reconocer es la ubicación y la orientación en la que estamos, a fin de saber hacia dónde ir, por dónde y cómo. En un entorno seguro, las dos decisiones más frecuentes serán ¿qué poder hacer donde estamos con lo que se tiene y dispone o se puede conseguir? y ¿hacia dónde ir a partir de ahí? Como consecuencia, una tarea básica de la inteligencia es el reconocimiento de la utilidad de lo disponible y otra la orientación y reconocimiento del territorio en el que se está, lo que implica un conocimiento previo de nuestras necesidades y deseos.  Cuando la decisión sobre lo que conviene hacer no es inmediata y presenta algún tipo de contradicción, dificultad o problema, parece misión de la inteligencia buscar una solución en base a los datos de que dispone y puede obtener. Yo atribuyo esa tarea a la razón, ya que, aunque complementarias, son funciones diferentes, aunque sean realizadas por un mismo órgano biológico, son diferenciables por sus tareas y objetivos. Como analogía con el ordenador, y en congruencia con la terminología, Inter legere, leer en el interior, descifrar la informacion superficial dándole el sentido adecuado, limito el concepto de inteligencia ala función de entrada y salida de información. Por eso, cro qelas diferentes formas o clases de inteligencia que señalan los manuales de sicología: inteligencia emocional, inteligencia lógica, inteligencia matemática, memoria; solo la primera forma parte de la inteligencia, al interpretar y manifestar emociones, pero la inteligencia lógica y la matemática forman parte de la razón como auxiliar de la inteligencia y la memoria es memoria al servicio de la inteligencia. En el ordenador tenemos la unidad de proceso lógico-matemático y la memoria como auxiliares de las unidades de entrada y salida que constituyen la inteligencia en sentido estricto.

Un componente de la inteligencia es la atención. Hay personas con una atención predominantemente  muy concentrada y selectiva, otras con la atención más panorámicas y dispersas y otras distraídas que solo cuentan por sistema con la atención periférica que les advierte de las grandes señales. El equilibrio entre concentración y dispersión y la flexibilidad para adaptarse a cada circunstancia es importante para la inteligencia. Hay quien conduce tan concentrados en la carretera y los otros vehículos que no ven las señales de tráfico, semáforos incluidos. Hay quien concentrando su atención en sus reflexiones no oyen lo que se les dice. La capacidad de concentración junto con el adecuado nivel de alerta panorámica parece ser un valor añadido a la inteligencia. Enseñar es llamar la atención sobre algo. Los problemas de la inteligencia se deben a la dificultad de percibir información puesta de manifiesto al alcance del individuo o a dificultades para interpretarla por desconocimiento del código apropiado.

La inteligencia se complementa y potencia mediante la sabiduría que es el conocimiento de formas, símbolos y señales que facilita el reconocimiento e interpretación de aspectos y propiedades de la realidad cercana, incluido el estado del propio individuo. Llamaremos señales a todo tipo de signos, gestos, marcas, rasgos, huellas, síntomas, indicios, rastros, vestigios, caracteres, símbolos y todo tipo de indicaciones que, de manera natural o convencional, proporcionen información relevante sobre el yo y su circunstancia.

La inteligencia, debiendo interpretar correctamente la realidad que circunda al individuo, además de reconocer e interpretar las señales naturales, y dado que los seres humanos vivimos en un universo cultural, su misión incluye la correcta interpretación de las señales y símbolos de la cultura en la que se encuentra sumida y con la que convive. De ahí la importancia de la memoria como auxiliar de la inteligencia. Dada la multitud de datos que nos rodea, una función importante de la inteligencia es la selectividad, debiendo seleccionar información relevante para diagnosticar la situación, rechazando la irrelevante. La tarea de la inteligencia consiste en identificar que debe observar y observarlo, con el fin de desvelar su sentido o descifrar su significado, esencia del método científico: descubrir lo inteligible en lo sensible.

Las señales básicas a reconocer son las físicas y naturales, empezando por la naturaleza y topografía del territorio, posición del sol, fauna y flora del entorno, climatología...A medida que la civilización modifica el territorio, añade recursos a disposición de los usuarios y la tecnología proporciona nuevos medios, crece la complejidad del entorno, necesitando saber utilizar nuevos equipos y conocer y reconocer nuevos códigos y símbolos. Por ejemplo, para orientarse y desplazarse en una ciudad moderna no basta con reconocer dónde está el norte, sino que se hace preciso conocer el plano de la ciudad, las líneas de transportes públicos, el código de circulación local, la función, frecuencia y código de los semáforos y el significado de los gestos de los agentes de circulación, entender los rótulos de los comercios y mercancías, el nombre de las calles, la localización de los edificios más relevantes y el funcionamiento de los servicios públicos...

Como consecuencia y como he apuntado, la inteligencia precisa conocer tanto el lenguaje como los demás  códigos culturales con los que ha de convivir. Por consiguiente, la función básica de la inteligencia es semiótica y hermenéutica. Su actividad es una tarea de descodificación y desciframiento y su primer objetivo es comprender. Etimológicamente, inteligencia significa inter legere, es decir, leer dentro de las cosas en busca de significados y sentido. La inteligencia transforma los datos en información, lo percibido en concebido, cualificando y cuantificando la realidad y haciéndola objeto de conocimiento, con lo que el individuo se constituye en sujeto, disponiéndose para la acción responsable y es objeto de si mismo en la conciencia. Al ser el hombre un ser social, necesita comunicarse con los otros seres humanos con los que trata, por lo que la inteligencia debe también ayudar al individuo a cifrar sus pensamientos y utilizar señales, preferentemente lingüísticas pero no sólo, para expresarse y comunicarse y saber interpretar y hacer gestos llenos de simbolismo, como la señal de la cruz, ponerse manos arriba, alzar la mano o poner el puño en alto. La información elaborada por la inteligencia ha de ser procesada y evaluada, tareas que son función de la razón y del juicio, para las que la función lógica-matematica es una valiosa colaboradora.

La inteligencia descubre el sentido de las cosas mediante el código natural proporcionado por la concatenación causal función-estructura-forma-información-concepción-concepto que, articulando mediante la forma el materialismo hilomórfico  aristotélico con el idealismo platónico, permite acceder a la idea desde la realidad material. Los códigos artificiales son creados por la inteligencia al asignar formas a los conceptos abstractos, mediante signos, señales, figuras y relatos como representaciones de la idea. Así tenemos los alfabetos, la geometría, las matemáticas, la mitología, los ritos... No todas las formas significantes han de ser visuales, las órdenes del cornetín de mando o las voces del habla o el silbo canario son señales acústicas y los signos del código Braile o los nudos andinos son tactiles.

Como señaló Gardner, hay varias formas de inteligencia, tantas como códigos necesitemos manejar, en función de la naturaleza de los signos que es preciso interpretar y en función del tipo de problemas a resolver. Así hay una inteligencia emocional que interpreta los gestos y expresiones de las personas como manifestación de sus sentimientos y pensamientos; una inteligencia lingüística que nos ayuda a interpretar y utilizar los idiomas; una inteligencia estructural que permite identificar e interpretar como una unidad estructuras y composiciones; una inteligencia matemática que permite cuantificar lo observado mediante comparaciones y relaciones entre las mismas características en diferentes objetos; una inteligencia espacial para ayudar a conocer la ubicación y facilitar la orientación, que incluya tareas tales como la interpretación de mapas, reconocer escenarios, apreciar distancias, evaluar la topografía, localizar caminos, vias de agua y otros medios de trasporte; una inteligencia musical que permita reconocer, interpretar y producir sonidos e interpretar partituras con armonía, ritmo y melodía; una inteligencia cinestésica que permita reconocer, interpretar y reaccionar ante desequilibrios, desplazamientos y esfuerzos del propio cuerpo; una inteligencia intrapersonal que nos permita reconocer síntomas y señales que indiquen estados fisiológicos y emocionales en sí mismo o en otros, que requieran algún tipo de actuación específica, principalmente de descanso, hidratación, alimentación, refrigeración, evacuación y asistencia médica; una inteligencia sicológica que asociada a la anterior interprete los estados de ánimo; una inteligencia naturalista que nos ayude a interpretar los gestos y actitudes de los animales, reconocer sus rastros, conocer la flora, identificar características del territorio y paisaje, localizar agua y productos de la tierra, distinguir los comestibles de lo que no lo son, predecir y reconocer situaciones meteorológicas, fenómenos naturales excepcionales, como terremotos, incendios, erupciones, se trata de una inteligencia básica y pre-lingüística de subsistencia; una inteligencia cultural capaz de reconocer e interpretar los signos y símbolos de una determinada cultura, comenzando por los signos del alfabeto; una inteligencia selectiva que resalta y prioriza unos signos sobre otros, poniendo en primer plano de atención los más relevantes para la acción en cada momento; una inteligencia relacional que establece analogías y asociaciones entre distintas informaciones, si bien el término se suele utilizar para designar la habilidad de establecer relaciones sociales; una inteligencia creativa consistente en la capacidad para crear nuevos códigos o nuevos signos para un código conocido e imaginar nuevos usos de códigos y nuevas configuraciones de signos ya existentes, normalmente con un criterio funcional o estético; una inteligencia tecnológica capaz de interpretar como funciona un aparato, como montarlo o cómo repararlo; una inteligencia desencriptativa capaz de descifrar códigos desconocidos; una inteligencia contemplativa, no siempre de la lectura de los signos descifra la inteligencia un significado; con frecuencia, la representación que la inteligencia se hace de la realidad se limita a una sensación o una figura, quedándose en la superficialidad de la apariencia de la realidad sin descifrarla, como cuando contemplamos un paisaje, escuchamos una sinfonía o paladeamos un alimento. En la contemplación, la inteligencia no alcanza ni busca significados, observa el sentido inherente en la unidad de lo percibido. No se entretiene en los detalles, admirando el conjunto. Es una intelección sin código alguno que interpretar. En la contemplación no hay logos, solo cosmos.

En ocasiones, varios tipos de inteligencia cooperan en una actuación conjunta, por ejemplo la inteligencia cinestésica y la musical se coordinan en la danza y en la caza interactúan la inteligencia naturalista con la cinestésica y la espacial. Siempre hay una participación del conocimiento cultural en la selección, elaboración y utilización de herramientas y técnicas para la acción. Llegados a este punto, se plantea la duda de si se trata de diferentes inteligencias o son diferentes funciones de una única inteligencia.

Generalmente se considera a la razón parte de la inteligencia, y Gardner hablaba de una inteligencia lógico-matemática, pero realmente, el proceso de la información es posterior a su elaboración por la inteligencia a partir de lo observado, siendo su procesamiento tarea de la razón, por lo que considero que la razón es complementaria a la inteligencia y tiene una función lógica que permite procesar información, elaborar deducciones y resolver contradicciones y una función matemática que realiza cálculos cuantitativos. El juicio es otro complemento de la inteligencia en el que se identifican cuatro funciones: una función estética, condicionada por el gusto, capaz de apreciar la belleza e identificar la armonía en la disposición de los elementos junto con la que se da entre las formas, tonos y colores de los elementos integrantes de una composición; una función ética que distingue el bien del mal y lo justo de lo injusto en base a algún criterio discriminante; una función económica que evalúa costes y aprecia el valor de objetos y tareas, buscando economizar recursos; una función pragmática que busca obtener resultados. Como auxiliares de la inteligencia, razón y juicio tienden a ser considerados como partes de aquella, pero en sentido estricto le son complementarios e intermediarios para la acción. La inteligencia se reduce a percibir lo relevante e interpretar lo observado, es la capacidad de interpretar la realidad y darla sentido.

Como consecuencia de lo dicho, cada tipo de inteligencia puede mejorarse mediante un mejor conocimiento del código que utiliza y una mayor precisión en los significados atribuidos a los signos, junto con un aumento en la habilidad necesaria para el correcto manejo de los signos y símbolos que utiliza, mediante una acumulación de sabiduría lograda gracias a un mayor conocimiento y experiencia. Si analizamos los diferentes tests de inteligencia en uso, podemos comprobar que todos son ejercicios de semiología. Comparando con la informática, si la capacidad intelectual es el hard el cúmulo de conocimientos que integran la sabiduría es el soft, siendo necesarios ambos para una eficaz actividad intelectual.

La tecnología potencia la labor de la inteligencia mediante equipos de observación: telescopios, endoscopios, radares...que mejoran la capacidad de observación y amplia las posibilidades de acción mediante herramientas que multiplican la eficacia del esfuerzo, mejoran la precisión, aceleran los desplazamientos, aumentan el volumen de datos considerados y la velocidad de cálculo, o incluso posibilita la acción a distancia; lo que permite hablar de una inteligencia extendida capaz de utilizar recursos externos al cuerpo humano.


En la conferencia de prensa de esta tarde sobre la confirmación de la existencia de las ondas gravitacionales, se ha resaltado que lo más importante no ha sido detectar las ondas, sino que a partir de ese día (10 de enero 2016), la humanidad cuenta con un nuevo medio para observar el universo; a partir de hoy, la humanidad está en condiciones de poder descifrar un nuevo tipo de señales; a partir de hoy, la humanidad es más inteligente, más capaz de comprender la realidad del universo en el que vive y de descifrar sus misterios.

2 comentarios:

Carlos del Ama dijo...

Comentario recibido por email:

Buenos días Carlos.
He leído con mucho interés tu artículo sobre la inteligencia, que es muy atractivo y con abundantes citas filosóficas, lingüísticas e incluso bíblicas.
Pero como psicólogo me hubiera gustado una similar abundancia de referencia a psicólogos, como Cattell, Spearman, Binet, Raven, Wechsler, etc.
Escribir de algo es fantástico pero ayudar a medirlo es definitivo y en ello estamos los psicólogos.

Saludos


Víctor

Carlos del Ama dijo...


Gracias, Victor, por la sugerencia
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