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sábado, 17 de octubre de 2015

Lamarckismo




¿Cómo pueden heredarse las mutaciones adquiridas? Si consideramos el caso de que una célula de, por ejemplo, el hígado de un mamífero que ha recibido el impacto de un rayo cósmico alterándole un gen, ha sufrido una mutación positiva, beneficiosa para la salud de ese individuo y la de la especie, pensemos que inmuniza de la cirrosis; la posibilidad de que esa mutación accidental desplace a los genes alternativos y se extienda a todo el órgano en bajísima. Tendrá que competir con el resto de millones de células que integran el hígado. Pensemos que si una célula maligna tarda meses en llegar a constituir un pequeño tumor, una célula benigna que carece de reproducción acelerada tardaría muchísimo más en extender su mutación, pudiendo morir el individuo antes de que el órgano se beneficie del cambio.

Si nuestra célula privilegiada quiere tener éxito, deberá contar con un muy buen sistema de marketing y distribución, sin dejar su supervivencia a la lenta selección Darwiniana, para la que es una clara candidata al éxito.
                                              
Un mecanismo adecuado para garantizar el éxito de esta tarea lo tenemos en los virus. Un virus no es otra cosa que un vector genético. Lo que la célula mutada podría hacer, es duplicar la zona del ADN donde esta ubicado el gen mutado, etiquetarlo, encapsularlo y crear un virus. El virus seria el encargado de “infectar” todo el hígado con el nuevo gen.

Si la mutación es tan importante, no sería suficiente con que las células reproductoras sean también infectadas y mutadas, pues la expansión de la mutación a otros individuos de la especie se realizaría por el lento camino de la herencia y la selección natural. Armados con el vehiculo del virus, la mejor estrategia sería infectar a los individuos que se encuentren en la proximidad de mutado y buscar también otras vías de propagación: el aire, el agua, otras especies que actúen de portadoras…para extender el beneficio de la mutación.

Debiéramos considerar a los virus como constituyentes de una genosfera que nos rodea (utilizando la terminología de Teilhard de Chardin) y con la que interactuamos cediendo y tomando genes con otros individuos de la especie y especies afines. Evidentemente, un virus de otra especie tendrá que ser eliminado por el sistema inmunológico, de no hacerlo podría producir una enfermedad en el individuo infectado en lugar de proporcionarle una mutación deseable.

Hay tres experiencias sorprendentes que tuve de niño que ilustran la posibilidad del intercambio de genes por infección viral:

-En cierta ocasión me invitaron a una conferencia que daba un sacerdote jesuita de Pamplona que había estado 42 años en China. No recuerdo ni una palabra de lo que dijo sobre China, pero no puedo olvidar que su aspecto era totalmente chino: Piel amarilla, barba lacia, ojos oblicuos…

-Unos amigos de mis padres adoptaron una niña, con los años, se convirtió en un duplicado de su madre.

-Conocí una pareja de ancianos esposos que vivían en el pueblo de mis abuelos, nunca he visto dos personas tan parecidas sin ser hermanos gemelos.

La explicación que encuentro para los tres casos es la realidad de una genosfera vírica que se comparte, principalmente en la convivencia.

Otro posible mecanismo sería que el virus trasmisor no porte un nuevo gen, sino un potenciador (enhancer) que active o reprima un gen ya existente. En cualquier caso, tendríamos que una mutación accidental, contingente, daría origen a una secuencia causal, determinista, haciendo que una mutación aleatoria que origina un carácter adquirido, pasase a ser un gen hereditario .