Hace unas semanas, alguien de La Moncloa me comentaba que El Presidente Zapatero solo escuchaba a quien le decía lo que él quería oír, por lo que sus asesores más lúcidos habían dejado de decirle lo que ellos realmente pensaban. “La imagen del Presidente, me decía patéticamente, recuerda la de Hitler en el bunker, ajeno a la realidad, moviendo sobre un mapa divisiones que hacia tiempo habían dejado de existir”.
Parece que finalmente ha escuchado a alguien que le ha devuelto a la realidad, consiguiendo que salga del bunker. No importa de qué lado del Atlántico vinieron las voces redentoras, lo relevante es que parece que han sido escuchadas y han logrado que el enclaustrado presidente haya vuelto a poner los pies en el suelo de la cruda realidad.
Las medidas tomadas ayer, doce de mayo, son, por fin, pasos en la buena dirección. No han sido decisiones demagógicas, como nos tenia acostumbrados, han sido unas decisiones duras, pero acertadas y hay que apoyarlas por todos los que queremos avanzar hacia la salida de la crisis por penoso que resulte el camino.
Lo que no debiera hacer ahora el gobierno es dejarlo todo en esos primeros pasos, sin llegar hasta el final del recorrido. Con caracter de urgencia, quedaría pendiente:
-Seguir reduciendo los gastos públicos no productivos y eliminando la compra de votos con cargo a los fondos públicos.
-Hacer caja, privatizando todo lo posible: empresas públicas, rentables y deficitarias, tales como AENA, Paradores de Turismo, Correos, las participaciones en empresas en manos del SEPI, tales como: Red Eléctrica (20%), ENAGAS (5%), Enresa, Mercasa…edificios públicos…y hasta vender algún cuadro del Prado si ello nos salva de la bancarrota.
-Dedicar lo recaudado a amortizar deuda pública, logrando con ello reducir los intereses y contribuir a reducir los tipos de interés aplicados a la deuda española.
-Trazar un plan energético que nos libere de la factura energética exterior y abra la puerta a las centrales nucleares.
-Cambiar la legislación laboral facilitando la contratación y fomentando del empleo a largo plazo.
-Reestructurar el estado de las autonomías para reconstruir la unidad del mercado interior y reducir duplicación de funciones y gastos.
Además de las medidas económicas urgentes señaladas, habría que, de una vez por todas, legislar con contundencia contra la corrupción de los partidos políticos, reformando la ley de gastos de los partidos, limitándolos e incluso poniendo a un interventor del Estado en el control de los fondos, despolitizar la justicia, cambiar la ley electoral eliminando las listas cerradas y mejorando la proporcionalidad.
Esperemos que la salida del bunker permita despejar ideas trasnochadas al aire fresco de la realidad y avanzar por el buen camino hacia un futuro de esperanza.
Parece que finalmente ha escuchado a alguien que le ha devuelto a la realidad, consiguiendo que salga del bunker. No importa de qué lado del Atlántico vinieron las voces redentoras, lo relevante es que parece que han sido escuchadas y han logrado que el enclaustrado presidente haya vuelto a poner los pies en el suelo de la cruda realidad.
Las medidas tomadas ayer, doce de mayo, son, por fin, pasos en la buena dirección. No han sido decisiones demagógicas, como nos tenia acostumbrados, han sido unas decisiones duras, pero acertadas y hay que apoyarlas por todos los que queremos avanzar hacia la salida de la crisis por penoso que resulte el camino.
Lo que no debiera hacer ahora el gobierno es dejarlo todo en esos primeros pasos, sin llegar hasta el final del recorrido. Con caracter de urgencia, quedaría pendiente:
-Seguir reduciendo los gastos públicos no productivos y eliminando la compra de votos con cargo a los fondos públicos.
-Hacer caja, privatizando todo lo posible: empresas públicas, rentables y deficitarias, tales como AENA, Paradores de Turismo, Correos, las participaciones en empresas en manos del SEPI, tales como: Red Eléctrica (20%), ENAGAS (5%), Enresa, Mercasa…edificios públicos…y hasta vender algún cuadro del Prado si ello nos salva de la bancarrota.
-Dedicar lo recaudado a amortizar deuda pública, logrando con ello reducir los intereses y contribuir a reducir los tipos de interés aplicados a la deuda española.
-Trazar un plan energético que nos libere de la factura energética exterior y abra la puerta a las centrales nucleares.
-Cambiar la legislación laboral facilitando la contratación y fomentando del empleo a largo plazo.
-Reestructurar el estado de las autonomías para reconstruir la unidad del mercado interior y reducir duplicación de funciones y gastos.
Además de las medidas económicas urgentes señaladas, habría que, de una vez por todas, legislar con contundencia contra la corrupción de los partidos políticos, reformando la ley de gastos de los partidos, limitándolos e incluso poniendo a un interventor del Estado en el control de los fondos, despolitizar la justicia, cambiar la ley electoral eliminando las listas cerradas y mejorando la proporcionalidad.
Esperemos que la salida del bunker permita despejar ideas trasnochadas al aire fresco de la realidad y avanzar por el buen camino hacia un futuro de esperanza.
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