lunes, 18 de enero de 2016

Gestión del patrimonio urbanístico




Ignoro los motivos de la espantada del magnate chino Wang Jianlin, pero el largo proceso de negociación que ha precedido a su decisión parece indicar que podría haber sido causada por las dificultades que ponían las autoridades que rigen el Ayuntamiento de Madrid para abordar la remodelación del Edificio España. Si añadimos los retrasos y amenazas a otros proyectos, como el Metropólitan, Operación Chamartín o Mahou-Calderón, la situación resulta preocupante y me hace pensar sobre cuál es el sentido del concepto de patrimonio urbanístico y reflexionar sobre cuál debiera ser el criterio para valorarlo y gestionarlo.

Parto de considerar a la riqueza como una forma de energía, en tanto es una capacidad para modificar la realidad, un potencial para la acción. La riqueza inmobiliaria tiene tres atributos o calificaciones, pudiéndose distinguir entre: el valor de uso o funcional, el económico o de intercambio y el artístico-histórico o estético-nostálgico de un inmueble; lo cual complica su evaluación; aunque, para simplificar, el valor de uso puede considerarse incorporado en el económico. Un inmueble, tiene, por tanto, un valor económico, cuantitativo, que valora el mercado; más un valor artístico, cualitativo, para el que no tenemos una escala objetiva con la que medirlo. Cabría una valoración relativa que nos permitiese comparar un inmueble con otro y decidir cuál es artísticamente superior al otro. Si bien, al ser relativa, el resultado de la comparación dependerá del gusto y valores estéticos del evaluador, es una estimación subjetiva. La riqueza inmobiliaria, tanto económica como histórico-artística, se acumula como patrimonio de las ciudades. Una limitación física del patrimonio inmobiliario es el hecho de estar anclado al terreno, lo que supone una importante restricción para su sustitución, intercambio y renovación, que hay que aceptar. Como consecuencia, el valor estético y funcional de un edificio viene condicionado por su entorno, con el que debe estar en armonía, realzándolo y siendo realzado por él, además de ser complementarios en funciones y servicios. Todo edificio es un centro de actividad abierto a una red de desplazamientos, por lo que no sólo es importante su ubicación, sino también su orientación, por la captación de la luz solar para iluminar la actividad y por la importancia de la entrada al edificio, de por dónde se accede y desde dónde se accede; así como hacia dónde se mira, las vistas que tiene.

Los organismos vivos, suelen regular la adquisición y consumo de la energía que necesitan para vivir, contando con sistemas de acumulación que les permite gastar puntualmente excedentes de energía adquirida en tiempos anteriores. Cuando la disponibilidad de energía es escasa, su utilización está totalmente dedicada a cubrir necesidades en un régimen de supervivencia, solo en caso de acumular excedentes se puede derrochar energía en actividades superfluas e incluso ostentosas. En el caso de las ciudades, unos organismos vivos muy peculiares, también deben administrar su patrimonio inmobiliario en función de las necesidades a cubrir, sin renunciar a hacer uso de excedentes en acciones concretas, cuando se considere conveniente, generando actuaciones urbanísticas que exhiban la exuberancia de un momento histórico, debiendo velar las autoridades por la mejora permanente del patrimonio arquitectónico de la ciudad al fomentar el desarrollo urbano.

El anclaje del patrimonio inmobiliario al terreno fuerza, en ocasiones, a tener que elegir entre lo existente y lo que se propone realizar en un espacio concreto. En esos casos, se impone la necesidad de tener que comparar entre lo existente y lo proyectado, entre lo actual y lo potencial. Debiendo tenerse muy en cuenta la reflexión sobre si el balance energético de una operación es positivo, es decir, si el valor artístico y económico del nuevo inmueble supera al valor artístico y económico del anterior más la inversión económica necesaria para demoler el viejo y construir el nuevo. El tiempo es un componente del gasto, todo retraso y demora incrementan el coste económico de la renovación. El objetivo es optimizar el balance patrimonial de la ciudad. El criterio no puede estar basado únicamente en si lo que ahora tengo es bueno, sino en si la alternativa es mejor o peor que lo actual. En el caso de que lo que se tenga merezca ser salvado, a pesar de que lo propuesto lo mejore con creces, habrá que plantearse el desplazamiento de lo que ahora hay. Hay reliquias del pasado que se interponen en la ruta del progreso y no se pueden demoler por los valores que sean. No es la primera vez que eso pasa. Nos ocurrió con la Puerta de Hierro que impedía la construcción de la autopista de la Coruña, y se decidió desplazarla unos metros, en vez de paralizar el proyecto; nos ocurrió con los templos egipcios de Nubia, como los de Abu Simbel y de Debob, que paralizaban la construcción de la presa de Asuán, se trasladó Abu Simbel a donde las aguas no llegasen y nos trajimos a Madrid el templo de Debob como regalo del gobierno egipcio; el templo de Dendur se llevó al Metropolitan de Nueva York, el de Taffa al Rijksmuseum de Leiden, Países Bajos, y el de Ellesiya al Museo Egipcio de Turín, Italia;  pero no se paralizó la construcción de Asuán.

Por investigación operativa, sabemos que la optimación de una función está limitada por las restricciones que se impongan al sistema. Poner un exceso de restricciones es reducir las posibilidades de optimización. Da la impresión de que un posible problema de los proyectos urbanísticos fallidos en el municipio de Madrid se ha producido el verse constreñidos  los promotores por exigencias que impedían la viabilidad del proyecto, como resultado de imponerles las autoridades un balance muy negativo, gravado por plazos de demora indefinidos. Una de esas restricciones es la gestión del patrimonio urbano mediante criterios ideológicos. Como ya he citado en otro artículo de este blog, (bit.ly/1PiFYtt) Henri Lefebvre, el gran filósofo del espacio, dejó escrito que “los proyectos relativos al espacio, sean arquitectónicos, urbanísticos o de planificación, deben ser gestionados mediante el empleo político del saber, de un conocimiento en principio desinteresado, evitando caer en ideologías que tienden a confundirse con el conocimiento por aquellos que aceptan esta práctica” (La producción del espacio, IV.5). La ideología es la cristalización de un eslogan impermeable a la argumentación e ignorante de las restricciones y oportunidades de cada espacio, transforma la realidad en esquemas y la reflexión en dogmas, eliminando la consideración de toda información que se oponga a la ideología asumida. El Ayuntamiento de Madrid parece actuar bajo el principio inamovible de considerar que todo edificio tiene un valor estético irrenunciable que hay que salvaguardar; entendiendo por administración del patrimonio su mantenimiento, frente a toda oportunidad de mejora, por lo que priva a la ciudad de su renovación al dar prioridad a la conservación frente al desarrollo. Por ello, no se tiene en cuenta el principio de la destrucción creativa de Werner Sombart, analizada y popularizada por  Schumpeter, quien deja bien claro a lo largo de su obra que para construir hay que destruir, estando ese principio en la base de la actividad del emprendedor innovador. Y sabemos muy bien que sin innovación no hay crecimiento y sin crecimiento no hay empleo ni riqueza ni futuro. También Mijaíl Bakunin  sostenía que la  destructucción de lo viejo es la fuerza creadora de lo nuevo: "la pasión por la destrucción es una pasión creadora". En la práctica urbanística no se trata de destrucción, sino de regeneración. Houssmann demolió en París 170 iglesias y del orden de 55.000 viviendas, incluida la casa en la que él nació, para hacer los bulevares y la Gran Via madrileña se llevó 310 edificios por delante. En 1172, la expansión de la ciudad de Florencia desbordó las murallas romanas reduciéndolas a vestigios. Tenemos el ejemplo de la Baugrenelle en Paris y la historia de Troya, Susa o Leptis Magna, entre otras, con sus respectivas series de superposiciones de ciudades sobre los restos de las ciudades anteriores, son ejemplos paradigmáticos de la aplicación del principio de Schumpeter al urbanismo, con más acierto en unos casos que en otros. En Madrid, más bien parece que estemos en uno de esos casos en los que, como advertía Carlos Marx en los Grundrisse, "las fuerzas reaccionarias frenan el progreso potenciando el valor de los vestigios del pasado porque los tienen delante", mientras que "las virtualidades o potencialidades de lo proyectado solo adquieren todo su valor al desarrollarse".

El problema madrileño básico es no contar con un proyecto de ciudad que, respetando la identidad de la ciudad, villa y corte, defina objetivos globales para su crecimiento y desarrollo y, adicionalmente, en los proyectos concretos no parece que se haga un balance de patrimonio, no se compara lo proyectado con lo existente ni se plantean los beneficios de la renovación. Como consecuencia, se pierden oportunidades como la de contar en Madrid con el Museo de las artes, la arquitectura, el diseño y el urbanismo del arquitecto Emilio Ambasz, evitando la demolición del antiguo y deteriorado edificio de la UNED o nos quedamos empantanados con el viejo Edificio España, que por su fecha de construcción puede que sufra aluminosis, por conservar su carcasa. Un sarcófago vacío e inútil en clara amenaza de ruina. Por desgracia, ni siquiera contamos con un bosquejo del proyecto del edificio que podría haber sustituido al deteriorado Edificio España. Un arquitecto amigo me comentaba que mientras se habían demolido una joya arquitectónica de Miguel Fisac (la "pagoda" de laboratorios Jorba) y el mercado de Olavide para hacer una plaza fea; se pretenden salvar las cochambrosas cocheras de 4 caminos, o mantener la piel del edificio de la Plaza España, que a él le parece feo y sin ningún valor, y demolería sin contemplaciones para hacer otro que fuese más permeable a luz del oeste hacia esas calles a su espalda. Son todos esos casos muestras de carecer de un proyecto de ciudad y de no haber realizado un balance del Patrimonio Inmobiliario proyecto a proyecto. Hay obras que conviene conservar y otras a las que habrá que renunciar o desplazar, estudiando cada caso y cada alternativa dentro de un concepto global.



Ese tipo de actuaciones no solo priva a Madrid de edificios emblemáticos modernos, sino que lanza señales a los inversores internacionales y nacionales de que invertir en Madrid es entrar en territorio comanche, donde no se sabe cuales son las reglas de juego ni si serán respetadas. Como decía Lefebvre, a veces, el sustituir mentalmente el espacio social real por un espacio mental abstracto permite que "el poder de la burocracia esquive, con coartadas, reivindicaciones y propuestas", obligando a abortar proyectos de primera magnitud que engrandecerían a la ciudad.

En las declaraciones posteriores al portazo y fuga del inversor Wang Jianlin, dejándonos con la duda sobre que pasará con el proyecto Campamento o con los terrenos del Atlético de Madrid, los responsables del urbanismo municipal reiteraron la referencia al cumplimiento de la ley como razón para su inflexibilidad en las negociaciones sobre la mejor forma de regenerar el espacio ocupado por el Edificio España, pero en el caso del proyecto Metropólitan, la ley y el derecho parecen no contar, amenazándose a los propietarios del terreno con incumplir el APR 07-02 aprobado por la Comunidad de Madrid el 25 de julio de 2012 y expropiar a los cooperativistas que compraron el solar al Metro de Madrid en subasta pública con ese APR incorporado. Se proclama a bombo y platillo la defensa de los desahuciados por impago y se amenaza con desahuciar a 450 familias que han pagado sus viviendas. Recordemos que, según el diccionario de la RAE, desahuciar es quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea. La ley no se utiliza como herramienta de la justicia, sino como arma para potenciar la prepotencia de la Administración frente a los derechos de los ciudadanos, en manos de un ayuntamiento que actúa como prefectura. Una Administración que además de ser un poder ejecutivo tiene poder legislativo, no teniendo dificultad para alterar la ley cuando lo considera oportuno, no puede tomar a esa ley, que parece estar dispuesta a incumplir cuando le complace, como excusa de sus errores, sembrando la actividad inmobiliaria madrileña de incertidumbre e inseguridad jurídica. El problema es de mala gestión y falta de visión. El patrimonio urbanístico no puede administrarse por restricciones ideológicas, sino que debe gestionarse con criterios de mejora de ese patrimonio mediante operaciones que generen un balance de energía patrimonial positivo. La gran diferencia entre la concesión de los juegos olímpicos a Barcelona y, en mi opinión, la no concesión de los juegos a Madrid, se debe a que en el proyecto de Barcelona la política olvidó su ideología para seguir los consejos técnicos de los urbanistas y arquitectos y tenían un proyecto de ciudad. También yo dejaría mi ideología a un lado para dejar que el cirujano me opere como él crea debe hacerlo.

Los organismos vivos mueren de inanición cuando hacen una mala gestión de la energía de que disponen. Las ciudades también se van debilitando y deteriorando por mala gestión de su patrimonio urbanístico. Rechazar inversión foránea es espantar las posibles presas de primera, renunciar a una dieta nutritiva y altamente energética que asegure el desarrollo. Se habla del comerciante que se arruinó por no comprar, me temo que estemos llevando a la parálisis a Madrid por no demoler lo que conviene renovar.

Todo inmueble es medio para la ocupación y actividad de sus usuarios, es ground y background. Para atraerlos, ha de ser un medio atractivo al que quieran convertir en su medio. Además de la economía y el arte, en la ecuación del patrimonio urbanístico habría que dar cabida al capital humano, tener en consideración a los ocupantes de cada inmueble y la actividad que desarrollarán. Una de las funciones del proyecto Metropólitan es la de ofrecer la posibilidad de recuperar población emigrante joven y valiosa, al darles  la oportunidad de encontrar en su ciudad de origen la tipología de edificio que encuentran en el extranjero y en los que están acostumbrados a vivir.

jueves, 14 de enero de 2016

El universo como holograma






Analizando la hipótesis, aparecida en la prensa, no hace mucho, de que el universo es un holograma, la idea no resulta tan descabellada como a primera vista pudiese parecer. Se parte de considerar que el universo está constituido por información y que esa información está fraccionada en unidades discretas. La información localizada sobre una superficie esta constituida por pixels, y se puede transcribir a ceros y unos, siendo cada píxel más pequeño posible, o de máxima resolución alcanzable, la información contenida en una superficie de Plank. En tres dimensiones, la información espacial está fraccionada en voxels, que es la información contenida en volúmenes tridimensionales del tamaño, como mínimo, del volumen de Plank, que es el tamaño que produciría la máxima resolución espacial.

Los observadores estaríamos encerrados en esferas de información de las que somos su centro. Cuando de noche miramos al cielo, vemos la cúpula celestial como una superficie esférica que nos rodea poblada de estrellas. Como la esfera es una superficie, toda la información que observamos esta constituida por pixels, pero esos pixels son la proyección de toda la información tridimensional contenida en los voxels que están en el exterior de la esfera que contemplamos desde dentro de ella y, si mirásemos desde fuera de ella, veríamos los pixels correspondientes a la información que estaría contenida dentro de la superficie de la esfera, como ocurre al observar desde su exterior el horizonte de un agujero negro. Dado que la retina es una superficie, también la imagen que nos formamos en ella, a partir de lo que vemos, es plana. Según la teoría holográfica, la información que constituye la realidad tridimensional en la que vivimos, sería la proyección holográfica de la información contenida en la superficie de una esfera que rodearía el universo con toda la información holográfica original, luego el mundo en el que vivimos sería un holograma producto de la información plana original que lo proyecta en tres dimensiones, realmente sería en cuatro dimensiones, pues se proyectaría sobre el espacio-tiempo, es decir, imágenes tridimensionales que evolucionan.

La idea no es una conjetura caprichosa, sino que está fundada en la observación razonada de que toda la información contenida en esa singularidad que son los agujeros negros se encuentra codificada sobre la superficie del agujero, en torno al horizonte de sucesos.

Lo que el principio holográfico nos dice es que toda la información sobre lo contenido en un volumen dado se encuentra codificada en la superficie de ese volumen. La teoría holográfica confirma la hipótesis ya expuesta en este blog, de que el universo es un procesador de información al afirmar que, en resumen:

            -El universo está fundamentalmente constituido por información

            -La información se encuentra distribuida en voxels, confirmando la concepción    de un   universo contenido en un espacio-tiempo discreto, estructurado en        Holóns cuánticos, que serían los receptáculos físicos que contienen a los voxels             de información.

            -Los voxels son producto de la proyección sobre el espacio-tiempo de la   información original contenida en pixels superficiales, en los que se concentra              toda la             información plana necesaria para dar origen a la tridimensional             constituyente del universo.

La hipótesis de que el universo es la proyección holográfica de información contenida en algún tipo de "mente" inmaterial que la contiene está extendiéndose entre la comunidad científica.

Hay tres hechos probados que avalan esa hiótesis: que los hologramas existen, que toda descripción matemática en D dimensiones tiene un correlato matemático en D-1 dimensiones y la constatación de que el cerebro almacena la información que contiene en forma holográfica.

Lo primero es un hecho conocido, sabemos como producir y reproducir figuras holográficas y contamos con impresoras 3D que funcionan en base a información plana e incluso lineal, contenida en la memoria de un ordenador. Lo segundo no tiene ningún secreto, pues se demuestra matemáticamente la correspondencia entre las dos formulaciones, correlación que permite la resolución de problemas de gran dificultad en D que pueden ser más fácilmente resueltos en D-1 y el hecho de que la información contenida en un agujero negro se encuentra proyectada sobre la superficie de su horizonte de sucesos avala la biyección y analogía estructural entre los elementos de D con los de D-1. Lo tercero parece estar demostrado por una serie de experimentos médicos en pacientes cuyo cerebro es observado, ya sea mediante escaners, resonancias, encefalogramas o en operaciones con el cráneo abierto. Por ejemplo, la constatación que una intervención quirúrgica que amputa parte del cerebro no elimina la información que parecía estar localizada en la zona amputada aunque se dañe.

Las discrepancias de opinión se producen entre quienes consideran que toda la realidad es proyectada por una única mente, externa al universo, que proyecta un único holograma o si cada cerebro proyecta su propio holograma, creando cada individuo la realidad en la que vive. La prueba que aportan quienes soportan la segunda alternativa es la constatación en que las diferentes personas que observan un mismo hecho tienen diferentes versiones, siendo los cerebros los receptores y repetidores de la información holográfica. Esta hipótesis no es plausible, pues no habría universo antes de aparecer el hombre, pero puede tener algo de verdad sobre la posibilidad de los cerebros de intervenir en el proceso de transmisión holográfica.

Una tercera opción es que, siendo una única fuente trascendente la que proyecta toda la realidad, incluidos los cuerpos de cada uno de nosotros, cada cerebro va confeccionando un holograma personal mediante las experiencias que va acumulando en su vida, holograma que interfiere con las percepciones que el cerebro recibe, modulándolas. E, incluso, se podría conceder que cada cerebro pueda tener una cierta capacidad de proyección de sus contenidos. Lo que justificaría el efecto físico de determinadas creencias mentales, como la eficacia de los placebos o la visualización por otras personas de determinados fenómenos parasicológicos. El requisito para lograrlo sería la creencia. La fe mueve montañas.

Asumo que, como observadores, la información que manejamos sea holográfica, pero, de serlo, la proyección no se trataría de una mera imagen, dado que manipulamos la realidad. El bocadillo de jamón real cuyo holograma percibimos es lo que nos comemos y no parece que sea el holograma de una imagen virtual sin contenido, pues entra dentro de nuestra esfera de observación, formando parte de la realidad de la que, también nosotros, formamos parte, constituyendo una realidad que nos es palpable. La razón sería que no estamos contemplando un holograma evanescente, sino que formamos parte de un holograma materializado. La materia es información codificada en partículas materiales.

¿De qué sirve la información si no se procesa e interpreta?

La información es dinámica, reconfigurándose la información existente con la nueva información que se va aportando y la información disponible informa, al interpretarse, tanto sobre lo dado como sobre lo posible y realizable a partir de lo dado. Si combinamos el principio holográfico con la teoría general de la relatividad y la mecánica cuántica, podemos describir, paso a paso, el proceso de la generación cósmica.

Si partimos de un voxel de información, sabemos que la información que contiene el espacio es proporcional a la densidad de energía, por tanto, la cantidad de información es proporcional a la energía por unidad de volumen. Por el principio holográfico, sabemos que esa información se proyecta en píxels sobre la superficie que rodea al voxel o, recíprocamente, la información tridimensional es una proyección en los voxels de la contenida en los pixels periféricos. Como la energía es trabajo en potencia, la energía equivale a una fuerza por una longitud, luego si dividimos la energía contenida en un volumen, medida en unidades de fuerza por longitud, entre el volumen ocupado, tendríamos que la información de cada píxel se traduce en una fuerza por superficie. Es decir, una presión perpendicular a la superficie que lo rodea. Dicha tensión deformará la superficie afectada en proporción a la densidad de la información superficial en que se traduce la información contenida en su volumen.

La deformación de la superficie, la podemos medir por su métrica, es decir por los g sub mu, nu de los tensores métricos que aparecen a la izquierda de la educación de Einstein sobre la gravedad. Al modificarse ese tensor por la acción de la presión de los pixels, se altera el tensor de momento (T sub mu, nu) que aparece a la derecha de la ecuación de Einstein, lo cual hace, como el propio Einstein indica, que las partículas de energía en contacto con esa superficie se alteren y desplacen por la deformación del espacio-tiempo, a la vez que debieran crearse ondas gravitacionales, al transmitirse esas perturbaciones a otras regiones. Al desplazarse o excitarse esas partículas, se modifica el contenido energético de los Hodones (unidades espacio-temporales) en los que se ubican, con lo que se altera su contenido de información y con él el valor de los correspondientes voxels. Los nuevos conenidos de los voxels se proyectan en la superficie de los Hodones que ocupan, creando los correspondientes pixels, cerrando así el ciclo dinámico del proceso interactivo entre voxels y pixels, mediante las sucesivas deformaciones del espacio-tiempo y desplazamientos de la materia-energía.

El profesor Rafael Bousso, del Berkeley Lab, analizando el contenido de información en el universo, en base al conocimiento que se va obteniendo sobre los agujeros negros, fue el primero que llegó a la conclusión de que toda la información sobre la materia-energía contenida en un volumen dado del universo, está contenida, como venimos diciendo, en la superficie de dicho volumen. Adicionalmente, consideró que la cantidad de energía necesaria para codificar esa información aumenta con la resolución, es decir, que al disminuir el tamaño de cada bit de información, la densidad de energía es mayor; por lo que, por un lado, ha de haber un límite a la máxima densidad de materia-energía dentro de un volumen dado del universo y, por otro, al mínimo tamaño de los fragmentos que configuran el espacio-tiempo ha de tener un límite, ya que han de disponer de una superficie mínima que los rodee para contener la información sobre su contenido, con lo que el espacio-tiempo no puede ser continuo, ya que la energía necesaria para ello sería infinita. El que exista un máximo de densidad es lo que impide que los agujeros negros colapsen al tamaño de una canica, manteniendo un horizonte de sucesos, cuyo radio es proporcional a la masa contenida en el interior; cuando, en teoría, la fuerza de la gravedad, proporcional a la masa, debiera constreñir ese horizonte hasta su práctica anulación, dado que la fuerza gravitatoria aumentaría de darse una progresiva reducción de la distancia. No se puede colapsar porque la presión superficial sobre los pixels contrarresta la acción de la gravedad

Por muy coherente que resulte, ninguna teoría puede considerarse científica sin confirmación empírica. En enero de 2012, el equipo del detector de ondas gravitacionales GEO600 captó un sonido que no podían interpretar. El profesor Craig Hogan, de Betavia, Illinois, les informó de que había previsto ese fenómeno y calculado sus características. La señal captada sería el eco de la vibración cuántica de los límites de la realidad, donde el espacio tiempo se fragmenta en mínimos elementos discretos. Como consecuencia, el universo podría tratarse de un holograma. De ser así, los seres humanos no estaríamos observando un universo que es la imagen holográfica de una proyección tridimensional de una información bidimensional original, sino que seríamos parte de ese holograma cósmico, elaborado por la proyección de la información que lo constituye desde una superficie plana externa al universo y que lo rodearía. El problema, ahora, está en confirmar la existencia de las ondas gravitacionales.

La situación era análoga a la que se había producido décadas antes, cuando, tras idear Karl Janusky la posibilidad de utilizar las ondas de radio para observar el universo al margen de las señales luminosas, Arno Penzias y Bob Wilson construyeron la primera antena para captar señales de radio procedentes del espacio, detectando un persistente ruido de fondo que se captaba de todas las direcciones, apuntando la antena a donde se apuntase, se oía ese mismo ruido de fondo, que atribuyeron al guano de las palomas depositado sobre las paredes de la antena. Bernard Burke informó a Penzias, a quien conoció en un vuelo de avión, que George GamowRalph Alpher y Robert Hermann habían predicho el eco del Big Bang y estaban buscando la forma de detectar la radiación residual del origen del universo. Concluyendo que la antena de radio-ondas de Arno y Bob estaba captando los ecos del inicio del universo. Coincidiendo las medidas observadas por unos con lo previsto por los cálculos de los otros. Cuando se pudo afinar la resolución y detectar mínimas diferencias locales, se pudo elaborar la coloreada imagen de la radiación de fondo que hoy conocemos.


La noticia de ayer, 13 de enero de 2016, fue que el físico Lawrence M. Krauss anunció que en el interferómetro del observatorio LIGO Pasadena, California, USA habían detectado ondas gravitacionales.


La imagen optenida de las ondas gravitacionales, al ser realizada mediante la interferencia de dos rayos laser, es un holograma.

Algún día puede que veamos la imagen de la estructura y textura del espacio-tiempo o el eco de su fragmentación.

Ahora, la cuestión pendiente es la de dilucidar es si la información original que genera el universo se encuentra en una enorme superficie periférica que rodea el universo, cuyo origen y causa habría que investigar, o en un punto central, trascendente al universo espacio-temporal, que sería adimensional y eterno.



https://www.youtube.com/watch?v=GHgi6E1ECgo

http://www.sciencemag.org/news/2015/03/video-take-whirl-above-massive-ligo-gravitational-wave-detector



martes, 5 de enero de 2016

Computación Cognitiva



La computación cognitiva pretende acercar la forma que tienen las máquinas de procesar información al pensamiento humano y facilitar la comunicación entre hombres y máquinas mediante un lenguaje coloquial oral. Varias de las herramientas necesarias para ello ya están disponibles y se espera que a lo largo de 2016 sean numerosas las aplicaciones en este campo.

Entre las áreas que ya se han desarrollado y se están perfeccionando, destacan:

-La comunicación mediante lenguajes naturales utilizando sistemas de Proceso de Lenguajes Naturales (NLP). Son sistemas que, además de realizar un reconocimiento de voz y traducir un texto a elementos significativos procesables por ordenador, ayudan a interpretar una orden o una pregunta en el contexto en el que se encuentra la máquina que lo recibe. Para ello, el mensaje oral se procesa en combinación con las señales recibidas de otros sensores que detecten datos del entorno o sobre el estado y funcionamiento de la máquina, poniéndolos en relación con situaciones históricas en que se tomaron decisiones en circunstancias análogas o protocolos de respuesta previstos por el programa.

-Análisis de señales visuales. Sistemas que permitan interpretar imágenes y reconocer patrones, permitiendo reconocer situaciones que, por ejemplo, puedan suponer algún tipo de alarma o representen una necesidad de que la máquina actúe de determinada manera.

-Procesos de aprendizaje. sistemas que permitan clasificar datos y ponerlos en correlación con información anterior que pueda sugerir emprender una acción concreta ante un determinado patrón de actividades o de actualizar patrones o rutinas preestablecidas o corregir estadísticas, así como poder distinguir situaciones atípicas de otras estándar.

-La computación cognitiva se verá integrada y potenciada por el Internet de las cosas, de manera que le podrás decir al coche: "Enciende la calefación de casa" y el coche se conectará con el sistema de calefación del domiciío para trasmitir la orden.

El sistema de interpretación de lenguajes naturales de IBM Bluemix tiene la siguiente arquitectura:

-Grabación de una frase.

-Transformación del sonido en una secuencia de señales identificables mediante un proceso inteligente que reconozca tanto las palabras como las reglas gramaticales, con capacidad de aprender actualizando sus conocimientos con la experiencia, y sea capaz de generar una trascripción adecuada y procesable por la maquina.

-Identificación de palabras clave clasificándolas por categorías: interlocutor, tiempo, lugar, situación, petición...relacionándolas con los datos de los sensores de situación y estado propios de la máquina y del entorno.

-Consulta a la base de datos temática en función de las diferentes palabras clave y los datos recogidos, para procesar los datos elaborados mediante una función cognitiva que interprete la intención de la consulta o de la orden recibidas.

-Elaboración de una respuesta acorde con la intención supuesta, que puede ser una respuesta acústica en un lenguaje inteligible generada por un sintetizador de voz o una acción de la máquina, incluido el mandar instrucciones a otra máquina, o solicitar aclaraciones o instrucciones complementarias a las ya recibidas.