miércoles, 30 de diciembre de 2015

Procesadores fotónicos






El procesador fotónico fue previsto hace treinta años, en el libro El desafío informático, (ISBN 84-205-1128-5). Consiste en unidades de cálculo lógico que, en lugar de utilizar la electricidad, utilizan la luz, con lo que, al sustituir los electrones por fotones, son más rápidos, compactos, eficientes energéticamente y, muy importante, no se calientan, evitando la necesidad tanto de líquidos refrigerantes como de molestos ventiladores. El corazón del sistema son los elementos ópticos biestables. Son elementos que pueden ser tanto transparentes a la luz como opacos, en función de que reciban o no una excitación determinada, con lo cual actúan como los antiguos triodos, las viejas válvulas con rejilla, o los transistores. El hecho de dejar pasar la luz se interpreta como un 1 y el no dejarla parar se asocia a un 0, con lo que podemos configurar diferentes puertas lógicas fotónicas mediante la combinación apropiada de elementos ópticos biestables.

Si con los procesadores electrónicos estábamos ya hablando de Gigas (10 a la 9), con los fotónicos se pasaría inmediatamente a Teras (10 a la 12), de manera que los procesadores fotónicos, al manejar más y más rápido información, permiten resolver eficientemente problemas más complejos. Los cristales fotónicos se podrían llegar a reducir al orden de la longitud de onda de la luz que procesen, mientras los chips electrónicos están llegando al límite físico de su posible compactación. Se espera lograr con la fotónica una densidad de 300 Gbps por milímetro cuadrado, lo que supone del orden de 50 veces más que los microprocesadores electrónicos.

En septiembre de 2006,  la empresa Intel, junto con la Universidad de California en Santa Bárbara, dieron a conocer el primer láser de fosfuro de indio gracias al cual, se podrían llegar a fabricar chips fotónicos. El Hybrid Silicon Laser (láser de silicio híbrido de silicio y fosfuro de indio), así como moduladores ópticos de alta velocidad y fotodetectores, anunciados en 2007 abren la tecnología HSL a la transmisión fotónica económica de datos a cortas y largas distancias. La computación fotónica aprovecha la dualidad partícula-onda de la luz, de manera que puede ser transmitida como ondas y procesada como partículas.

Ya en abril de 1977, General Telephone and Electronics había enviado la primera transmisión telefónica mediante luz confinada a través de fibra óptica y, otro invento relevante para la transmisión de señales ópticas a larga distancia fue el amplificador óptico inventado por David N. Payne, de la Univedrsidad de Southampton, y por Emmanuel Desurvire de los Laboratorios Bell. La fuente de las señales ópticas pueden ser un láser o una lámpara LED. La combinación de láseres y fibras ópticas permite sustituir las conexiones eléctricas de cobre por conexiones fotónicas en los circuitos de las computadoras. Las interferencias electromagnéticas entre los circuitos de cobre imponen limitaciones, principalmente de longitud y proximidad entre ellos, que las conexiones fotónicas no tienen. En la Integrated Photonics Research Conference, en Monterey, California, Justin Rattner, director de Intel Labs, mostró el Silicon Photonics Link (Enlace Fotónico de Silicio), lo que permitía construir placas de circuitos fotónicos integrados para computadores en las que se prescindía de los cables de cobre. Tambien se cuenta con multiplexores fotónicos, que integran varias señales en una única señal. El camino al ordenador fotónico estaba abierto.

Recientemente, el profesor Vladimir Stojanovic de la Universidad de Colorado ha anunciado el primer microprocesador fotónico (procesador que utiliza la luz) que se comunica con los circuitos electrónicos convencionales. Las transmisiones fotónicas tienen lugar en un solo chip, que también integra la electrónica tradicional. La combinación de fotones y electrones tiene que superar el gran problema de que los electrones absorben fotones. Recordemos que un electrón puede absorber un fotón y convertirse en un electrón de mayor energía y que los fotones son las partículas de intercambio entre electrones que producen el campo electro-magnético. La manera de asegurar la limpieza de la señales fotónicas de electrones libres consiste en intercalar un campo eléctrico que elimine los electrones a la salida de la fuente de fotones. La conversión de fotones en electrones es conocida desde el descubrimiento del fenómeno fotoeléctrico y la generación de fotones por medio de la electricidad está totalmente disponible mediante láseres y lámparas LED. Esa convertibilidad permite ensamblar elementos fotónicos con electrónicos ya existentes y disponibles comercialmente. No pasará mucho tiempo antes de que tengamos ordenadores fotónicos comerciales. La disponibilidad de procesadores y transmisores fotónicos será un importane auxiliar en la creación de procesadores cuánticos que utilicen técnicas de entrelazamiento fotónico.

                           Circuito fotónico-electrónico
         Crédito: Glenn J. Asakawa, Universidad de Colorado

La aparición de los procesadores fotónicos hace que, a fecha de hoy, todas las previsiones anunciadas en El desafío informático en 1975 se han hecho realidad.



sábado, 26 de diciembre de 2015

Reflexión sobre la Estética




Pasado, presente y futuro del arte

El criterio clásico de belleza era la proporción de las formas, cumplir con el canon, adecuar las dimensiones de la obra de arte a las proporciones humanas. Buscar la armonía y respetar simetrías. Para los románticos, la belleza era la representación finita de lo infinito. Según Hegel, lo bello es la forma sensible de la Idea. Con las reflexiones que sobre la estética se publicaron a lo largo del siglo XVIII, se hace explícita la relación entre la estética y los sentimientos que provoca, de manera que la estética desarrollada durante la Ilustración prepara las pautas emocionales a seguir por la producción artística del siglo siguiente.

Hume asume el fenómeno subjetivo que manifiesta el hecho estético, al que ya Addison identificara como “placeres de la imaginación”, pero, en su búsqueda de una norma del gusto, identifica aspectos formales objetivos en la constitución de los objetos artísticos como desencadenantes y fundamento de los diferentes efectos estéticos subjetivos que el arte pretende provocar, sin que por ello pueda hablarse de un estética objetiva y otra subjetiva, “Ya no hay una belleza objetiva y otra subjetiva, solo hay experiencia estética derivada de un objeto cuya forma esté perfectamente adecuada a su función y un sujeto que es el que experimenta dicho placer estético” (Prólogo a la edición castellana de La norma del gusto, de Mª Teresa Beguiristáin).

El propio Hume dirá que “mientras algunas formas…están calculadas para agradar y otras para desagradar…la belleza no es una cualidad de las cosas mismas; existe solo en la mente que las contempla” (La norma del Gusto, Págs. 32 y 34).  No será, por tanto, en reglas objetivas de la composición donde Hume encuentre la norma determinante del criterio estético que anda buscando, sino en el gusto refinado. Descubriendo que el gusto es perfectible con el ejercicio de experiencias estéticas y el contraste con el criterio de personas más refinadas. Ortega y Gasset explica en su Introducción a una estimativa como los valores, incluida la belleza, existen de manera independiente a las cosas, pero “valorar no es dar valor a lo que por sí no lo tiene, es reconocer un valor residente en el objeto”. Ortega sí ve valores objetivos en la belleza que deben ser apreciados, aunque no por todos igual. El arte “no se valora porque se aprecia, se aprecia porque se valora”. La apreciación de la belleza objetiva depende de la perspectiva del observador que está condicionada por su circunstancia.

Tanto Burke como Kant diferencian lo bello de lo sublime con dos modalidades de sentimientos estéticos perfectamente identificables y los correlacionan con sus respectivos rasgos formales presentes en el objeto artístico. Mientras lo sublime se asocia al temor y la angustia, lo bello queda identificado con lo placentero, pero, en mi opinión, dentro de lo bello conviene diferenciar dos modos, según el mayor o menor nivel de efecto emocional y excitación sensual logrado por la exposición a la belleza, distinguiendo lo bonito de lo bello.

En síntesis, podemos identificar tres grandes grupos de fenómenos estéticos gratificantes que denominaremos: lo bonito, lo bello y lo sublime. Cada uno de ellos presenta un conjunto de caracteres formales perfectamente definidos y una serie de efectos psicosomáticos que se manifiestan como emociones estéticas.

Lo bonito se caracteriza por sus efectos de serenidad, relajación, tranquilidad y su acción sedante y plácida sobre los sentidos. Los rasgos formales de lo bonito incluyen líneas suaves y sinuosas, pequeñez, colores apacibles, quietud o movimientos lentos, zigzagueantes o sinuosos.

Lo bello excita los sentidos, hace respirar profundamente, induce a apropiarse del objeto bello, atrae y prende, enamora, estimula el deseo de apropiación. Formalmente es armónico, luminoso, de dimensión humana, movimientos amplios y solemnes.

Lo sublime produce inhibición de los sentidos, se tiende a cerrar los ojos, la respiración se contiene o se hace jadeante, provoca el deseo de huir, retraimiento, paralización, un asombro que sobrecoge, produciendo admiración, temor y respeto. Formalmente es borrascoso, amenazador, sometedor y dominante, grandioso, inhumano, de movimientos turbulentos. La experiencia de lo sublime se realza en la soledad y con la escasez de luz de lo tenebroso. Experimenté un profundo sentimiento de lo sublime visitando la iglesia de la Magdalena de Paris totalmente solo en el templo, en la penumbra predecesora de la madrugada invernal.

Objetivamente, hay una clara correlación con el tamaño y la complejidad, siendo lo bonito más bien pequeño, sencillo, fácilmente dominable y mesurado, y lo sublime, por el contrario, queda asociado a la grandeza y la complejidad, provocando un sentimiento de dominación y desmesura.

En el arte contemporáneo, junto a la multiplicidad de formas, aparece lo informe y lo deforme y junto a lo representativo, lo abstracto. La obra de arte no busca la permanencia sino el impacto. Un impacto, no necesariamente estético, sino chocante, desafiante. En el límite del impacto se puede llegar a la provocación y la subversión. El artista asume la fragilidad y finitud de su obra. El arte se hace gesto y surgen las performances y las instalaciones, las primeras en el tiempo y las segundas en el espacio, pero ambas transitorias. Y surge el arte efímero, un arte dirigido a clientes acostumbrados al consumo, al usar y tirar. Y un arte popular y masivo, principalmente representado en el arte artesanal y en el arte callejero, degradado en el graffiti, que, salvo notables excepciones, como Banksy o Blek le Rat, se vuelve trivial, agresivo y desagradable, es un arte que no busca la contemplación sino trasmitir un mensaje de protesta provocador y subversivo, que en ocasiones se vuelve esquicio de panfleto político. La transitoriedad y obsolescencia de algunas obras de arte es producto de la fe en el progreso y la esperanza en la innovación, se basa en la creencia de que lo nuevo es mejor y hace a las obras de arte víctimas de la moda. El arte se pone al servicio del mercado y se convierte en herramienta publicitaria, mercantil o política; en producto y en activo financiero. La filosofía hippy sintetiza el sentimiento de los artistas de la época en la sentencia: “Haz lo que quieras y encuentra quien te lo compre”.

El condicionamiento del mercado determina la producción artística. El mecenas que protegía al artista ha sido sustituido por el inversor en arte. La pieza de arte no siempre se compra para exponerla y contemplarla, sino para almacenarla en un trastero, un almacén o, mejor, en una caja fuerte. Cuando son las instituciones quienes subvencionan el arte lo politizan. La producción artística se ve tentada a seguir criterios industriales, piezas seriadas, reproducciones, simplificación de medios y recursos, minimalismo, el recurso a la geometría, la preferencia al trazo sobre la forma, la mancha de color sobre la armonía cromática. El arte se hace industria. La tecnología facilita la difusión y la reproducción. Las formas se vuelven uniformes. El lienzo se trasforma en pantalla de plasma. La distribución se mercantiliza y aparecen las galerías, los marchantes, las grandes subastas, a las que la tecnología facilita asistir en remoto. El deseo democratizador del arte que tienen las vanguardias se materializa con el diseño industrial. El Rey utiliza el mismo teléfono, la misma silla, la misma corbata y el mismo paraguas que muchos de sus súbditos. El diseño hace del arte envoltorio de la tecnología y la belleza se vuelve funcional.

Ante la masificación, el cliente refinado reclama al artista diseños exclusivos y, junto al pret a porté aparece la alta costura, al tiempo que Calatrava llena el mundo del mismo puente y Jack Tati ironiza en Holiday sobre el mimetismo entre la arquitectura de todas las ciudades del mundo.

Por otro lado, aparece el arte que solo busca sorprender e incluso subvertir. Es un arte que se define como arte por su efecto innovador, marginando a la estética como prioridad y rasgo determinante del arte. Artístico pasa a ser lo creativo, lo nuevo, lo nunca visto, no necesariamente ha de ser estético. La sorpresa se impone al gusto, la admiración prevalece sobre la contemplación. Desde la Teoría Estética de Adorno, el juicio estético se ve incompatible con los múltiples lenguajes utilizados por el arte contemporáneo independizándose de las normas. El vanguardismo busca la experimentación artística y el dadaísmo huye de lo convencional. Ranciere, en su Inconsciente Estético, recupera la estética en el arte moderno, gracias a lo imaginado por el observador bajo la forma sensible y visto por el inconsciente más allá de lo percibido. Ya Lyotard había defendido que lo sublime no puede ser comprendido por la mente. La mente suple lo plasmado por el artista en la forma, en el arte moderno se deja al espectador la posibilidad y libertad de completar la obra y ver más allá de lo mostrado, recreando la obra de arte y personalizándola mediante una interactividad mental y, en ocasiones, incluso física.

Y, después de todo, cuando por fin las máquinas aprendieron a diseñar y producir obras de arte magníficas en serie, aparecieron los talibanes iconoclastas armados de odio, cortafríos, mazas y dinamita, dedicados a demoler piezas únicas e irrepetibles.


                              Sacando la basura de Banksy

lunes, 21 de diciembre de 2015

Vertebrar España





El resultado de las elecciones del 20 de diciembre hace difícil la formación de un gobierno, pero ofrece la posibilidad de vertebrar España. La aquilatada proporción entre las principales tendencias representadas en las Cortes ponen sobre el tapete político la necesidad de escucharse.

Parece llegado el momento de desarrollar y pactar un Plan Estratégico Nacional, que, tras analizar nuestros puntos fuertes y débiles, determine qué queremos ser como país en el mundo, cuales son nuestras prioridades y a qué nos queremos dedicar. Como subproducto de una reflexión estratégica global y dentro del marco de ese plan estratégico con el que es preciso contar, hay una lista de consensos necesarios en materia de:

            -Estructura territorial
            -Instituciones del estado y sus funciones
            -Ley electoral  
-Educación
-Investigación y ciencia
-Natalidad y familia
            -Política económica y desarrollo sectorial
            -Política exterior
            -Seguridad y defensa
            -Sanidad
            -Urbanismo
            -Infraestructuras
-Emigración
           
Como base para el diálogo y a fin de contar con un bagaje conceptual común que facilite el intercambio de ideas, propongo a los negociadores la lectura de Ortega y Gasset, no la obra completa, sino el tradicional resumen de leer sus cuatro libritos básicos:

            -España invertebrada, con su reflexión sobre la circunstancia compartida desde la que habrá que decidir un futuro en común superando todo particularismo.

            -Meditaciones del Quijote, sobre como superar las dificultades mediante el buen uso de nuestras posibilidades.

            -La rebelión de las masas. Sobre la regeneración política por medio de las minorías selectas capaces de iluminar a las masas.

            -El tema de nuestro tiempo, sobre como la razón ha de orientar a la vida dado que el puro vitalismo es una sinrazón.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Reflexión sobre el Proyecto Metropolitan



Intervención del autor en El Pleno de Chamberí del 14/12/2015
Reflexión sobre el Proyecto Metropolitan
Y los Talleres del Metro de Madrid en Cuatro Caminos

         Antecedentes


El lunes 14 de diciembre de 2015, La Junta Municipal del distrito de Chamberí, de Madrid,  aprobó, a propuesta de Ahora Madrid y PSOE, con la abstención de Ciudadanos y la oposición del PP, solicitar que las cocheras del Metro de Madrid, junto a la Glorieta de Cuatro Caminos, sean declaradas de interés histórico artístico.


Ello supone paralizar la construcción del proyecto Metropólitan, en el que se prevé se construyan viviendas, un parque público y otros servicios en esos terrenos por una cooperativa de ciudadanos.

El presente documento fue la base de la intervención desde el público del autor, quien asistió al Pleno a petición de un cooperativista.


Me llamo Carlos del Ama y soy vecino del barrio de Cuatro Caminos. En él que, como hicieran mis padres y antes mi abuelo, nací, me crié y pasé mi juventud. Una vez casado, viví en la calle Ponzano esquina a Raimundo Fernández Villaverde,  los años que no estuve trabajando en el extranjero y, tras haberme jubilado, sigo viviendo en el barrio, ahora, en San Francisco de Sales.

Tomo la palabra sin esperanza. Me temo que las decisiones estén ya tomadas por unos e impuestas por otros entre quienes nos gobiernan y deciden sobre nuestras vidas, con lo que mis palabras serán un mero canto al sol. Pero me atrevo a exponer aquí lo que, como vecino, creo conveniente para los vecinos de Cuatro Caminos, en la esperanza y convencimiento de que también hay políticos amantes de la verdad, la justicia y el buen hacer, amigos de escuchar y conocer opiniones ajenas que les puedan servir para contrastar la propia.

Se trata de ver la mejor forma de preservar un bien de carácter industrial, que son los antiguos talleres del Metro de Madrid en Cuatro Caminos. Como todo bien industrial es un bien funcional. Tienen tuvieron una función, la de reparar trenes del Metro y mantener los túneles. Función para la que se han quedado absoletos y superados por las actuales necesidades. Se trata, por tanto, como diría Ortega, de un bien anacrónico y, por consiguiente, es un bien  inservible. Podría interesarnos como recuerdo histórico, yo, como vecino del barrio de toda la vida no tengo ninguna imagen que recordar ni guardo ningún vínculo afectivo con esas cocheras, ya que siempre ha sido un lugar apartado y oculto, abierto al abismo subterráneo y cerrado al vecindario tras un muro acaparador de espacio urbano inaccesible. Solo recuerdo que han sido y siguen siendo un obstáculo para el tráfico de la zona. Pero como técnico, si me gustaría que se conservase su recuerdo y, como técnico, me bastaría con  que se conservasen una buena colección de planos y algunas fotografías a las que, a lo sumo, se añada una maqueta. Puede que haya alguna minoría, muy mínima, que quiera conservar el edificio y la maquinaria para las generaciones futuras. Lo Admito. Afortunadamente los elementos industriales no están vinculados a su entorno. Todas las industrias alemanas fueron desmanteladas por rusos y americanos después de la guerra mundial y trasladados sus elementos al otro lado del Atlántico o de los Urales, sin pérdida de su valor intrínseco. No se trata de la Acrópolis, ni de la Fallingwater House de Frank Lloyd Wrigh, ni de las casas colgantes de Cuenca, para las que su ubicación forma parte integrante y fundamental de su identidad. Los talleres se pueden trasladar sin perder ni ganar más interés que el que tienen. Trasladar la maquinaria no es problema y la propuesta de algún concejal, que se ha estudiado el caso, de llevar las máquinas al museo del ferrocarril de la calle Delicias me parece muy acertada. Respecto al edificio, yo no le veo ningún valor arquitectónico que justifique conservarlo, pero si alguno, mejor informado que yo, cree tener razones para ello y desea que se puedan ver las naves en el futuro tal cual eran, dado que es un edificio modular, y como para muestra basta un botón, bastaría con conservar uno o dos módulos, uno para ver como eran esas destartaladas naves y dos para mostrar como se ensamblaban entre ellas. En el museo de Londres se da cobijo a una Cariátide, no a todo el Erecteion y eso que las Cariátides son diferentes entre ellas, pero entre la muestra, unas fotos y una maqueta, el visitante se lleva una buena idea del conjunto. Pero el caso es que la necesidad para la que fueron construidos esos talleres subsiste y urge modernizarlos, ya que las necesidades de Metro son ahora distintas a las de hace un siglo.


Hay un segundo problema y es que las cocheras se interponen e impiden el desarrollo de una espléndida parcela en el centro de Madrid, para la que hay un magnífico proyecto que, entre otras cosas, dotaría al barrio de un amplío parque público. Pero reconozco que hay reliquias del pasado que se interponen en la ruta del progreso y no se pueden demoler por los valores que sean. No es la primera vez que eso pasa. Nos ocurrió con la Puerta de Hierro que impedía la construcción de la autopista de la Coruña, y se decidió desplazarla unos metros, en vez de paralizar el proyecto; nos ocurrió con los templos egipcios de Abu Simbel y de Debob, que paralizaban la construcción de la presa de Asuán, se trasladó Abu Simbel a donde las aguas no llegasen y nos trajimos a Madrid el templo de Debob, pero no se paralizó la construcción de Asuán. Y volvió a ocurrir con los numerosos pueblos, monumentos, fábricas,  riquezas, fauna y flora que paralizaban la gran presa china de Las Tres Gargantas y los chinos cambiaron medio país de ubicación; pero no se paralizó la central china de las Tres Gargantas, porque al desarrollo hay que abrirle puertas, no obstaculizarlo.

Hay personas conservadoras y las hay progresistas. Las primeras viven mirando al pasado y queriendo conservar hasta lo que ya no sirve para nada y hay otras progresistas, orientadas al futuro y amantes del progreso, deseosas de buscar soluciones a los problemas vigentes: vivienda, empleo, desarrollo económico. Se da en el arte una clara dicotomía que todos conocemos entre antigüedades y trastos viejos. A las antigüedades conviene atesorarlas, pero guardar trastos viejos es costoso, estéril y engorroso, pero hemos de reconocer que, entre los ultraconservadores más retrógrados, hay personas afectadas por el síndrome de Diógenes, amigos de guardar hasta la basura. Me pega que estamos hablando de un trasto viejo más que de una obra de arte. Pero estoy hablando desde mi ignorancia artística, yo prefiero la estética de las flores a la de los ladrillos y la contemplación de las puestas de sol a mirar una fachada ruinosa que reclama ser cubierta de graffiti. Y tanto flores como puestas de sol son arte efímero, por lo que asumir la finitud que el tiempo impone a la belleza me entristece pero no me desconsuela y dado que por las cocheras no siento ningún aprecio, ni estético ni de ningún tipo, no las echaré en falta cuando el tiempo las pulverice.

Schumpeter dejó claro que para construir hay que destruir. La destrucción creativa de Werner Sombart, analizada y popularizada por  Schumpeter, es la base de la actividad del emprendedor innovador. Y sabemos muy bien que sin innovación no hay crecimiento y sin crecimiento no hay empleo ni riqueza ni futuro. También Mijaíl Bakunin  sostenía que la  destrucción de lo viejo es la fuerza creadora de lo nuevo: "la pasión por la destrucción es una pasión creadora". En la práctica urbanística no se trata de destrucción, sino de regeneración. Houssmann demolió en París 170 iglesias y del orden de 55.000 viviendas, incluida la casa en la que él nació, para hacer los bulevares y la Gran Via madrileña se llevó 310 edificios por delante. En 1172, la expansión de la ciudad de Florencia desbordó las murallas romanas reduciéndolas a vestigios y la historia de Troya, Susa o Leptis Magna, entre otras, con sus respectivas series de superposiciones de ciudades sobre los restos de las ciudades anteriores, son ejemplos paradigmáticos de la aplicación del principio de Schumpeter al urbanismo.


La renovación es el motor del proceso histórico al que llamamos progreso. Se trata de un proceso creativo por el cual el ser se transforma en su deber ser mediante la renuncia a lo ya sido. Benavente nos dejó escrito, en los Intereses Creados, que la diferencia entre América y Europa es que cuando se hace una zanja, en América es para poner cimientos al futuro, mientras en Europa es para buscar ruinas del pasado. La creación de espacio, como propone Lefebvre, supone despejar el espacio previo que se queda como sustrato. A veces, el sustituir mentalmente el espacio social por un espacio abstracto permite que "el poder de la burocracia esquive con coartadas reivindicaciones y propuestas (en favor de satisfacer necesidades sociales) para sustituir objetivos vitales por objetos", en este caso viviendas por viejos vagones de metro fuera de servicio. (La producción del espacio XVIII.8). En su texto metodológico sobre el progreso en los Grundrisse, Marx advierte de que las fuerzas reaccionarias frenan el progreso potenciando el valor de los vestigios del pasado porque los tienen delante, mientras que "las virtualidades o potencialidades de lo proyectado solo adquieren todo su valor al desarrollarse".

Las cocheras ocupan una zona muerta e inútil, cuya única producción es una nutrida colonia de ratas. Se trata de los restos de algo ya inservible, un reducto oculto, fuera de la escena pública y, como tal, obsceno, un deshecho a la espera de ser evacuado. La solución propuesta y acordadada entre Ayuntamiento, Comunidad de Madrid y Metro es la de hacer unos nuevos telleres soterrados y financiar la obra con un proyecto inmobiliario que levante un parque sobre las nuevas cocheras y construya unas viviendas en la perifeeria del parque. El proyecto Metropolitan dará vivienda a cientos de familias, creará actividad económica en el bario, creará miles de empleos durante su construcción, dará vida a la zona contribuyendo a paliar el deterioro de la pirámide de edad local, además de aportar un esplendido parque público a un barrio en el que no abundan y desratizar el entorno saneándolo. Para las arcas municipales, aportará el proyecto las tasas de las licencias de contrucción y las rentas anuales de los IBIs de las viviendas. Sin contar honorarios de arquitectos, notarios, registradores...y al mercado de Maravillas le vendrá... de cine.

Urbanísticamente, el proyecto Metropolitan creará un edifico representativo, heredero de los famosos Titanic que fueron gloria y orgullo de Cuatro Caminos, un edificio que será emblemático para la zona y enriquecerá la silueta del nuevo Madrid. Será un edificio singular porque, en un entorno de edificios adosados, cumple el criterio de la Bauhaus de ser edificios aislados con cuatro fachadas, formando un conjunto armónico situado en un parque, destacará por su altura y forma parte de un proyecto total que ocupará cuatro manzanas. Henri Lefebvre dejó escrito que “los proyectos relativos al espacio, sean arquitectónicos, urbanísticos o de planificación, deben ser gestionados mediante el empleo político del saber, de un conocimiento en principio desinteresado, evitando caer en ideologías que tienden a confundirse con el conocimiento por aquellos que aceptan esta práctica” (La producción del espacio, IV.5). La ideología es la cristalización de un eslogan impermeable a la argumentación e ignorante de las restricciones y oportunidades de cada espacio, transforma la realidad en esquemas y la reflexión en dogmas, eliminando toda información que no desea dar a conocer.


En otras ocasiones análogas, en Berlín, París o Londres, de parcelas que eran propiedad de entes públicos, los Ayuntamientos, sea directamente o por medio de algún organismo municipal, compraron los solares cuando salieron a la venta e hicieron en ellos lo que les pareció mejor para los fines del Ayuntamiento. Pero en este caso, el solar, que fue del Metro, es ahora privado, es más, pertenece a una cooperativa de más de cuatrocientos vecinos. No soy abogado, más bien soy y me reconozco lego en derecho, pero mi sentido natural de la justicia me hace pensar que el Ayuntamiento debiera habérselo pensado antes de que fuese vendido y haber comprado el solar cuando se puso en venta. Si en algo se diferencian los estados de derecho de…los otros, es que son estados de derecho. Si los derechos adquiridos no se salvaguardaran no seríamos un estado de derecho. El Ayuntamiento de París, además de poder comprar, tiene derecho de tanteo y retracto sobre todas las transacciones inmobiliarias en la ciudad y lo ejercen, con lo cual:

                  -Se evita el dinero negro, pues si alguien intenta vender cobrando el 50% en B, se arriesga a que el Ayutamiento se lo quede por la mitad del precio.

                 -Se evita la especulación, pues el Ayuntamiento puede comprar antes de una actuación urbanistica, recalificar y vender despues de la recalificación.

                     -Protege el patrimonio histórico y cultural sin daño de los derechos de ningún propietario, dado que compra el inmueble que desea proteger.

No hay razones estéticas, ni industriales, ni económicas, ni urbanísticas, ni sociales, ni filosóficas, ni humanas, que justifiquen, no ya impedir, sino frenar y aplazar el que el proyecto Metropólitan se haga realidad. Si hay otras razones que los ciudadanos ignoramos, si hay motivos ocultos, aspiraciones escondidas, intereses que desconozcamos, espero nos los aclaren antes de seguir adelante con sus incomprensibles planes paralizadores del progreso de la ciudad. Es evidente que los viejos talleres les importan tan poco como a mi y a la gran mayoria de los vecinos de Madrid. El Proyecto Metropólitan, además de cumplir con creces las reomendaciones de Kioto, sumideros de CO2, contrucción en altura, bajo coeficiente energético, energías alternativas...; cumple las cuatro funciones básicas de la ciudad que propone Le Corbusier en sus Pincipios de Urbanismo: Hábitad, trabajo, circulación y ocio; al proporcionar viviendas, terciario, abrir vías de comunicación entre las calles periféricas y crear un parque público.

Si finalmente deciden que los ladrillos de las cocheras, que polvo son y en polvo se han de convertir, como lo hicieron los valiosos y alabados ladrillos de los Zigurat de Babilonia, si hay ladrillos, repito, que han de preservarse para la posteridad, desplácenlos y guárdelos en un museo o en una caja fuerte, pero no paren el proyecto, no paren el desarrollo, no paren el futuro, no paren el progreso, no caigan en la tentación de ser conservadores, guardianes de ruinas y momias del pasado, no sean retrógrados recalcitrantes enemigos del progreso y del futuro; sean progresistas, dejen abiertas las puertas al progreso, al desarrollo y al futuro, no trunquen los cientos de proyectos vitales que integran el proyecto Metropólitan. Si no aceptan las sabias tesis de Shumpeter demoliendo las ruinas en que se han convertido los antiguos talleres, llévenselas a otro sitio o entiérrenlas. Pero no priven al barrio ni a Madrid ni a sus vecinos de un proyecto emblemático del que podrán estar orgullosos ellos y sus hijos y nietos, ni priven a los cientos de familias de cooperativistas que han puesto en el proyecto sus ahorros y sus ilusiones, a miles de ciudadanos que han invertido su pasado en aras de un mejor futuro, de su proyecto vital.
 

El Doctor José Manuel Calvo Concejal de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayto. de Madrid y miembro del Consejo Ciudadano Municipal de Ahorapodemos, ha declarado públicamente que

 No hay nada más indigno que echar a una familia de su casa por no tener suficientes recursos para pagar la hipoteca. Acabar con los desahucios y, sobre todo, garantizar el derecho a la vivienda”. Supongo que también considere indigno privar de su vivienda a más de 400 familias que son los dueños legítimos y que ellos también merezcan se respete su derecho a una vivienda que han comprado.

También dijo:

“Debemos hacer todo lo posible para permitir a las pequeñas empresas y a las cooperativas participar en concursos a los que ahora no tienen acceso”. Imagino que también hará lo posible por defender los derechos de los cooperativistas que han participado en concursos  y los han ganado.

Imagino que cada cooperativista del Metropólitan encarna una historia humana que las autoridades municipales quieren transformar en tragedia. Recuerden las autoridades municipales cuando decidan que tienen sobre su mesa cientos de tragedias. No sería malo que las escuchasen, una a una, antes de decidir. Porque no se trata de una multinacional anónima que va a especular con el terreno, son miles de ojos de una muchedumbre humana que observan llenos de inquietud sus  ciegos actos, impersonales y burocráticos, mirándoles con ojos rebosantes de temor y temblor. Pónganles rostros, atrévanse a mirarlos a la cara con su imaginación.

Son muchos los cooperativitas que tienen sus ahorros invertidos en el proyecto y sus ilusiones puestas en su conclusión. El proyecto del edificio Metropolitan no es un proyecto, aglutina más de cuatrocientos proyectos personales en los que más de cuatrocientas familias han invertido sus ahorros y puesto sus ilusiones. Ortega decía que la vida es proyecto y privarle de su proyecto vital a una persona con violencia es quitarle el sentido a su vida. Víctor Frank observó en el campo de concentración en el que estaba prisionero, que los que se morían eran los que, habiendo perdido toda esperanza, no tenían un proyecto de futuro, por lo que él asumió el proyecto de escribir y publicar su libro y sobrevivió. Sin proyectos no hay vida, por no haber futuro ni esperanza sin proyectos. Hannah Arendt, analizó la banalidad del mal y denunció la frialdad administrativa con la que muchos funcionarios politizados y políticos burocratizados toman decisiones que afectan  a cientos, miles e incluso millones de personas que se ven victimas de esas decisiones tomadas sin considerar ni inmutarse por la ruina y sufrimientos que llevan a otras vidas. Fue también  Hannah quien  señaló, que son los sistemas totalitarios los que pugnan por dejar a los individuos sin proyectos personales para convertirlos en masas sometidas y manipulables.


¿De qué hablamos?: 
 

Para comprender lo que está en juego, conviene recordar lo que pensaron los filósofos del espacio sobre algunos aspectos de las operaciones urbanísticas. Así,  Jane Jacobs, en su libro The Death and Life of Great American Cities, dice que a veces "el urbanismo (citiy planning) conlleva la desaparición de la vida urbana, al eliminar al vecindario, la vivienda, la crianza de los niños, etc.". Robert Coodman, en After the Planners, comenta que "el experto al servicio de las exigencias de los poderes burocráticos  o políticos no escucha las voces de los usuarios, pretendiendo hablar en su nombre". Henri Lefebvre dejó escrito, en La Production de l´Espace, que "cuando surge una coalición, a propósito de algún contra-proyecto o contra-plan, proponiendo un contra-espacio en oposición a la estrategia en curso de ejecución,... responde... a un plan de confiscación del espacio". Lo cual propicia que se pretendan imponer decisiones arbitrarias, con fines nada claros, salvo satisfacer el orgullo de la prepotencia, mediante el abuso del poder político, vulnerando una situación jurídica, en la que hay derechos y obligaciones contraídas en el marco de una legalidad y normativa vigentes, con grave daño moral y económico a personas concretas.

Todo edificio tiene dos funciones: Satisfacer una necesidad y mostrarse. La necesidad satisfecha por 450 viviendas y un parque público es incomparable con la de un taller obsoleto. El mostrarse de un edificio es para ser visto y juzgado por su imagen y, al ser el edificio parte de la ciudad, su imagen es parte de la imagen de la ciudad. ¿Qué imagen queremos para Madrid? Juzguemos.












domingo, 13 de diciembre de 2015

El problema del paro inducido por la mecanización





Ya Carlos Marx analizó el impacto de la mecanización en el empleo, llegando a la conclusión de que, si bien en una primera etapa la máquina reduce la mano de obra, al disminuir la mecanización los costes de producción, eso permite reducir los precios del producto, lo que hace que la demanda aumente y se abran nuevas fábricas que terminan por emplear un mayor número de obreros que el que inicialmente estaba empleado antes de la aparición de las máquinas. Recordad las citas de El Capital: "las maquinas aumentan el numero de esclavos del trabajo" (Libro 1 secc IV cap XV ap 7) o que la maquina "intensifica su sed de trabajo ajeno" (Libro 1 secc IV cap XV ap 2).

El planteamiento sobre los efectos de la mecanización se ve reproducido y aumentado al considerar la automatización y la robótica. ¿Terminará el ser humano por no tener que trabajar?

Una consideración es que parece evidente que habrá tareas que dejarán de necesitar la intervención del ser humano. Ocurrió en la primera crisis energética, cuando la escasez de madera obligó a la apertura de las minas de carbón, eliminando el oficio de leñador y cuando el trasporte mecanizado eliminó el oficio de carretero y el ferrocarril elimino a los conductores de diligencias y a los jinetes del Pony Express. Pero en compensación se abrieron puestos de trabajo en las minas de carbón, en las fábricas de automóviles y ferrocarriles, en los talleres de reparación, en la construcción de líneas ferroviarias y carreteras, en las fábricas de señales de circulación, en la construcción de puentes, en la conducción de camiones y trenes…El reto fue reconvertir la mano de obra entrenada para labores obsoletas para realizar nuevas tareas. Como se reconvirtieron los arqueros en arcabuceros y los fabricantes de herraduras en productores de neumáticos. El que no quiso reconvertirse se murió en el paro.

Pero es previsible que pueda llegar un momento en el que todo lo que quede por hacer a mano lo hagan las máquinas, máquinas automatizadas y robotizadas. ¿A qué nos tendremos que reconvertir? Evidentemente, si las máquinas van a hacer todo lo que se está haciendo, habrá que hacer otra cosa y como el crecimiento económico crece con la innovación, habrá que reconvertirse a realizar las tareas que el futuro necesite y las máquinas no puedan hacer: A innovar. Presiento que el hombre no fue creado ut operatur (para trabajar) sino ut innovatur (para innovar).

Los animales han de adaptarse al medio pero el ser humano adapta el  medio a sus necesidades. Adaptar el medio es una labor creativa. Para cruzar un ancho río, un animal necesitaría años de evolución biológica para adoptar un cuerpo capaz de nadar y que, tras cruzar el río, deberá de seguir manteniendo durante siglos de evolución antes de poder salir andando por la otra orilla, pero un hombre puede inventar una canoa o construir un puente que, una vez utilizados, puede abandonar. Mientras la humanidad tenga necesidades deberá inventarse el modo de satisfacerlas.

Por último, podemos pensar que las máquinas puedan llegar a pensar y ser creativas, dejándonos finalmente sin nada que hacer, pero no es así. Hay dos formas de ser creativo: pensando sobre lo que nadie ha pensado o pensando sobre lo que otros han pensado. Si las máquinas llegasen a pensar, el ámbito de lo ya pensado crecería, dándonos mucho sobre lo que pensar. Siempre quedará campo para la investigación y el desarrollo. Como en mayo de 68, la imaginación al poder.

El proceso innovador



Toda innovación tiene por objetivo una mejor manera de producir bienes y servicios, ya sea mediante un mejor diseño, una mejor organización, nuevos procedimientos, mejores herramientas, maquinaria y equipos productivos más modernos, materiales más adecuados, mejores condiciones y ambiente laboral. Como fruto de la innovación se producirán más y mejores productos, con más y mejores prestaciones, más cómodos de utilizar y transportar, más baratos, que consuman menos y producidos con menos recursos, menos energía y menor volumen de mano de obra por unidad producida.

Siendo la innovación un requisito para conseguir un crecimiento económico sostenible, conviene reflexionar sobre el proceso que sigue una innovación con éxito y los condicionantes e implicaciones que tiene.

Hasta que se materializa una innovación tecnológica hay tres fases


                              Concepción                           Desarrollo                                  Implementación
                         
   Invención      Diseño + Construcción          Aplicación

Llevar las ideas a la realidad es un proceso complicado que puede constar de varios aspectos, tales como ingeniería de diseño, ingeniería de procesos, estudio de nuevos métodos de producción, adquisición o desarrollo de nuevos equipos de producción, formación del personal, documentación, inversión de capital, contratación de mano de obra especializada, marketing. Todo ello lleva su tiempo y tiene sus costes.
    

Restricciones económicas  

Existen restricciones a la innovación. La introducción de una tecnología nueva Tb depende de la rentabilidad de aplicar los nuevos procedimientos, la cual es función del volumen de producción que utiliza la nueva tecnología.

En estas gráficas sobre el efecto económico de la innovación  se ve que, para fomentar una revolución técnica, se requiere un alto volumen de producción, lo que supone que normalmente haya que ampliar o abrir mercados antes de poder introducir determinadas innovaciones. Lo cual explica una de las posibles causas por las que  pequeñas empresas o algunos países subdesarrollados encuentren dificultades para abandonar sus tecnologías tradicionales y poco competitivas.

Mientras que para un volumen bajo Q1 no es rentable el cambio de tecnología de Ta a Tb, por lo elevado de la inversión fija necesaria; para un volumen de producción mayor Q2 si lo sería, ya que mientras producir un bajo volumen Q1 es más caro por unidad de producto con la nueva tecnología, ( Ca1 < Cb1), producir un alto volumen Q2 es más económico con la nueva tecnología Tb que con la tradicional Ta,   dado  que ( Cb2 < C a1) al reducirse notablemente los costes variables, lo cual compensa la inversión fija al multiplicarse por un volumen elevado.



Conclusión. Para que un incremento técnico tenga un impacto positivo en la productividad, deberá tener lugar en un mercado lo suficientemente amplio como para que pueda absorber el incremento de producción correspondiente.



Corolario.  Ampliar mercados potencia el desarrollo tecnológico.



Efectos inducidos: Un cambio tecnológico, una innovación, ayuda a toda la cadena  de producción, es decir, la innovación se expande, “rebosa”, beneficiando a proveedores y clientes.


La bajada de precios y la mejora del producto beneficiará a los clientes, que, al reducir sus costes y mejorar sus propios productos o servicios, podrán aumentar sus ventas y su demanda al proveedor innovador.

Al reducir la empresa innovadora los precios de sus productos con la innovación, aumentara la demanda por parte de sus clientes, con lo que se aumentaran las compras a los proveedores para poder producir más, con lo que los proveedores aumentarán sus volúmenes de producción reduciendo sus costes unitarios  a la vez que increventan sus ventas al innovador.


Conclusión. La innovación técnica, además de mejorar la propia productividad, favorece la competitividad y el volumen de negocio de los clientes y la de los proveedores de quien innova.

Corolario. Es por ello que, cuando la innovación está muy avanzada, conviene concertar algunos aspectos con proveedores y clientes

Oportunidad de la innovación

El hecho de innovar también ha de tener en cuenta el tiempo en que se produce, es decir, hay que saber cuándo dar el “salto innovador”. Se debe considerar que en la innovación existen unos efectos colaterales: la anticipación y la congestión, que debemos tener en cuenta al decidir la oportunidad de actuar:

Anticipación. Si bien es cierto que quien da primero da dos veces, cuando la innovación supone introducir un nuevo producto para el que no existe mercado, la situación favorece el salto tecnológico en un tiempo posterior al de introducción de un nuevo producto, es decir, una vez que alguien ha abierto brecha y ha creado el mercado,

Siendo aconsejable posponer la innovación para cuando el mercado esté desarrollado, si no somos una empresa fuerte y sólidamente financiada que puede arriesgarse a abrir mercados que no existen.

Las siguientes gráficas ilustran este concepto.



Observando ambas gráficas se ve que, en un primer momento t1, no es “rentable” introducir la tecnología Tb, porque para la demanda Q1 el coste Ca  con la tecnología antigua es menor; pero, sin embargo, posteriormente en t2, cuando el volumen del mercado ha crecido a Q2,    es rentable utilizar la nueva tecnología, dado que para ese volumen el coste con la nueva tecnología es menor que con la tecnología anterior.

De esta forma Tb desplazará a la tecnología Ta a partir del momento t en el cual se igualan los costes productivos en las dos tecnologías para un mismo volumen de producción, cuando ya se ha desarrollado el mercado y se han formado los operarios en la nueva  tecnología.

Congestión. Existen situaciones donde lo mejor es entrar el primero, porque si  posteriormente los mercados  crecen poco y están ya copados, la fracción de mercado a la que se puede acceder como competidor tardío es tan pequeña, que entonces ya no es rentable el cambio tecnológico. Siempre es aconsejable ser el primero si existe un mercado potencial para el cual el nuevo producto cubre una necesidad generalizada. Todos los hombres se afeitaban y todas las mujeres cosían cuando Gillette inventó la maquinilla de afeitar y Singer la máquina de coser.

Por el contrario, ni Ford, ni General Motors fueron los primeros fabricantes de coches, ni IBM fue la primer fabricante de ordenadores, ni Standar Oil la primer productora de petróleo, ni Morgan el primer banquero, ni General Electric la primer empresa de electricidad; pero todos ellos triunfaron gracias a una innovación sobre productos ya existentes. Ford aplicó la fabricación en serie al automovil, Sloan introdujo la asociación de los mejores fabricantes de componentes y piezas de automóviles para construir el coche más fiable, Warton comprendió que la red de vendedores de IBM tenia que poner la prioridad en enseñar a los usuarios a utilizar el producto  Rockefeller se asoció con los ferrocarriles para garantizarse el transporte del petroleo a precios económicos y creó la primera red de gasolineras para distribuir la gasolina al pormenor, Morgan se arriesgó a invertir en industrias emergentes y apostó por la corriente alterna en General Electric frente a la continua de Edison, que habia sido el pionero en llevar la electricidad a los domicilios.

Será la relación entre el tamaño mínimo de las empresas del sector y el tamaño del mercado la que determine si predomina la anticipación o la congestión, si hay que adelanterse o esperar.

Conclusión. El impacto de la innovación tecnología en la competitividad y éxitode la empresa innovadora depende del momento que se elija para introducir la innovación, el momento óptimo está en función del tamaño y capacidad de la empresa para desarrollar un mercado inexistente y del grado de congestión y anticipación que suponga la asimilación de la nueva tecnología por el mercado y el resto de la industria.