sábado, 30 de marzo de 2019

El control de precios


El control de precios

El control de precios se realiza con la buena intención de facilitar el acceso a productos, normalmente de primera necesidad, cometiendo con ello uno de los mayores errores en política económica, ya que la experiencia demuestra que siempre que se ha recurrido a fijar los precios el resultado ha sido el desabastecimiento, las colas, el estraperlo y el malestar social.
Al fijar los precios, se pierde la principal función de los precios que es dar a conocer el valor de las cosas. Los altos precios indican lo que escasea en cada instante y, por tanto, de lo que hay que producir más, y los bajos precios señalan lo que abunda y no hace falta producir tanto.


Precio








                                <     desabastecimiento       >         Cantidad 



La teoría económica nos enseña que el precio es el valor al que la cantidad que se produce de un producto iguala la cantidad que se demanda de ese producto, lo que gráficamente se representa por el punto de cruce de la curva de oferta con la de demanda.





La Intervención de los precios, al imponer a un producto un precio oficial Po, inferior al que eficaz y automáticamente fijaría el mercado, hace que la cantidad Qo ofertada a ese precio fijado al margen del mercado quede muy por debajo de la cantidad demandada Qd de ese producto, quedando una parte importante de la demanda sin satisfacer. El área comprendida entre la curva de demanda y la recta del precio oficial representa el conjunto de oportunidades que el sistema ofrece para el estraperlo y la especulación. Ya que no es solo la menor producción que un precio artificialmente bajo induce, sino que la escasez induce inflación y la inflación estimula la especulación, provocando una demanda especulativa que se añade a la natural, provocando aún mayores aumentos de precios y una espiral de inflación. Paradójicamente, el control sistemático de precios lleva a la hiperinflación.
Lo estamos viendo hoy en Venezuela, al poner el Estado precios políticos, el control de precios llega a imponer precios inferiores al coste de producción y ni los entes estatales tienen interés en producir esos productos, lo que lleva, irremisiblemente, al desabastecimiento endémico, la escasez lleva a la hiperinflación, ésta a un persistente desequilibrio de la balanza de pagos que provoca un implacablemente agotamiento de las arcas del estado y a la devaluación en cascada de la moneda. Contribuciones todas ellas que provocan una espiral de empobrecimiento de la población. Lo importante de una política económica, al margen de ideologías, es que sea buena, es decir: que cree prosperidad, bienestar y empleo para el conjunto de la sociedad.

Por Carlos del Ama, doctor en economía y autor del libro Economía con karma.

El Big Cranch no es plausible


El Big Cranch no es plausible



Las observaciones de Edwin Hubble sobre el corrimiento al rojo de la luz que nos llega de otras galaxias nos han demostrado que las galaxias se alejan y el universo se expande.

La cuestión es descubrir qué provoca esa expansión del universo y si la expansión continuará en el futuro indefinidamente o no. En cosmología se calcula que si la curvatura del espacio es mayor que cero el universo sería cerrado, con lo que la constante de expansión del universo describiría una cicloide  a lo largo del tiempo hasta anularse, con lo que, bajo la fuerza de la gravedad, el universo se iría contrayendo hasta volver a concentrarse en el estado inicial del que partió el Big Bang en un Big Crunch, para volver a empezar un nuevo ciclo expansivo. El universo estaría sometido a un movimiento armónico de vaivén.

El movimiento armónico es un movimiento mecánico y sabemos que en mecánica el tiempo es reversible, por lo que el modelo Big Bang – Big Crunch sería asumible sin reparos desde un punto de vista mecánico, pero el universo es un sistema térmico con continuas explosiones irreversibles.

La alternativa al Big Crunch es que la curvatura del espacio sea negativa o nula, con lo que el universo sería abierto o plano y la expansión continuaría hasta la dispersión de las galaxias que se alejan, no todas lo hacen, se terminarían perdiendo tras una Bóveda Oscura, mientras que las que se encuentren suficientemente cercanas entre si como para que la gravedad las congregue a pesar de la expansión del universo  previsiblemente terminen formando un gran agujero negro.

El criterio que permite discriminar entre los dos modelos, para saber si el universo es cerrado o abierto, es conocer la cantidad de materia que contiene el universo.

Fuente: Wikipedia

¿Estamos condenados al Bing Cruch?.
Como decíamos antes, el universo es un sistema térmico, estando sometido a las leyes de la termodinámica que, de entrada, impiden que el tiempo sea reversible. George Lemaite hizo el ejercicio mental de suponer que le pasaría al universo si invirtiésemos el tiempo, lo que, a partir del hecho de que las galaxias se expanden, le llevó a concebir que, al retroceder en el tiempo,  las galaxias se irían concentrando hasta acumularse en un punto, lo que nos llevó a concebir el Big Bang. Pero, además de invertir las trayectorias, la inversión del tiempo nos llevaría a un universo en el que la entropía se iria reduciendo hasta llegar a un estado de mínima entropía, lo que supone un estado improbable e inestable. Previsiblemente esa inestabilidad del inicio fuese la que contribuyese a desencadenar la explosión del Big Bang. Lo cual nos hace pensar lo improbable que sería un proceso como el Big Cruch en el que se sucediesen estados cada vez más improbables e inestables.

Sabemos que todo gas que se expande, en el proceso se enfría y su entalpía aumenta. Inversamente, si un gas se cumplirme, hacemos que se caliente y que su entropía disminuya, entropía que se cae precipitadamente cuando el gas se licua. Por analogía, podemos imaginar que, al igual que al expandirse el universo se está enfríando y su entropía aumenta, si se contrallase en un Big Cruch, se calentaría a la vez que su entropía disminuiría.

El hecho es que los diferentes métodos que utilizamos para medir la masa del universo, como el teorema del viral, las lentes gravitacionales y otros, coinciden en que el universo no tendría masa suficiente para ser cerrado. La conclusión es que, no sólo el Big Cruch es termodinámicamente inviable, la probada escasez de masa  evita que el universo se cierre y se produzca el Big Crunch.