Medida de choque para salir de la crisis
Por Carlos del Ama
Dr. En Económicas e Ingeniero Industrial
El desgraciado accidente de Fukushima esta forzando a los gobiernos a revisar sus proyectos nucleares, pero no debiera alterar significativamente el papel que la energía nuclear tiene en el inmediato futuro energético.
Analizando objetivamente el desastre de Fukushima, vemos que en una catástrofe con más de 26.000 muertos, aceptando que gran parte de los desaparecidos habrán fallecido, Fukushima ha producido a la fecha 32 heridos y ningún muerto, si bien, habrá que añadir los efectos a largo plazo en la salud de los afectados por niveles de radiación nocivos.
Si comparamos esas cifras con los riesgos en otras plantas de producción de energía, vemos que las centrales térmicas de carbón son en gran parte responsables de los 2.500 muertos anuales, y eso solo en China, que se producen en accidentes de las minas de carbón. Pensemos también, que si se produce un terremoto de magnitud del de Fukushima cerca de la presa de una central hidroeléctrica, los daños y las vidas perdidas en la mayoría de ellas serian muy considerables. No se habla de las explosiones habidas en Japón tras el terremoto en depósitos de gas y petróleo de las centrales térmicas y las muertes causadas por ellas.
En Fukushima 1, a pensar de ser una central de mas de 40 años, los seis reactores aguantaron bien los efectos del terremoto, siendo el sistema eléctrico que alimentaba la central el que falló, aun así, los generadores de emergencia funcionaron debidamente, paralizándose después, al ser destruidos los depósitos de combustible que alimentaban los generadores, por el tsunami que siguió al terremoto. Mientras, la central de Fukushima 2, de características semejantes a Fukushima 1 y distante de ella solo unas millas, apenas se vio afectada por el desastre geológico.
La lección a aprender de Fukushima es que no vale con asegurar la seguridad de las centrales nucleares, sino que hay que asegurar sus sistemas de alimentación eléctrica y seleccionar adecuadamente su localización. Pero, en su conjunto, Fukushima es un aval de la energía nuclear, difícilmente nada pueda ser sometido a una prueba mayor. El Dalai Lama, tradicionalmente opuesto a la energía nuclear, tras su visita a Fukushima declaró que estaba convencido de la seguridad que proporcionan las plantas de energía nuclear y aboga por su utilización.
En Fukushima el zirconio que recubría las cápsulas del combustible reaccionó con el vapor de agua recalentado, produciendo oxido de zirconio y liberando hidrógeno produciéndose a continuación la explosión de ese hidrógeno, causando daños en la central. También pudo producirse hidrógeno por disociación del vapor de agua recalentado a más de 2.000 grados en la cámara de condensación. En ningún caso se produjo una explosión nuclear como algún medio mal informado llegó a publicar en España, es imposible una explosión nuclear en una central, ya que la cantidad de uranio utilizado simultáneamente es muy inferior a la cantidad crítica para que una explosión de esa naturaleza se produzca.
Desde un punto económico, no solo no podemos prescindir de las centrales nucleares, sino que nos es necesario aumentar su número. Estamos en una crisis económica de grandes proporciones en la que al paro se unen unos grandes déficits públicos. Esa situación antagonista hace muy difícil resolver el problema aplicando medidas de reactivación Keynesianas de estimulo de la demanda agregada, pues si bajamos los impuestos o aumentamos el gasto publico para reducir el paro, aumentamos el déficit y si subimos los impuestos o reducimos el gasto publico para reducir el déficit publico y con él la deuda, aumentamos el paro. La solución a la crisis tiene que venir por el lado de la oferta agregada, de forma que una reducción de los costes de producción haga descender los precios de la curva de oferta, desplazando el punto de equilibrio macroeconómico a la derecha, generando mayor actividad, de forma que, simultáneamente, aumente el empleo y mejore la recaudación fiscal con el aumento del producto nacional.
Reducir los costes productivos equivale a reducir los salarios, a lo que no se prestan fácilmente los sindicatos, bajar los intereses, reducir impuestos a las empresas, mejorar la logística o reducir los costes energéticos. Francia es un país de baja productividad: se trabajan pocas horas, hay frecuentes huelgas y los salarios son altos, pero Francia es un país con alta competitividad, porque el coste de su energía es muy bajo, debido a que más del 77% es energía nuclear.
En este momento, en los EE.UU, el 20% de la energía eléctrica producida es de origen nuclear. No pueden prescindir de la energía nuclear, habría que parar el 20% de su producción industrial, pero si habrá que asegurar la seguridad de las centrales. ¿Es asumible parar el 20% de las fábricas y dejar sin luz a la población durante 5 horas al día?
Las centrales nucleares hoy en desarrollo son centrales de tercera generación con mayores medidas de seguridad y refrigeradas por agua a presión, de forma que se impida su disociación, pero China anunció hace unos días que en abril de 2011 comenzara la instalación de una central de cuarta generación refrigerada por helio. Hoy se pueden construir centrales subterráneas, que prevendrían cualquier tipo de radiación al exterior incluso en el peor de los desastres.
En las circunstancias actuales, todos los países debieran revisar la seguridad de sus centrales nucleares. En algunos países se pararán y desmantelarán algunas centrales antiguas cuyo desmantelamiento ya estaba previsto hacer en uno o dos años. Pero la energía nuclear, con más y mejores medidas de seguridad, seguirá adelante. El presidente Sarkozi ha pedido nuevas normas de seguridad para las nucleares. China ya anunciado seguir con sus planes nucleares y cerrar centrales térmicas de carbón. India también sigue con sus planes y el Presidente Obama declaró en su discurso en la Universidad de Georgetown sobre la energía, que la energía nuclear es un importante recurso para sus planes de reducir la importación de petróleo, pero que es necesario garantizar su seguridad.
En resumen, previsiblemente, los proyectos nucleares se verán retrasados algún tiempo para verificar y mejorar su seguridad, pero la energía nuclear seguirá adelante y con mas fuerza, una vez que las medidas de seguridad se vean reforzadas.
España debería identificar dónde poner parques nucleares de varias centrales por parque, diseñar las características y fijar las especificaciones de capacidad y seguridad y sacar las licencias que se determinen a concurso internacional. Qué más da que sean chinos, rusos, alemanes o españoles quienes inviertan en ellas y nos construyan. Lo que habría que exigir es que la obra civil la hagan empresas españolas y que el 90% de los componentes se fabrique en España, reduciríamos el paro de las ingenierías españolas de un plumazo, las obras de las centrales absorberían mano de obra de la construcción y dispararía la cartera de pedidos a la industria y a medida que entren en producción las plantas, el coste de nuestra energía bajaría haciéndonos más competitivos y al dejar de importar energía, nuestra balanza de pagos mejoraría. Quienes se oponen a la energía nuclear parten de prejuicios, es decir, de juicios a priori no documentados ni técnica ni científicamente.
A grosso modo, se necesitaría lanzar cuanto antes la construcción de 16 centrales nucleares de 980 MW de potencia media.
Dado que una central suele necesitar un año de diseño y cinco para su instalación, si se comienza el plan a lo largo de 2012, el objetivo seria el 2017.
El consumo actual de 260 TWh al año pasaría a no menos de 300 Twh al año, suponiendo un crecimiento del actual consumo de un 2% medio anual acumulado, más lo que requieran los nuevos sectores de consumo eléctrico, como el parque de coches eléctricos. Podemos calcular un incremento del 20% en seis años.
Habría que reemplazar 60 TWh nucleares de las plantas actuales que habrá que cerrar, mas 50 TWh de carbón cuya polución de unos 22,7 millones de toneladas de CO2 debiéramos eliminar, total 110 TWh más el 20% de incremento suponen 132 TWh, más 5,5 TWh que importamos, nos da una energía total de 137,5 TWh al año, lo que requiere una potencia nuclear a instalar de 15,7 GW, es decir: 16 centrales de 980 MW de potencia cada una, o algo más si queremos aumentar nuestra capacidad de exportación a nuestros clientes tradicionales: Portugal, Marruecos y Andorra o si pensamos que el consumo crecerá por encima del estimado.
La seguridad deberá ser un criterio prioritario en el diseño, debiendo pensar en centrales de cuarta generación que eviten la disociación del agua con la consiguiente producción de hidrógeno, que sean muy seguros y estén duplicados, triplicados o cuadruplicados los sistemas de refrigeración y no descartar el que estén enterradas para impedir todo tipo de radiación al exterior y puedan ser refrigeradas por inundación en el peor de los casos.
A pesar de que las nuevas centrales y los sistemas de depuración de residuos nucleares y su recombustión reducen los residuos radiactivos sustancialmente, la construcción de centrales nucleares debe ir en paralelo con la creación de un cementaerio de residuos nucleares que nos ahorre los costes de tener que llevar nuestros residuos al extranjero.
Por Carlos del Ama
Dr. En Económicas e Ingeniero Industrial
El desgraciado accidente de Fukushima esta forzando a los gobiernos a revisar sus proyectos nucleares, pero no debiera alterar significativamente el papel que la energía nuclear tiene en el inmediato futuro energético.
Analizando objetivamente el desastre de Fukushima, vemos que en una catástrofe con más de 26.000 muertos, aceptando que gran parte de los desaparecidos habrán fallecido, Fukushima ha producido a la fecha 32 heridos y ningún muerto, si bien, habrá que añadir los efectos a largo plazo en la salud de los afectados por niveles de radiación nocivos.
Si comparamos esas cifras con los riesgos en otras plantas de producción de energía, vemos que las centrales térmicas de carbón son en gran parte responsables de los 2.500 muertos anuales, y eso solo en China, que se producen en accidentes de las minas de carbón. Pensemos también, que si se produce un terremoto de magnitud del de Fukushima cerca de la presa de una central hidroeléctrica, los daños y las vidas perdidas en la mayoría de ellas serian muy considerables. No se habla de las explosiones habidas en Japón tras el terremoto en depósitos de gas y petróleo de las centrales térmicas y las muertes causadas por ellas.
En Fukushima 1, a pensar de ser una central de mas de 40 años, los seis reactores aguantaron bien los efectos del terremoto, siendo el sistema eléctrico que alimentaba la central el que falló, aun así, los generadores de emergencia funcionaron debidamente, paralizándose después, al ser destruidos los depósitos de combustible que alimentaban los generadores, por el tsunami que siguió al terremoto. Mientras, la central de Fukushima 2, de características semejantes a Fukushima 1 y distante de ella solo unas millas, apenas se vio afectada por el desastre geológico.
La lección a aprender de Fukushima es que no vale con asegurar la seguridad de las centrales nucleares, sino que hay que asegurar sus sistemas de alimentación eléctrica y seleccionar adecuadamente su localización. Pero, en su conjunto, Fukushima es un aval de la energía nuclear, difícilmente nada pueda ser sometido a una prueba mayor. El Dalai Lama, tradicionalmente opuesto a la energía nuclear, tras su visita a Fukushima declaró que estaba convencido de la seguridad que proporcionan las plantas de energía nuclear y aboga por su utilización.
En Fukushima el zirconio que recubría las cápsulas del combustible reaccionó con el vapor de agua recalentado, produciendo oxido de zirconio y liberando hidrógeno produciéndose a continuación la explosión de ese hidrógeno, causando daños en la central. También pudo producirse hidrógeno por disociación del vapor de agua recalentado a más de 2.000 grados en la cámara de condensación. En ningún caso se produjo una explosión nuclear como algún medio mal informado llegó a publicar en España, es imposible una explosión nuclear en una central, ya que la cantidad de uranio utilizado simultáneamente es muy inferior a la cantidad crítica para que una explosión de esa naturaleza se produzca.
Desde un punto económico, no solo no podemos prescindir de las centrales nucleares, sino que nos es necesario aumentar su número. Estamos en una crisis económica de grandes proporciones en la que al paro se unen unos grandes déficits públicos. Esa situación antagonista hace muy difícil resolver el problema aplicando medidas de reactivación Keynesianas de estimulo de la demanda agregada, pues si bajamos los impuestos o aumentamos el gasto publico para reducir el paro, aumentamos el déficit y si subimos los impuestos o reducimos el gasto publico para reducir el déficit publico y con él la deuda, aumentamos el paro. La solución a la crisis tiene que venir por el lado de la oferta agregada, de forma que una reducción de los costes de producción haga descender los precios de la curva de oferta, desplazando el punto de equilibrio macroeconómico a la derecha, generando mayor actividad, de forma que, simultáneamente, aumente el empleo y mejore la recaudación fiscal con el aumento del producto nacional.
Reducir los costes productivos equivale a reducir los salarios, a lo que no se prestan fácilmente los sindicatos, bajar los intereses, reducir impuestos a las empresas, mejorar la logística o reducir los costes energéticos. Francia es un país de baja productividad: se trabajan pocas horas, hay frecuentes huelgas y los salarios son altos, pero Francia es un país con alta competitividad, porque el coste de su energía es muy bajo, debido a que más del 77% es energía nuclear.
En este momento, en los EE.UU, el 20% de la energía eléctrica producida es de origen nuclear. No pueden prescindir de la energía nuclear, habría que parar el 20% de su producción industrial, pero si habrá que asegurar la seguridad de las centrales. ¿Es asumible parar el 20% de las fábricas y dejar sin luz a la población durante 5 horas al día?
Las centrales nucleares hoy en desarrollo son centrales de tercera generación con mayores medidas de seguridad y refrigeradas por agua a presión, de forma que se impida su disociación, pero China anunció hace unos días que en abril de 2011 comenzara la instalación de una central de cuarta generación refrigerada por helio. Hoy se pueden construir centrales subterráneas, que prevendrían cualquier tipo de radiación al exterior incluso en el peor de los desastres.
En las circunstancias actuales, todos los países debieran revisar la seguridad de sus centrales nucleares. En algunos países se pararán y desmantelarán algunas centrales antiguas cuyo desmantelamiento ya estaba previsto hacer en uno o dos años. Pero la energía nuclear, con más y mejores medidas de seguridad, seguirá adelante. El presidente Sarkozi ha pedido nuevas normas de seguridad para las nucleares. China ya anunciado seguir con sus planes nucleares y cerrar centrales térmicas de carbón. India también sigue con sus planes y el Presidente Obama declaró en su discurso en la Universidad de Georgetown sobre la energía, que la energía nuclear es un importante recurso para sus planes de reducir la importación de petróleo, pero que es necesario garantizar su seguridad.
En resumen, previsiblemente, los proyectos nucleares se verán retrasados algún tiempo para verificar y mejorar su seguridad, pero la energía nuclear seguirá adelante y con mas fuerza, una vez que las medidas de seguridad se vean reforzadas.
España debería identificar dónde poner parques nucleares de varias centrales por parque, diseñar las características y fijar las especificaciones de capacidad y seguridad y sacar las licencias que se determinen a concurso internacional. Qué más da que sean chinos, rusos, alemanes o españoles quienes inviertan en ellas y nos construyan. Lo que habría que exigir es que la obra civil la hagan empresas españolas y que el 90% de los componentes se fabrique en España, reduciríamos el paro de las ingenierías españolas de un plumazo, las obras de las centrales absorberían mano de obra de la construcción y dispararía la cartera de pedidos a la industria y a medida que entren en producción las plantas, el coste de nuestra energía bajaría haciéndonos más competitivos y al dejar de importar energía, nuestra balanza de pagos mejoraría. Quienes se oponen a la energía nuclear parten de prejuicios, es decir, de juicios a priori no documentados ni técnica ni científicamente.
A grosso modo, se necesitaría lanzar cuanto antes la construcción de 16 centrales nucleares de 980 MW de potencia media.
Dado que una central suele necesitar un año de diseño y cinco para su instalación, si se comienza el plan a lo largo de 2012, el objetivo seria el 2017.
El consumo actual de 260 TWh al año pasaría a no menos de 300 Twh al año, suponiendo un crecimiento del actual consumo de un 2% medio anual acumulado, más lo que requieran los nuevos sectores de consumo eléctrico, como el parque de coches eléctricos. Podemos calcular un incremento del 20% en seis años.
Habría que reemplazar 60 TWh nucleares de las plantas actuales que habrá que cerrar, mas 50 TWh de carbón cuya polución de unos 22,7 millones de toneladas de CO2 debiéramos eliminar, total 110 TWh más el 20% de incremento suponen 132 TWh, más 5,5 TWh que importamos, nos da una energía total de 137,5 TWh al año, lo que requiere una potencia nuclear a instalar de 15,7 GW, es decir: 16 centrales de 980 MW de potencia cada una, o algo más si queremos aumentar nuestra capacidad de exportación a nuestros clientes tradicionales: Portugal, Marruecos y Andorra o si pensamos que el consumo crecerá por encima del estimado.
La seguridad deberá ser un criterio prioritario en el diseño, debiendo pensar en centrales de cuarta generación que eviten la disociación del agua con la consiguiente producción de hidrógeno, que sean muy seguros y estén duplicados, triplicados o cuadruplicados los sistemas de refrigeración y no descartar el que estén enterradas para impedir todo tipo de radiación al exterior y puedan ser refrigeradas por inundación en el peor de los casos.
A pesar de que las nuevas centrales y los sistemas de depuración de residuos nucleares y su recombustión reducen los residuos radiactivos sustancialmente, la construcción de centrales nucleares debe ir en paralelo con la creación de un cementaerio de residuos nucleares que nos ahorre los costes de tener que llevar nuestros residuos al extranjero.
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