domingo, 10 de agosto de 2014

La banalización del mal



La banalización del mal


Anoche vi en televisión la película Hannah Arendt y me hizo reflexionar sobre el tema de fondo: La banalización del mal. De Hannah había leído y tengo en casa su libro “La condición humana” y algún otro, pero desconocía el de “Eichmann en Jerusalén”. Siendo la filosofía una tarea fundamentalmente de hombres, hay dos mujeres que recomiendo no dejar de leer: Hannah Arendt y María Zambrano. Decía Julián Marías que la obligación del filósofo es reflexionar sobre los temas de su tiempo, premisa sobre la que justificaba sus críticas de cine. No es mi intención criticar la película dirigida por Margarethe von Trotta e interpretada por Barbara Sukowa, sino compartir contigo mis reflexiones sobre la banalidad del mal. Lamentablemente, el mal siempre ha sido tema de todos los tiempos y, por tanto, tambien del nuestro y su erradicación debiera ser objetivo de toda la humanidad en todo tiempo.

El pensamiento lógico es lineal, secuencial, pero no debiera ser temáticamente cerrado. Considero que las grandes áreas del pensamiento son cuatro: La verdad, la utilidad, la belleza y el bien. Cada una de ellas tiene diferentes parcelas. Así, dentro del campo de la utilidad están lo práctico, lo saludable, lo cómodo, lo económico, lo eficaz, lo técnico, lo innovador, lo factible…Lo que hoy me planteo es que toda reflexión debiera considerar las cuatro áreas, es decir, el pensamiento debiera ser integral, con independencia del tema central que se considere. Por un momento me planteé la posibilidad de cambiar el título de este artículo y llamarlo “El pensamiento integral”, pero nos desviaría de la preocupación central. La naturaleza lineal del pensamiento lógico impide la consideración simultánea de aspectos epistemológicos, pragmáticos, estéticos y éticos; pero la robótica tiene resuelto el problema de verse obligada a procesar simultáneamente tres tipos de información: la acción a realizar, la información sobre el entorno y la información sobre la situación del robot. De manera, que si un brazo robótico debe coger una tuerca de una bandeja de piezas diversas y colocarla en otro bandeja, deberá tener un programa que le ordene coger una tuerca, auxiliado por otro programa de reconocimiento visual que identifique lo que es una tuerca y por un tercer programa que identifique la posición del brazo para que, con los datos de los programas auxiliares, el programa ejecutor ordene cómo se ha de mover el brazo para ir a coger la tuerca. Antiguamente, los tres programas eran segmentos de un único programa, los nuevos robots tienen los tres programas separados en procesadores paralelos que se comunican entre sí. El pensamiento integral debiera tener en consideración todos los aspectos e ir inter- realimentando unos procesos con otros, alterando las consideraciones estéticas con las prácticas, las éticas y las epistemológicas.

Cada vez que se ha enriquecido un pensamiento temático con consideraciones de otras áreas de pensamiento, el resultado ha sido muy satisfactorio. Por ejemplo, cuando al diseño práctico de equipos y herramientas se añadieron consideraciones estéticas se tuvo como resultado el diseño italiano, con revoluciones tales como que la línea blanca podría ser de color y el éxito de Apple se forjó sobre la base de que los ordenadores, además de prácticos, debieran ser bonitos. El problema de nuestro tiempo es que el pensamiento, no solo se está reduciendo al área de la utilidad, sino que se están anulando las consideraciones éticas como si sus aportaciones fuesen restricciones indeseables al logro de la utilidad, lo que nos está llevando a la banalización del mal y a la estigmatización de quienes señalan aspectos éticos.

Con esto entramos en el tema de la presente reflexión: El mal se ha banalizado. Como decía Hannah, se ha dejado de pensar sobre el mal, dejar de pensar es deshumanizarse, dado que lo característico del ser humano es el pensamiento. El mal banalizado queda marginado de sus consecuencias, del daño que causa, del sufrimiento que produce, del dolor que acarrea. La mayoría de los males de nuestro tiempo están banalizados. El hambre, la trata de blancas, el trafico de estupefacientes, la industria armamentista, la pena de muerte, el aborto, la guerra, la corrupción, los sembradores de cizaña política, el tráfico de órganos humanos, la pornografía infantil…no serían comprensibles si sus autores hubiesen dedicado unos minutos a considerar las implicaciones éticas de sus actos y la degradación que su ejecución supone para ellos mismos. ¿Se puede dar una contradicción lógica mayor que intentar conciliar los conceptos de madre con aborto? ¿Qué diferencia hay entre matar con gas a los judíos de Eichmann y mandarlos incinerar que triturar un feto en el seno de su madre e incinerarlo? ¿Qué diferencia entre el instrumento Eichmann y los sanitarios abortistas? Los traficantes ilegales, los políticos corruptos, los abortistas…son todos Eichmanns deshumanizados que no piensan ni cuestionan sus actos y se han acostumbrado a actuar sin pensar, han dejado de ser seres humanos para convertirse en instrumentos ciegos de su propio egoismo y sus más deleznables pasiones.

Urge desbanalizar el mal desde la escuela.

Nota. Ver también:

 http://carlosdelama.blogspot.com.es/2012/12/el-problema-del-mal-unde-malum.html

9 comentarios:

Carlos del Ama dijo...

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No es sólo dejar de pensar sobre el mal. Se trata de dejar de pensar, como se queja Ratzinger en la Fides et Ratio.
Nos han convertido en una masa consumiente, que ha dejado de buscar la Verdad. Es decir, ha dejado de ser libre.

Javier

Carlos del Ama dijo...

Recibido por e-mail:

Yo no vi el reportaje, pero si leeis Eichman_en_Jerusalem, ireis bien servidos

Aurelio

Carlos del Ama dijo...

Recibido por e-mail:

Yo también vi la película

Era cómo releer partes del libro

Que falta hacen mentes libres no limitadas por prejuicios, intereses y convenciones!

Andrés

Renato dijo...

Confesiones de un inculto relativista.

Creo que... Pero sin duda estoy equivocado:

Dios es una necesidad ineludible para el hombre inquisitivo, ya que representa el estado de la totalidad de la creación, pero su concepto y comprensión no son semánticamente accesibles. A nivel humano, Dios no tiene significado.

Cuando a pesar de todo alguien se empeña en decidir lo indecidible, parte de una axiomática previa, intuitiva pero en el fondo arbitraria, con la que ya define su idea de lo que espera encontrar..

.- Dios es perfecto.
.- Dios es infinitamente bueno, sabio y poderoso.

Afirmaciones que no tienen ningún sentido y sin embargo condicionan la búsqueda y limitan la coherencia en la percepción de la Creación.
Como quiera que asociamos la perfección con la inmutabilidad ( lógica pura), convertimos al Dios que buscamos en una contradicción aburrida y doctrinaria. No se puede ser infinitamente justo e infinitamente misericordioso a la vez. ( Dios si). Así pues o renunciamos a la lógica o renunciamos al conocimiento de Dios y abrazamos la fe del carbonero.

El mal es una interpretación de los hechos. Es por tanto puntual y sesgado. Depende de nuestros sentimientos y nuestras creencias. El dolor es malo en tanto nos hace sufrir pero es bueno en tanto nos avisa de un funcionamiento anómalo en nuestro organismo. En el parto la mujer sufre pero al mismo tiempo goza al alumbrar una nueva vida.

¿Existe el Mal como ente perfecto e inmutable?

Recuerdo siempre con buen humor cuando en el colegio nos explicaron el razonamiento de San Anselmo para la existencia de Dios. “ Imaginemos un ser perfecto con todos los atributos positivos, y ya que la existencia es un atributo positivo ese ser tiene que existir. Ergo ...” Ese día me llené de alegría porque descubrí que el demonio no podía existir. “Imaginemos un ser que no tenga ningún atributo positivo...”

El ser humano vive en la superficie de los hechos. A muy pocos les interesa que es eso del átomo de Bohr o que son los quarks y los leptones, pero todos queremos que el tomate siga sabiendo a tomate y el jamón a jamón.

En cuanto buceamos un poco por debajo nos llenamos de angustia y confusión. Preferimos quedarnos anclados y decir " Así son las cosas"

¿Banalizar el mal? Pues claro es inevitable. Estamos cerca de terminar la ultima molécula de la manzana que empezó a morder Eva. ( Ojo lo importante es que también mordió Adan).
Banalizamos a Dios, a la Justicia, a la Belleza, a la Verdad.

Banalizamos todo simplemente introduciéndolo en el mercado. Tasándolo en dinero. No son quarks ni leptones, son monedas. Pero evidentemente el mal no es el Mercado ni el Dinero.
¿Queremos sinceramente reflexionar sobre el mal? ¿Honestamente?

¿Yo se donde está el mal?

Dejemos de mirarnos el ombligo y recrearnos en nuestras brillantes sinapsis, vayamos frente a un espejo y mirémonos a los ojos.. Allá dentro, al fondo.
¿Lo veis? …

Querido Carlos, aun no he visto la película pero la grabé. Una noche de estas en las que el calor me lo permita la veré y te comentaré algo. Tus artículos me parecen estupendos. Un abrazo.

Carlos del Ama dijo...

Gracias, Renato, por tu comentario.
Tu referencia al tomate y al jamón me recuerda lo de "al pan, pan y al vino, vino" como síntesis de tu reflexión

Sobre al contenido del concepo de Dios y la compatibilidad de Razón y Fe te recomiento la lectura de los documentos citados en:

http://www.unav.es/tdogmatica/ratzinger/bibliografia.htm

Renato dijo...

Pero aunque pensemos que la esencia del mal no existe, siempre hay una "mal" de andar por casa que es mucho mas cruel y peligroso, porque además es torpe.
Es una constancia en la historia el que a los perseguidores del mal, les ataca una especie de soberbia y arrogancia fundamentalista y puritana cada cierto tiempo. Son los inquisidores del bien que actúan como auténticos siervos del maligno en su "no banalización del mal" y cometen actos mas deleznables que los que analizan y condenan.
Muchas guerras con su balance de muertos, dolor, desesperación e injusticias deben estar en la mente de todos nosotros. El actual conflicto de Hamás e Israel lleva a personas justificar "un mal" para oponerse a "otro mal" sin pensar que ese "mal" es el mismo en ambos casos. ¡Que mayor banalización que la exageración injusta y gratuita!¿ Quien se cree con derecho a esgrimir la vara de medir?
Sin embargo se tiran muchas piedras, no solo la primera.

La vida y la muerte son banales. Todos los días nacen y mueren miles de personas. Convivimos con ello. Mueren en los hospitales, en las carreteras, en las guerras y en las acciones de terrorismo, sean o no de estado.
La muerte de un ser querido no es banal, es una tragedia. Nos quita a esa persona y todo lo que hubiera podido aportar aun a nuestra vida.

¿Es la muerte un mal?

Yo creo que desde el punto de vista del imperativo categórico en su visión prohibitiva hay muchas acciónes que parecen intrínsecamente malas de manera que su erradicación absoluta mejoraría la conciencia moral del sistema: La mentira, la soberbia, la avaricia, la ira, la violencia. Sin embargo oímos hablar de "mentiras piadosas", de "Santa Ira" o de "violencia justificada".
Para mi, la lujuria, la gula o la pereza, son muy perdonables y sin embargo han llevado a personas al rechazo masivo de la sociedad.
¿Cómo se debería hablar del mal en la escuela?¿Es universal la reflexión sobre el mal, sus causas y sus efectos?¿ No se convertirá en una cuestión de doctrina local como las asignaturas de Religión o de Ciudadanía.
Mordemos piezas mayores que nuestra boca, por ejemplo nuestra cola.

Carlos del Ama dijo...

Evidentemente, vemos la paja en el ojo ageno y no la viga en el propio. Todos tenemos que luchar contra el mal en nosotros mismos. Todo vicio erradicado y toda nueva virtud repercute en mejorar la humanidad.

El mal banalizado del que hay que alertar a sus cultivadores es el mal reiterativo, masivo e institucionalizado de las organizaciones criminales. Como los verdugos de Jesús, parece que no sepan lo que hacen, como el piloto que tiro la primera bomba nuclear, mero instrumento inconsciente de las consecuencias...

La justicia divina se muestra cuando alguno de ellos es víctima de su propia medicina, como Nikolai Ustinov, que se inyectó accidentalmente la versión del virus del Ebola con la que estaba trabajando para desarrollar un arma biólógica.

Renato dijo...

Querido Carlos, me pueden las palabras.
Por fin vi la película y me aburrí. Para mi Ana Harendt tiene mas profundidad que esa profesora que pontifica sin quitarse el cigarrillo de la boca. ¿Fumar es malo?

Pero desde que sacaste el artículo muchas de mis noches de insomnio las paso pensando en las contradicciones que la existencia del bien y del mal introducen en mis creencias.
Observo el dolor que te produce la existencia del aborto, es palpable y no solo metafóricamente. Sin embargo la mera existencia del sacramento del bautismo indica que esos seres no nacen inocentes. O tal vez si pero no.Cosas de la Iglesia.

El ser humano debe aprender a vivir como hombre integro y dejar que dios nos juzgue sin presionarle. No deja de hacerme gracia tu referencia a Nikolai Ustinov como muestra de la Justicia Divina.

Es la Fe querido amigo. La fe que no solo mueve montañas sino que nos convence de la Patafísica divina.
Por cierto, yo también estoy en contra del aborto aunque esos seres sean fruto del pecado o la ignorancia de sus padres. Pero eso de dejarlos nacer para luego castigarles por esos mismos delitos me parece aberrante. Quizás la sociedad humana debiera plantearse de otra manera mas generosa el derecho de nacer de los seres no queridos.

Un fuerte abrazo.

Carlos del Ama dijo...


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Tu análisis me ha paracido excelente y concuerdo con el totalmente,sobre todo en lo referente en los puntos relativos al pacto anticorrupcion

Fernando