lunes, 6 de julio de 2015

La Nada, el Ser y el Uno


La consideración del ente en cuanto ente a partir de un ente físico cualquiera, entraña la dificultad de tener que ir negando cuantas notas diferencian unos entes de otros hasta quedarnos con lo que, siendo común a todos ellos, nos permitiese definir lo que constituye el hecho de ser un ente en cualquiera de ellos. La dificultad reside en que, al eliminar la totalidad de las notas, nos quedamos con la nada.


Ya Duns Escoto denuncia la vacuidad del ente y su afinidad con la nada. "No pudiendo haber nada más común que el ente, y no pudiendo, a su vez, ser el ente-común-univoco predicado de la quididad de todos los inteligibles, ya que no es predicable de las diferencias últimas ni de sus pasiones, se sigue que la nada es el primer objeto de nuestro entendimiento, pues es por si misma común a la quididad de todo inteligible; no obstante, digo que el primer objeto de nuestro entendimiento es el ente." (Ordinatio, I, 3, 3, 137). Por tanto, la nada sería la base y fundamento de todo ente, en tanto el ser indiferenciado. Todos los demás seres se distinguen por sus diferencias. (El ente constituye la versión estática y el ser la versión dinámica de una misma realidad). Hegel llegó a decir que "El Ser puro y la Nada pura son uno y lo mismo".
 
Preguntado mi nieto de cuatro años sobre ¿qué es la nada? me contestó que es “lo que hay en el bolso de mama cuando está vacío”. El concepto que tenemos sobre la nada es un concepto negativo y relativo, se forja por referencia a la ausencia de todo otro ser, es un concepto mediado e inferido como ausencia, pero no empírico. En principio, tanto la Nada como la Eternidad son objetos de la lógica. De tener entidad, en caso de ser reales, ambos estarían fuera del tiempo y del espacio, serian trascendentes al mundo empírico, intuibles pero no perceptibles.

La actitud metafísica consiste en enfrentarse a contradicciones fundamentales como las que se dan entre la apriencia y la realidad, el tiempo y la eternidad, cuestiones que se funden en el problema de intentar reconciliar la permanencia y el cambio, a Parménides con Heráclito; en resolver la contradición entre la experiencia de lo diferente que soy de aquel niño que fuí y la evidencia de que sigo siendo el mismo. En el extremo, la pregunta sobre lo que se es y lo que se fué plantea la cuestión de la relación entre el mundo tal cual nos le encontramos y la nada de la que sugió. Llamamos metafísica al conjunto de respuestas que la humanidad se ha venido dando sobre ese tipo de cuentiones que, en el fondo, son una misma pregunta: cómo explicar el ser. Las auténticas revoluciones han sido cambios metafísicos, nuevos matices a la respuesta dada a la questión fundamental.

La Eternidad no puede ser una parte del tiempo y tampoco su totalidad. Si fuese una parte, el tiempo seria mayor que la eternidad y si fuese la totalidad, el tiempo estaría confinado en otra temporalidad mayor, luego la eternidad ha de estar fuera del tiempo. (Para una reflexión desde la física sobre el espacio, el tiempo y la eternidad, ver: http://carlosdelama.blogspot.com.es/2013/11/el-multiverso.html).

La Nada estaría contenida en la eternidad  y la Eternidad estaría mediada por la nada, siendo cada una de ellas predicado de la otra, la nada es eterna y la eternidad está en la nada, fuera del mundo. Según Aristóteles, el ser se dice de muchas maneras. De ser la nada real, una de esas maneras seria la nada. La nada es la manera a-temporal, an-espacial e informe de ser, por lo que la nada es trascendente al resto de los seres.

Partiendo de la nada-eternidad, los diferentes entes se realizan como seres dentro del espacio-tiempo. Como resultado de su auto-realización, los seres modifican al mundo y se auto transforman en el mundo. La acción de ser, deja huellas en el mundo y cada ser o ente, al realizarse, deja vestigios de si mismo. Debe existir un poder transformador absoluto que proporciona la información necesaria para que cada ser o ente relativo pueda realizar su propia auto-realización. La felicidad de los seres humanos viene medida por el porcentaje de auto-realización lograda respecto al potencial que tienen disponible.
¿Cuál es el proceso de la autorrealización?

Las tres preguntas radicales que la humanidad se viene planteando desde antiguo, son:

¿Porqué hay algo en lugar de la nada?

¿Por qué hay vida en lugar de ser el universo inerte?

¿Por qué hay consciencia en lugar de ser el universo inconsciente?

Lo fácil es que no hubiese nada, que de haber algo fuese inerte y de haber vida que fuese inconsciente. Pero los seres humanos existimos, vivimos y sabemos que existimos y estamos vivos. El auto-desarrollo de un ser humano pasa por esas tres etapas fundamentales de existir, vivir y ser consciente de ello.

Cada una de esas preguntas plantea la cuestión de la causa de cada uno de esos saltos de creciente complejidad y orden creciente que parecen negar el segundo principio de la termodinámica. La única explicación de que la entropía no decrezca es porque en el proceso de auto-desarrollo se ha procesado un elevado volumen de información que compensa la evidente reducción de entropía originada por el aumento de orden logrado, con lo que la cuestión se centra en saber donde estaba ubicada esa información.

Hay una cuarta pregunta: ¿Por qué los seres conscientes tienden a compartir el contenido de sus conciencias con otros seres conscientes? Es como si los seres racionales necesitásemos volcar el contenido de nuestra conciencia en otras conciencias y necesitásemos indagar en el contenido de otras conciencias para satisfacer la nuestra, como si el objetivo último y el gran anhelo de la humanidad fuese alcanzar una conciencia común que reuniese y compartiese todo el saber y el conocer. Alcanzar la Noosfera de Pierre Teilhard de Chardin. Se trataría de procesar la información inicial, sobre la potencialidad del cosmos, para elaborar la información actual sobre la realidad ocurrida a lo largo de la historia del cosmos. La necesidad de comunicación genera la aparición del lenguaje y justifica el éxito de las redes sociales.

El ciclo de la existencia indica un proceso por el que, partiendo de una conciencia omnisciente que consigue manifestarse en la generación y evolución del cosmos mediante un acto de trascripción o interpretación (en el sentido de ejecución o realización) de la información que posee esa conciencia, busca volver a reunir toda la información derivada al procesar la información de origen mediante el auto-desarrollo de lo creado, en una nueva conciencia compartida por todos los seres conscientes.

De la nada indiscriminada, informe y eterna, atemporal y an-espacial, pero sapientísima, surgen las distinciones y las formas de todos los entes que se desarrollan en el tiempo y el espacio por trascripción o interpretación realista de la información original. La información originaria constituye el momento abstracto de la verdad absoluta genérica, razón de ser de todos y cada uno de los entes que han llegado a la existencia; mientas que el conjunto de la información cósmica final, histórica y compartida, constituye la versión concreta y específica de esa verdad. El mundo, el conjunto de todos los entes que han existido o han de existir, es el elemento mediador entre los dos momentos de la verdad. El conocimiento implícito en la información inicial se hace explícito en el desarrollo del universo. La transformación de la verdad entre su concepción original abstracta y su versión final concreta supone un aumento de precisión a costa de una elevada degeneración entrópica del conjunto.


La nada, el Uno de Plotino, es inextensión y la eternidad atemporalidad. En la eternidad no hay tiempo y, por consiguiente, no hay devenir. Como decía Parménides, el Ser eterno es inconmovible. En su absoluta invariabilidad y plenitud, no necesita de nada. En el contenido de la eternidad está la totalidad, permaneciendo idéntica a si misma en plenitud indivisa e inalterable, sin anhelo de nada pues lo tiene todo a la vez, sin ser deficiente en nada, actualidad plena no actualizable. Constituida por información, contiene toda la información sin que pueda haber otra información ajena a la que configura su ser omnisapiente e intrínsecamente presente sin un antes ni un después, sin perfeccionamiento ni deterioro. Eternidad es permanecer, lo eterno es lo permanente. El tiempo mide el cambio, si no hay cambio no hay tiempo.

“De ahí que, verdaderamente, el Uno sea algo inefable; porque lo que digáis de él será siempre alguna cosa. Ahora bien, lo que está más allá de todas las cosas, lo que está más allá de la venerable Inteligencia e, incluso, de la verdad que hay en todas los cosas, eso no tiene nombre, porque el mismo nombre sería algo diferente de El” (Eneida V, 3, 13).
                                                             
El ámbito receptor de la información contenida en la nada-eterna o Uno, utilizando la terminología de Plotino, es el espacio-tiempo. Plotino llama a dicho ámbito Inteligencia o Hipóstasis segunda, que recibe las formas contenidas en el Uno mediante procesión contemplativa. Utiliza el término procesión para evitar el de emanación, diferenciando así la calidad de lo surgido de la del origen. No habla de información, pero trata esa transmisión como si fuese información, ya que la Inteligencia se la apropia al contemplar al Uno o hipóstasis primera. Al no considerar que el contenido de lo transmitido se trata de información, tiene dificultades para explicar como se pasa del Uno a la multiplicidad. Ese paso se produce al desarrollarse la información esencial contenida en el Uno, en la nada-eterna, tras ser trasferida como intenciones al espacio-tiempo y desplegarse por el espacio y el tiempo a medida que esas intenciones se desarrollan. El tiempo es la manifestación de la eternidad y el espacio, vacío, la manifestación de la nada. El tiempo se muestra explícito mediante la rotación del espacio. Hemos de asumir la intuición de Plotino sobre la segunda hipóstasis, y reconocer que, siendo el espacio-tiempo en sí mismo ya información,  para poder asumir la información sobre los seres sensibles que recibe y poder procesarla, el espacio-tiempo ha de ser inteligente.
(ver:  http://carlosdelama.blogspot.com.es/2014/01/el-universo-inteligente.html )

“Inteligencia, acto intelectual e inteligible, serán una y la misma cosa. Con lo que, si el acto de la Inteligencia es lo inteligible, y si lo inteligible es la Inteligencia, la Inteligencia necesariamente se pensará a sí misma. Porque pensará por medio de su acto, que no es otra cosa que ella misma, y pensará así lo inteligible, que es también ella misma. De dos maneras, pues, se pensará a sí misma: como acto de la Inteligencia, que es ella misma, y como inteligible, al que piensa por medio de un acto que es la Inteligencia misma” (Eneida V 3, 5, 33 y ss.).

La inteligencia, el espacio-tiempo, al contemplar al Uno, la nada-eterna, extrae de El toda la información que contiene sobre el mundo, como potencia de todos los entes sensibles.

La información extraida, que al ser proyectada sobre el espacio-tiempo para configurar los entes sensibles se correspondería con la tercer hipóstasis de Plotino, a la que llama el Alma, configura al mundo que se despliega y expande en el espacio y en el tiempo.

“Pero el Alma, en cambio, no permanece inmóvil en su acto de producción, sino que se mueve verdaderamente para engendrar una imagen de ella. Al volverse hacia el Ser del que proviene se sacia de él, y al avanzar con un movimiento diferente y contrario, se engendra esa imagen de sí misma que es la sensación” (V 2, 1).

A esa imagen engendrada es a lo que llamaremos manifestación del mundo. La manifestación es la información esencial contenida en el Uno desplegada y expuesta en el espacio-tiempo como multiplicidad de seres. Cuando un ser inteligente percibe la información expresada en la manifestación de los seres que componen el mundo, concibe una representación del mundo en el sentido de Schopenhauer. Su error fue prescindir de la manifestación como base, sustento y causa de la representación. Si toda la información del Uno es puesta de manifiesto en el espacio-tiempo, la información transferida no se limitará a la correspondiente al en si kantiano de los entes sensibles, sino que debiera incluir la que constituye al propio Uno, con lo que el Uno-Bien y Verbo debiera, a su vez, encarnarse en algún lugar y momento.

La manifestación de cualquier información se realiza mediante el lenguaje: el lenguaje fonético humano con sus múltiples idiomas, el lenguaje escrito con sus numerosos alfabetos, el lenguaje de signos de los sordomudos, el lenguaje de las abejas con su vuelo, el lenguaje de las estaciones, destacando el lenguaje de las flores en primavera, el de las hojas en otoño, el de la nieve en invierno, el del calor en verano... La manifestación en el universo de la verdad absoluta constituyente y contenida en el Uno también utiliza sus lenguajes: el lenguaje cuántico de las partículas, el lenguaje físico de la mecánica, el lenguaje químico de las sustancias, el lenguaje genético del ADN... Los físicos aseguran que las primeras palabras fueron una gran explosión seguida de una inmensa radiación, lo que en castellano se podría traducir por: “Hágase la luz”, la tesis de la sabiduría contenida en la verdad absoluta original, al formularse lingüísticamente como origen y causa de la creación, nos aporta nuevos matices a la afirmación de San Juan sobre que “al principio fue la palabra y la palabra era Dios”. En ellas se identifica a Dios con la Sabiduría absoluta que se expresa mediante la creación y en lo creado. La frase de que "todo está escrito" se ilumina desde nuestra perspectiva con nuevas luces, permitiendo compatibilizar la existencia de esa escritura como texto de la Verdad Absoluta, con la libertad a la hora de su interpretación. Que todo estuviese escrito condiciona pero no determina. La libertad queda asegurada porque las personas actúamos por fines y no por causas. (Sobre la libertad, ver: http://carlosdelama.blogspot.com.es/2012/04/que-es-la-libertad.html)

El proceso que todo ser sigue para ser, es su autorrealización. Para poder auto-realizarse, para poder llegar a ser lo que un ser debiera ser, todo ser  necesita conocer la información que lo define y la que necesita, lo que requiere que los seres estén  constituidos por intención y atención. La esencia de todo ser es información. La intención es la información que determina lo que el ser debiera ser y la atención proporciona la información necesaria para poder obtener los recursos necesarios para ser lo que debe ser, sabiendo qué hacer con ellos por su intención. Desde un punto de vista informático, la intención es el programa y la atención proporciona los datos a medida que se van necesitando. La intención es teleológica y la atención es selectiva. Ser es procesar información interpretándola, es decir, realizándola en el tiempo y el espacio, haciéndola realidad. Como los solistas interpretan una partitura mediante un instrumento, los seres interpretan su intención de ser lo que son, mediante la información que manejan en los medios de que disponen como recursos. Ser es establecer un diálogo entre la intención de cada ser y el resto de las intenciones de los demás seres, diálogo que esta mediado por las respectivas atenciones. La calidad de vida de un ser está determinada por su capacidad para dialogar con el resto de los seres. El mal es el resultado de la incapacidad de alcanzar un consenso y pretender resolver los conflictos de intereses mediante la violencia, en beneficio del más fuerte. El diálogo cósmico se establece entre cada ser y su no-ser, es decir, entre cada ser y el resto de los seres, incluida la nada. Es un diálogo entre el ser presente de la actualidad existencial y el deber ser de la naturaleza esencial programado en la intención. Diálogo mediado por el resto de los seres en busca de la mutua colaboración necesaria para la realización del conjunto en una unidad dialéctica de una nueva actualidad que constituye el acto de ser. La naturaleza del ser es dialéctica y como consecuencia, el ser es contradictorio.

El ser es contradictorio. Para empezar, ser es tanto sujeto como predicado verbal: los seres son. El ser, para ser, debe ser lo que su esencia le dicta que ha de ser. El ser como proceso se hace ente como realidad consistente. El ser como sujeto puede ser objetivo y subjetivo al mismo tiempo. El ser como predicado no es ni sujeto ni objeto. Tanto la eternidad como la nada son, simultáneamente, sustantivas y predicativas, mientras aparentemente no son ni existenciales, dado que son trascendentales. El ser parménico, invariable y permanentemente, entitativamente idéntico a si mismo, solo es aplicable al ser de la nada y al ser de la eternidad, así como a las esencias de los seres contenidas en la nada-eterna; el resto de los seres, espacio-temporales y sensibles, son cambiantes, como los describió Heráclito. Ser en el mundo es un proceso. Como proceso, el ser no se define, se narra. El ser del ser humano es biográfico. Decir lo que un ser humano es supone narrar su biografía. Mientras un ser humano no muera, su biografía está incompleta, por lo que no podemos saber del todo lo que una persona viva es, ni él mismo lo sabe. Razón por la que la Iglesia no declara santo a ninguna persona viva. Con frecuencia, la naturaleza contradictoria del ser se hace explícita. La nada es omnipresente y omní-ausente, el pasado esta ausente y presente en el presente, la materia está formada por partículas-onda, vivimos muriendo, el cirujano cura haciendo daño, los silencios forman parte de la melodía, el mundo es una continuidad discontinua, el ser humano es objetividad y subjetividad,  son rojas las superficies que absorben el verde, las fronteras separan y unen países, todo valle es un par de montañas unidas, el negro de la tinta requiere el blanco del papel y como decíamos al principio, el ser es ente. Al ser el ser un proceso transformador, el principio de identidad es una abstracción lógica para facilitar el pensamiento conceptual simbólico a partir de las representaciónes.

El pensar es una forma an-espacial pero temporal de ser. Los pensamientos median entre la razón de ser, implícita en la intención de cada ser o ente, y la acción. La acción media entre los propósitos y los resultados. El universo es un gran proceso de mediación entre dos estados de la información cósmica o verdad absoluta: la verdad abstracta y eterna, contenida en el Uno, y la verdad concreta expresada en el espacio-tiempo como manifestación y constituyente del mundo. Si ser es procesar información, pensar es un proceso de información simbólica. Parménides defendía la idea de que ser y pensar son lo mismo. La nada es transparente a la información, el ojo que no se ve a si mismo ni es visto por nadie, pero todo lo ve. El vacío, imagen inmanente de la nada, esta lleno de luz que no se ve. La nada es depositaria de toda la información habida y por haber sin que la muestre en tanto no la manifieste al proyectarla sobre el espacio-tiempo. La nada, en su actualidad, siendo acto puro, resulta poseer el potencial implícito en la información necesaria a todos los seres para poder ser lo que son. La verdad absoluta, contenida en la nada, correspondería al mundo platónico de las ideas y la información proyectada en el espacio-tiempo, al Logos proyectado en el neuma de la Stoa o a lo inteligible configurando la Inteligencia de Plotino.

La RAE define la información como "Comunicación o adquisición de conocimientos". La información es la manifestación de un atributo discernible. Está correlacionada con la capacidad de ser percibido ese atributo e interpretado. La información es bipolar, requiere un emisor y un receptor que perciba las diferencias y pueda discriminarlas. La información es mensaje. De la nada no percibimos información, o bien no existen atributos en la nada, como vimos ser el caso del ente en cuanto ente, o bien no son discernibles o bien no están manifiestos o bien no son perceptibles. Antes de nacer, carecemos de recuerdos por carecer de capacidad para percibir información, por lo que nuestra ausencia prenatal de recuerdos es el recuerdo de la nada. Cuando "se habla de la nada, no se trata de otra cosa que de una idea de la nada. De hecho, considerándola desde el punto de vista existencial, se trata de un modo del ser. Al poner a lo absoluto en oposición a lo relativo, lo absoluto, la trascendencia, deviene inmanencia. Cuando lo absoluto se degrada y se  vuelve relativo, no se convierte en otra cosa que en una idea de lo absoluto, y como tal, no es sino un mero relativo entre los demás relativos y debe volverse, igual que lo relativo, inmanente." (Tanabe. Filosofía como meta-noética. Herder. Barcelona 2014, pag. 358)

La fuente de poder que hace que los seres sean no puede estar en el mundo, pues seria una duplicación del mundo, la fuente de poder ha de ser trascendente al mundo. Dado que el único ser o ente trascendente que conocemos en tanto primer objeto de nuestro entendimiento es la nada eterna, la fuente de poder ha de estar en la nada. El poder trascendente ha de ser capaz de trascender la trascendencia para promover la auto-realización del mundo en el espacio-tiempo. Lo que nos trasciende es el mundo arrojado a la existencia, en palabras de Heidegger. Si el mundo carece de poder propio, todos los seres del mundo son contingentes. Si existe algún ser necesario ha de ser trascendente al mundo. Solo puede haber un único ser necesario y suficiente. De haber más, ninguno necesitaría de ningún de los otros, pues todos ellos serian seres necesarios por si mismos, pero o bien dejarían de ser suficientes o bien resultarían redundantes. Como seres transcendentes, en el decir de distintos filósofos, tenemos a Dios, la eternidad, la nada, la sabiduría, la bondad y el uno; hemos de concluir que todos ellos son aspectos de una misma y única entidad. Desde la perspectiva de los seres racionales inmanentes que somos, las características del ser suficiente se ven como atributos del Ser Absoluto: unidad, eternidad, bondad, sabiduría, omnipresencia escondida, omnisciencia, poder…

La nada informe carece de diferencias internas.  Los seres son llamados a ser desde la nada, pasando a ser al diferenciarse entre ellos. Los seres surgen del seno de la nada, pasando a participar del ser, como ser recibido o ser pensado a imagen y dependiente del Ser pensante. El mundo no surge por emanación, no es panteísta, se constituye por trascripción de la información contenida en el conocimiento de la omnisciencia, al igual que el edificio es la trascripción de la información contenida en los planos que lo describen o la melodía que surge por la trascripción en sonidos de la partitura al interpretarla o el actor que interpreta al personaje. Todo ente se reconoce no por ser idéntico a sí mismo, sino por ser el mismo consigo mismo en todo momento, ser uno mismo implica ser diferente de lo otro, de lo distinto de sí  mismo; por lo que cada  ser que es, cada ente, entraña la referencia a un no-ser relativo a ese ser. Todo ser tiene una correlación con su no-ser relativo, que corresponde al conjunto de todos  los demás seres. Una relación equivalente a la que existe entre el molde y lo moldeado. El Uno piensa la Nada como su no-ser, con lo que al pensarla, la hace participar de su ser, surgiendo, como consecuencia, todos los demás seres. En términos aristotélicos, podemos decir que entre la Nada, pura potencia, y el Uno, acto puro, se encuentran los seres contingentes  como mezcla de potencia y acto. Los seres del mundo están mediados por la nada y participan del uno. Si ser es la articulación de la pluralidad en la unidad, pensar es concebir esa articulación. Ser y pensar son análogos en tanto ambos son síntesis. 
El No-ser absoluto será el no-ser del Ser absoluto, lo Otro, lo que, al menos en apariencia, no es: La nada. Platón señaló como raíz última del ser a un mismo principio que denominó con dos nombres: El Bien y el Uno.

Desconocemos la demostración utilizada por Euclides de Megara en soporte de su afirmación de que el Bien y el Uno eran una misma cosa, pero, dado que los Megáricos solían partir en sus razonamientos de proposiciones disyuntivas, intuyo que Euclides pudo razonar de forma parecida a la siguiente: "El Bien es uno. Si fuesen dos, o bien ambos eran iguales o bien uno era mejor que el otro. En el primer caso, ambos serían indiscernibles y serían  uno y, en el segundo, uno de ellos sería mejor que el otro, con lo que el mejor de los dos sería el Bien. Por tanto, en cualquier caso, el Bien solo podría ser Uno".

Ser un ente requiere constituir una unidad. Fuera de la nada, de la eternidad y del uno, que son entes simples, los demás entes serán unidades compuestas, uniones, síntesis. Todo ser, en tanto ente, es uno. En todo ente, el que es o ente es unitariamente lo que el ente es o esencia. La identidad inmanente de un ente  es la manifestación de la articulación de lo múltiple en uno, siendo esa unidad la determinante de la identidad de cada ser.

Parménides afirmaba que el Ser era el Uno.

Sobre las estrechas relaciones entre el Ser y el Uno, Aristóteles nos dirá en el capítulo II del libro cuarto de la Metafísica que "si el ser y la unidad son una misma cosa, una misma naturaleza, puesto que se acompañan siempre mutuamente como principio y como causa, sin estar, sin embargo, comprendidos bajo una misma noción...es evidente que el ser no se separa de la unidad, ni en la producción ni en la destrucción. Asimismo, la unidad nace y perece con el ser. Se ve claramente que la unidad no añade nada al ser por su adjunción y, por último, que la unidad no es cosa alguna fuera del ser. Parece que, en efecto, la unidad y el ser no solo no son una misma cosa, aunque estén estrechamente unidas, sino que, por el contrario, designan conceptos relacionados, existiendo una clara dependencia de la unidad respecto del ser, ya que aquella no añade nada a éste y no es cosa alguna fuera del ser. Mientras la unidad necesita del ser, el ser no precisa de la unidad, la constituye.”

Ya en El Parménides de Platón nos encontramos con una primera crítica a las concepciones del eléata, haciéndose patentes las dificultades que se derivan de pretender unificar al Ser con el Uno. En su diálogo con el joven Sócrates, el ficticio Parménides defenderá la tesis de Zenón de que no existe lo múltiple, tesis que, como Sócrates señala, coincide con la afirmación del maestro de que todo es uno. "Si el uno no es, nada es" (166 c), dir. Parménides defendiendo la pretendida identidad entre el Ser y el Uno frente a un Sócrates que niega que lo múltiple pueda ser uno. Salvo que todo sea nada, identificándose, tanto el uno como lo múltiple, en y con la nada.

Plotino nos dirá en sus Enéadas que lo Uno es origen y causa de toda unidad y, por lo tanto, de todo ser, añadiendo: "para que el ser sea, lo Uno mismo no puede ser un ser". “Es porque nada hay en lo Uno por lo que todas las cosas provienen de El. Así, para que el ser sea, es preciso que lo Uno mismo sea el no ser, sino aquello que engendra el ser. Es manifiesto que el artífice de la realidad y de la sustancia no es, él mismo, ninguna realidad, sino que está más allá de la realidad y de la sustancia". "Cuando se trate del principio que es anterior a los seres: lo Uno, este principio permanece en si mismo. El principio no es la totalidad de los seres, pero todos los seres provienen de El; no es todos los seres, más bien no es ninguno de ellos, de manera que puede engendrarlos a todos." (Enéadas V, 2 y 3). Si no hay nada en lo Uno, el Uno es la Nada.

Vemos como, para Plotino, el Uno, desde su indeterminación y uniformidad, engendra en su  seno vacío y carente de ser todas las cosas, quedando éstas determinadas en su multiplicidad. Nos encontramos con un Uno que él mismo no tiene ser, ni es ninguno de los seres aunque es principio de todos ellos.

¿Cual es el problema? El problema surge si identificamos el Uno de Plotino con el Uno de Platón y a éste con el Bien y a ambos con el Ser. Dicho de otra forma, si identificamos al Uno con el Ser. Tendríamos un Uno que no es, identificado con la Nada, que resulta ser y ser el Ser Absoluto. La naturaleza contradictoria del ser se hace patente. Parménides, probable alumno de Jenófanes, defendía un Uno eterno y aseguraba que el Uno es Dios. Parménides, en busca de lo permanente, estudia "el ser" como un principio estable unificador de lo real que transciende el continuo cambio de la apariencia.

El Uno inmóvil de Jenófanes reaparece en la inmutabilidad del Ser parménico. En ese Ser-Uno en el que se anula toda diferencia, tanto en el espacio como en el tiempo. El "ente único" no tiene ni pasado ni presente, es eterno. El Ser de Parménides es unívoco y comprende todo: todo es uno. Antes, los pitagóricos se habían referido al Uno como principio de todo. Alejandro Polystor (siglo I a. de C.) resume la cosmología pitagórica diciendo: "El primer principio de todas las cosas es el Uno. Del Uno vienen los números, y de los números los puntos, líneas y figuras planas y sólidas, de estas los elementos y, a partir de ellos, se origina el cosmos” Una vez más encontramos quien considera que el cosmos es producto de la información, añadiendo que se trata de una información cuantificada. Opinión que declarará siglos más tarde Galileo como principio ontológico, la cuantificación del universo.

Para Parménides, el Ser solo se percibe intelectualmente, ya que el propio Ser se desvela ante el pensamiento, identificándose con éste "pues lo mismo es el pensar y el ser" (Poema 3,1), "lo mismo es el pensar y aquello por lo que es el pensamiento. Pues no sin lo Ente, con respecto al cual es expresado, hallarás el pensar"(8,35). El pensamiento se expresa en el ser y el ser se descubre en el pensar. Por el contrario, los sentidos, “órganos engañosos” (16.1), solo son capaces de percibir la multiplicidad y el cambio de la apariencia, solo la razón no engaña y solo por la intelección se contempla al ser con su unidad y permanencia. El pensamiento unifica lo diverso y descubre la verdad del ser que los sentidos empañan. La visión intelectual permite captar los principios de la identidad que son los de la ciencia.

El Ser que subyace tras toda apariencia es, según Parménides, la auténtica realidad, siempre idéntico a si mismo "es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin " (8,3-8,4). Con la inalterabilidad del ser, Parménides produce un hiato entre el pensamiento y la realidad sensible que Platón llevará a sus últimas consecuencias con la dualidad y separación entre el mundo de las ideas y el mundo sensible. Frente al sentido común, la realidad es, según Parménides, indivisible, inmóvil, semejante a una esfera en la cual no tienen lugar ni el tiempo, ni el vacío, ni la pluralidad. Es esa realidad, atemporal, homogénia y compacta, la que identificamos nosotros como la Verdad Absoluta de la omnisciencia original, pendiente de ser transcrita como realidad del mundo mediante las palabras adecuadas en el lenguaje oportuno.


La intención constituyente de la esencia o en-si de los seres es información ejecutable, ha de contener en si misma el conocimiento para actuar y el poder y el ámbito para hacerlo se lo ha de proporcionar el espacio tiempo como receptor y procesador de esa información. Los seres desarrollan su intención mediante la acción. Hay dos tipos de acciones: implícitas y explícitas. Las acciones implícitas son internas y van configurando el propio ser, traducen la cosa en si en su manifestación, hacen que el embrión se transforme en individuo adulto. Las acciones explícitas son externas y hacen que cada ser contribuya a la transformación del mundo. Todas las acciones procesan la información recopilada mediante la atención. Los seres se identifican con su actividad y lo que son es producto de lo que van haciendo.

Comprender que la naturaleza de la esencia de los seres es información y que el mundo es la transcripción física de un mensaje que se difunde dialécticamente, a través del tiempo y del espacio, por el que la nada se manifiesta, nos permite contestar las preguntas que nos hacíamos sobre los grandes pasos de la realización del universo.

-Hay algo en lugar de la nada, porque de no haberlo, la información original contenida en la nada no se hubiese puesto de manifiesto.

-Hay vida, porque la vida proporciona un sistema eficaz para la  difusión de fragmentos de esa información mediante su reprodución y propagacion.

-Hay seres conscientes, para disponer de receptores de esa información que puedan entenderla.

-Los seres racionales intercambian la información que poseen, para reunir los fragmentos de informacion que cada uno de ellos tiene, a fin de acumular la información suficiente que la haga inteligible.


Concluyendo

La esencia constituyente de los entes es información que compone el contenido y la estructura de la Nada-Uno eterna. Su proyección sobre el espacio-tiempo configura en mundo, mostrándose como manifestación que se dispersa a través del espacio-tiempo. La manifestación es percibida como representación por quienes la observan. La esencia de los entes está diferenciada en intención y atención. La atención está integrada por la percepción, la memoria y el entendimiento. El entendimiento descripta e interpreta la información que recibe de la percepción y la que recupera de la memoria; es selectivo y hace que la percepción se limite a captar lo que es o pudiese ser relevante para las funciones del ente.

Al ser el ente una expresión lingüística y el ser un discurso, la ontología constituye la filosofía de la historia, puesto que, además de explicar la esencia del mundo como información, explica su evolucion como diálogo. La realidad fáctica coincide con la realidad histórica. El futuro se configura a partir del pasado mediante un gran diálogo. El mal es la introducción de la violencia en ese diálogo. La existencia es la mutua manifestación de las esencias diferenciadas mediante sus formas en un espacio-tiempo compartido dialécticamente. La duda está en saber si hay existencia trascendente al tiempo y espacio en el que vivimos. Al morir, regresamos a la nada de la que salimos, pero, al constituir nuestra existencia una narración, queda la posibilidad de subsistir como individuos trascendentes por toda la eternidad en la memoria que Dios guarde de nosotros como biografía, recuerdo que debiéramos compartir en Dios con todos los seres racionales. Previsiblemente, seremos recordados en nuestra plenitud, es decir, por nuestra biografía integral, como sujetos objetivos y sujetivos, la cual incluye tanto el recuerdo de nuestras acciones y sus efectos, como el de nuestras impresiones y sentimientos. En paralelo, el mundo guardará, mientras exista, testimonio inmanente de nosotros por nuestro rastro, nuestra huella y nuestras trazas, incluyendo nuestros restos. Parte de la huella dejada por nuestras acciones serán los efectos e impresiones que hayan podido dejar nuestros actos y palabras en otros seres humanos y parte de nuestra traza quedará entre los recuerdos de quienes nos hayan conocido o sabido de nosotros por otros. La diferencia entre el antes de nacer y el después de haber vivido, es que antes, nuestra biografía era potencial, abstracta e indefinida, mientras que después de vivir, nuestra biografía es actual, real y perfectamente definida; habiendo quedado mediada por nuestras circunstancias pero también por nuestra libertad, lo que nos hace responsables de ella.

Todo saber es incierto, la experiencia condiciona la teoría y la teoría condiciona los experimentos que hacemos. La ciencia estudia lo concreto buscando su generalización, mientras la filosofía parte de conceptos abstractos en busca de la posibilidad de concretarlos. Conforme entendemos el valor simbólico de nuestra reflexión, comprendemos que tiene que haber realidades que somos capaces de intuir pero incapaces de conocer, realidades con atributos de los que incluso dudamos sobre qué nombre debiéramos darles. Tanabe defendía que la filosofía es meta-noética, una búsqueda del saber más allá de lo conocible. Para Tanabe, la misión de la filosofía es "tomar una posición mediadora entre la ciencia y la religión" (Filosofía como meta-noética. Herder, Barcelona ,2014. Pag. 327)

Hablar del fundamento como algo previo a la existencia del mundo es hablar de algo previo a toda posibilidad de la experiencia. La única experiencia previa a la existencia es el recuerdo del vacío de recuerdos previo a nuestro nacimiento, un vacío identificable con la nada de la que procedemos. Todas las reflexiones anteriores que se recogen en este documento son especulaciones mentales, imposibles de contrastar con la experiencia humana. ¿Qué podemos saber? ¿Qué nos cabe esperar? ¿Qué debemos hacer? Se preguntaba Kant. Lo que hemos hecho es un ejercicio en búsqueda de un fundamento de la existencia del mundo, de una explicación de su esencia, de una comprensión de su mecanismo de evolución y una esperanza sobre nuestro incierto futuro que oriente nuestras acciones. El Ser eterno trascendente solo puede ser conocido en la medida en que se nos manifieste. Lo que en esta reflexión hemos tomado por manifestación del Ser absoluto ha sido la realidad del mundo; otras formas imaginables de la posible revelación del Ser Supremo, fundamento y creador, serían: La experiencia religiosa sentida en el corazón de los hombres, por medio de la fe o incluso alcanzada por el éxtasis, y los textos ofrecidos a nuestra reflexión por medio la revelación a los profetas. Según la forma de revelación que aceptemos, reconoceríamos a Dios como Creador, como Espíritu o como Verbo.

Sobre el alma


Las almas son esencias cuya intención culmina en voluntad y cuyo entendimiento es auto consciente. Las almas pueden comunicarse con otras almas mediante diferentes leguajes simbólicos y otros medios de transmisión de información, son inteligentes. El entendimiento del alma es imaginativo, lo que le permite inventar e innovar, además de percibir y sentir. El entendimiento humano contrasta la información que recibe o recuerda y deduce información adicional de la que ya posee, es racional.

Dios influye en el mundo directamente pero, preferentemente, por medio de las almas, función cuyos efectos se reconocen como providencia o actos providenciales.

El alma, tras manifestarse como cuerpo, mantene su influjo en el cuerpo mientras está vivo, interactuando con el cuerpo mediante la mente, que es la actividad cerebral, sintonizándose con ella. La información procesada por el cerebro es compartida por la mente con el alma. Mientras la mente se deteriora con la degeneración del cerebro, el alma no deja de enriquecerse con cada experiencia que comparte con la mente. El olvido es pérdida de la memoria codificada en el cerebro. El alma guarda la experiencia del olvido.

Las almas son eternas en su potencial y en su plenitud, estando, no ya enraizadas en la trascendencia, sino permanentemente, eternamente insertas en ella, lo que está en el tiempo son sus acepciones producidas por su conexión con el cuerpo. Debido a su situación, la percepción de las almas vislumbra la trascendencia, lo que da origen a la experiencia religiosa. Plotino hablaba de una parte indescensa del alma que permanece por siempre en la eternidad de la trascendencia. (Eneidas.Libro IV, 8, nota 726).

Las almas no toman los cuerpos, los configuran conforme a su propia esencia. El alma no invade un cuerpo, sino que se reviste del cuerpo que contribuye a confeccionar y el cuerpo asume las características que el alma le especifica según sean los rasgos de su esencia. Cada cuerpo es un logos específico e irrepetible materializado, cuyo en sí o esencia es su alma. Al separarse del cuerpo, tras la muerte, al producirse la muerte cerebral, el alma se retrotrae plenamente a la trascendencia, su morada natural, abandonando las condiciones espacio-temporales a las que se encuentra expuesta mientas está vinculada al cuerpo, volviendo su atención a la eternidad, un mundo sin tiempo ni espacio, trascendente y suprasensible, inteligible e invariable. Un mundo de plenitud, en el que y desde el que, la divinidad cohesiona y gobierna todas las cosas.

En la eternidad no hace falta ni la memoria, ni el razocinio, ni el lenguaje; dado que todo está presente a todos. No hay necesidad de raciocinio, ya que la intelección es plena, no habiendo necesidad de añadir ni deducir más información. Cesa toda actividad, dado que no hay nada que lograr que no se tenga, al no haber devenir, no hay proyectos; con lo que la vida se hace plenamente contemplativa. Dado que en la eternidad no cabe la secuencialidad ni el cambio, sin anterior ni siguiente, el alma no anhela nada y vive en paz. La experiencia vital, espacio-temporal, ha permitido desarrollar la potencialidad de lo que podría ser en la actualidad de lo que ha sido, permitiendo a cada alma contribuir a su plenitud con sus decisiones y acciones a lo largo de su vida temporal, haciendo de si misma lo que es, es decir, su biografía.
 

El alma percibe tanto lo sensible como lo inteligible. Al separarse del cuerpo pierde la posibilidad de percibir sensaciones, pero, como afirma Plotino (Enéidas IV, 4, 28) al independizarse del cuerpo,  “percibe lo inteligible como un conjunto de intelecciones múltiples y simultaneas”. Lo sensible existe sucesivamente y por partes, mientras que lo inteligible es simultáneo y en acto. En términos musicales, fuera del tiempo no puede haber melodía, pero si armonía, plena armonía. La vida eterna es un acorde magnífico. Al inteligirse a si misma intelige todo en tanto que en su intelección del todo incluye el conocimiento pleno de su propia identidad y la contemplación de la esencia de la divinidad. El conocimiento intelectivo es más pleno y veraz que el sensitivo. Lo inteligido es lo que Aristóteles llamó formas puras o esencias y Platón  Ideas, los en sí kantianos, las voluntades tras las manifestaciones de Shopenhouer. La plena sabiduría la alcanza el alma en el instante en que, habiendo abandonado el cuerpo y el mundo sensible, se detiene a contemplar la verdad inteligible y deja de razonar y recordar. La vida de carencia y búsqueda errante por el tiempo, queda sustituida por una vida satisfecha y plena en la eternidad. Plotino dirá que las afecciones experimentadas mediante el cuerpo, dejan de ser afecciones y recuerdos para pasar a ser conocimiento profundo de la afección.

El cielo o el infierno es la necesidad de tenerte que gozar o sufrir a ti mismo como compañero sin posibilidad de poderte ocultar ni ante ti mismo ni ante los demás. La verdad de ti mismo queda expuesta bajo la luz de la verdad plena. Lo que hiciste de ti lo hiciste para ti. Deberás gozarlo o padecerlo eternamente. Si de lo que hiciste mal te has arrepentido, te habrás reconciliado contigo y estarás en paz contigo mismo. Al no poder esconder de ti mismo la realidad desnuda de lo que verdaderamente eres, deberás sufrir, eternamente abochornado, la contemplación de tus vicios y disfrutar, feliz, de la visión de tus virtudes. Dependerá de ti mismo, de tu deseo de ocultación de tu propia realidad y de tu disposición ante lo divino, de lo orientado o desorientado que desees situarte respecto a la fuente de la verdad, a fin de esconder en lo posible las primeras en la penumbra o realzar las segundas a plena luz divina.










 

18 comentarios:

Renato dijo...

Querido Carlos. Cada vez mas denso y abrumador. Pero cada vez mas subyugante.

Ya sabes que yo contesto a bote pronto según lo que me sugieren tus sabios escritos, pero en este caso el bote pronto es imposible. Dices demasiado, profundizas sin respeto y cuando te trato de seguir me disuelvo como una nube. Afortunadamente estamos en verano y los días son mas largos. Iré poco a poco.

El comentario de tu nieto de cuatro años me ha recordado a San Agustin y su encuentro con el recalcitrante niño de la playa. Creo que esa descripción de "la nada" apoyada en el bolso de su madre es imaginaria, y me baso en tres razones.

La primera es la material imposibilidad de que una joven, madre de al menos un infante de cuatro años tenga un bolso vacío. Los bolsos de las madres son como el maletín del mago Merlín en la película de dibujos del Rey Arturo. La segunda es que un chaval inquieto nunca se sentiría atraído por un bolso vacío, a no ser que lo vaciara el mismo, llenándolo de sorpresas y entusiasmo.La tercera es que difícilmente la madre dejaría a su pequeño acercarse al bolsillo, lleno o vacío, a no ser que fuera ya para desecharlo, y entonces el avispado chaval sabría que podría jugar a llenarlo de cosas.De todas maneras bien por el chaval.

Como siempre puedo estar equivocado pero en ese caso tu nieto se confunde, pues "el vacío" no tiene nada que ver con "la nada", y aun menos el vacío que queda dentro de algo que alguna vez estuvo lleno.

A mi la nada me da vértigo pero el vacío no. El vacío tal vez me asuste, (mi mentalidad de ermitaño no lo sabe con certeza), pero lo entiendo ya que hay un algoritmo de sucesos que puede vaciar cualquier cosa. A la Nada no se puede llegar con pasos, no tiene realidad a partir de "la existencia" ( Aquí me falta precisión en el lenguaje de la ontología filosófica. Reconozco mi incultura.) Entiendo que el "ser" puede no "existir" y la nada sería lo que queda del ser inexistente cuando le quitas su esencia. Es como quitarle al Big Bang su singularidad.

Tengo que releer varias veces tu artículo para llegar a un acuerdo sobre lo que quieres decir con "el Ser y la Nada" ( Sartre?) o con "el uno". Si no logro entenderlo no hablaremos de lo mismo. Pido un poco de paciencia para con mi torpeza.

Nuestros sentidos construyen las dimensiones que percibimos, lo cual no quiere decir que esas dimensiones sean precisamente lo que percibimos. Tal vez vivamos en una especie de Planilandia ( E.Abbot) no espacial sino de energía generalizada y la esfera fantasmal sea un teseracto multienergetico.

Cada vez estoy mas convencido de que el espacio y el tiempo (sobre todo el tiempo) son estados de energía de una determinada fuerza no electromagnética.

La evolución no ha terminado y la eternidad no debe ser medida en términos de duración sino de nivel energético. La entropía no será por tanto un hecho de "degeneración" energética sino de "transformación" de una en otra. Creo que esa cuarta pregunta que te haces no lo es tal, la comunicación resulta ser la consecuencia de la entropía de la energía temporal.

Bueno y para terminar con mi alarde de ignorancia senil, te diré que no entiendo la filosofía separada de la ciencia. Perseguir palabras y significados para redondear una imagen intima del hombre sin conexión con la naturaleza hasta cierto punto palpable es como mirarse el ombligo ignorando los genitales. Porque el significado de las palabras tiene que ser compartido y es el devenir de los actos el que las da sentido.
Mea culpa.

Algo así como:
"la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra inteligencia"

Seguiremos hablando. Un abrazo.

Carlos del Ama dijo...

Me has pillado "on line". He terminado de añadir, hace unos minutos, las cuatro respuestas a las preguntas iniciales del artículo, no se si has tenido ocasión de verlas, justo antes del resumen.

No lo se, pero supongo que entre sus recuerdos, el infante filósofo cuente con la experiencia de haber empezado a mirar dentro de un bolso de su madre y ella le dijese: "Deja ese bolso, que no tiene nada".

El hecho es que, esperndo respondiese un escueto: "No se", me dejó sorprendido por la sabiduría de las nuevas generaciones y más ancho que un abuelo presumido.

Renato dijo...

Ya te digo, cuando pienso en "la Nada" me entra un vértigo intelectual del que no se salir hasta el tercer Gin Tonic.
El problema de la reificación de "la Nada" me sobrepasa.El ente es el armazón sobre el que se construye el auténtico ser lleno de características, y "la Nada" es el pegamento sutil que mantiene unidas esas características. Como bien puede ser al revés "la Nada" y "el ente" son los mismo. Y es verdad, ambos son nada.

Siempre me he preguntado por la diferencia entre el turulillo y la rosquilla. No son lo mismo aunque pesen igual. La rosquilla no sería tal sin su agujero. Cuando te comes el turulillo el bollo se acaba, pero cuando te comes la rosquilla, siempre quedará el agujero.Sería filosofico debatir sobre si nos comemos también el agujero de la rosquilla.

La rosquilla puede ser comida, pero "El ser" ¿puede ser negado?

¡Negar el ser para originar la nada! La negación del ser es por tanto un acto de creación.No se si fue Plotino el que afirmaba que "el ser" siempre engendraba seres mas imperfectos que el engendrador. Por tanto, "la Nada" sería mas imperfecta que la negación del ser, y la negación del ser es obvio que es mas imperfecta que "el ser".

Lo ves, ya me ha entrado el vértigo, y aun es temprano para empezar con los Gin Tonic.

Abrazos estivales.

Renato dijo...

Querido Carlos, he leído las tres respuestas que das a esa preguntas tan importantes y me he vuelto a encontrar cara a cara con San Anselmo. Ese que daba a la imaginación la categoría de dimensión enrollada. Imagínate un ser con todos los atributos positivos. Ese ser tiene que existir porque la existencia es una atributo positivo. Ergo Dios existe.

Ergo.

Imagínate un ser con todos los atributos negativos. Ese ser no puede existir pues la existencia es un atributo positivo. Ergo si Satanás existe, algo bueno tiene. (¿Serán los Gin Tonic?)

En cuanto a esas respuestas a las preguntas me han sugerido una nueva a ese viejo chascarrillo de ¿Por qué la gallina cruza la carretera?
Pues porque si no la cruzara no podríamos preguntarnos porque la cruza. Ver un colibrí azul demuestra que todos los cuervos son negros.
La entropía es el mensaje.

Abrazos.

Carlos del Ama dijo...

Estiado Renato,

A falta de Gin Tonics, el artículo es fruto de la digestión indigesta de las varias lecturas de libros de filosofos de la Escuela de Kioto de los últimos meses, mezclando sus negatividades de la negatividad con los Nos griegos de los últimos dias, con lo que mi nivel de intOXIcación de la positividad de la negacion y la afirmación de la nada han dado lugar a lo que antecede.

Espero pueda aportar algún esclarecimiento al texto si consigo establecer la linealidad del razonamiento que vertebra el artículo.

-Es un hecho que hay seres vivos y racionales
-Alcanzar ese nivel de complegidad supone haber conseguido ordenar un montón de energia y materia desordenada, proceso que, según los físicos,tu me lo podrías confirmar, habría supuesto una reducción de la entropía.

-Por el diablillo de Maxwell sabemos que se puede reducir la entropía y aumentar el orden si se dispone de la adecuada información
-Los japoneses me han convencido de que cuando no sabes donde puede andar algo que debiera estar por algún sitio, es que está en la nada.La Nada debe ser una especie de Bar de Copas que hay en Japón, frecuentado por las ideas peregrinas que no saben a donde ir.
-Si la información, al salir de la nada, trasciende lo trascendente y, en su resaca, configura la compleja ordenación de, al menos, los seres vivos, es que esos seres están constituidos por información,pues no hay otra cosa a mano.
-Pero la informción es para reproducirla, distribuirla, comunicarla; asi que los seres se la intercambian en sus interacciones.
-Lo que resulta una gran conversación que se modula con las aportaciones de los diferentes seres en sus inter-relaciones.
-El final, lo que queda es la Historia y resulta que es una bonita historia que merece la pena recordar

Renato dijo...

Querido Carlos:
No son los "Nos" griegos de los últimos días los que pueden aportar algo de OXIgeno a la caótica situación que se ha creado al supeditar todos los valores al dinero. El pueblo griego ha vuelto a ser timado por los políticos apelando a la identidad tradicional, para complicarlos graves problemas que la cesión de soberanía al financiarismo bancario y la mala administración han creado.
Un problema de muy dificil solución dentro del mismo sistema que lo ha originado.
Pero yo no hablaba de eso en este artículo. Hablaba mas bien de la frontera entre "la nada" y "el infinito".
Cuando Plotino habla del Uno ( tú lo has sacado) va enfocándolo hacia la totalidad como perfección. End of line. Fin de trayecto. De lo que no se puede hablar, mejor es callarse.

Peano justifica la existencia de los números naturales. Todo número natural tiene un siguiente. El infinito potencial. Hay una sucesión finita de algoritmos que construye una sucesión infinita.( el 5º postulado)
Sin embargo en el conjunto de los números reales, el concepto de siguiente no existe. Ningún número real tiene un siguiente. Sin embargo el axioma del supremo ( completitud) afirma que tiene que haberlo.El conjunto de los números reales en denso y compacto.
Lo mejor que se puede hacer con las paradojas es no tomárselas en serio y usarlas a voluntad.

El gusano Ouroboros se muerde la cola. Ese bar de copas que llamas "la Nada" ( pero que no sabemos lo que es) parece ser el refugio de los decepcionados que llegan y el origen de los ilusionados que salen. Es una sala con dos puertas, como el bosón de Higgs, donde la información se transforma en materia.

Estoy de acuerdo en que la entropía es la información, pero no estoy de acuerdo en que lo único que existe es la información. Yo creo en la energía que se transmite transcendiendo la información. Al fin y al cabo al diablillo de Maxwell de vez en cuando se ve impotente y sin fuerza y aunque lo intenta no lo consigue. Tiene la información pero no tiene el poder.
Todos sabemos que la información sin poder terminará en corrupción y que el poder sin información termina en pandemonium. Por eso a la entropía la consideramos corrupta.
Pero la identificación total entre desorden y entropía no parece ser totalmente exacta a ojos de la mecánica estadística. Es la "razón lógica" la que asocia la creación con el orden.

Tampoco entiendo eso de que la información salga de "la Nada". Tampoco se si ese bar de copas japonés está en esa zona de la era de Plank, donde "el todo" y "la nada" jugaban juntos en la guardería sin tener aun conciencia de si mismos.

A estas alturas convendremos en que el ser y la nada son igualmente difusos. Por lo que si los seres son difusos, su lugar es difuso y su conversación es difusa, la historia no podrá ser recordada.

Y así volvemos a Grecia, a su deuda y al paraíso de la Unión Europea.

Carpe diem.

Carlos del Ama dijo...

Creo que la información tiene poder mediante la relación que se establece entre el emisor y el reciptor de la informaición. La diferenciación que se manifiesta en el emisor lleva a la discriminación que el receptor realiza en función de la diferenciación que percibe. La información es mensaje, es bipolar, tiene un emisor y un receptor. Vuelvo a pensar en el diablo de Maxwell y al uso que hace de la información. La información que no puede ser utilizada por el receptor no informa, no da forma nueva a nada. Es la información la que, en términos aristotélicos, da la forma a la materia haciendo de la materia modulada el nuevo mensaje. La información pasa a ser la materia-energía informada.

Te propongo que, si te parece, para no dispersarnos, vayamos analizando párrafo a párrafo.

Partimos de la falta de información que se produce al eliminar todos los atributos del ente en cuanto ente, dejandole en la desnudez de la nada. Con lo que la nada, dado que carece de datos diferenciables, es la ausencia de información. No hay ni ceros ni unos que permitan realizar decisiones "if", que permitan discriminar y decidir.

La información es el Apeiron de Anaximandro, ilimitado e imperecedero que engendra todas las cosas y que las constituye. Todo sale del apeiron y todo vuelve a ser apeiron. La esencia de todo ente es información, es lo que le permite a cada ser saber qué es y como debe configurarse. Esa es la tesis del artículo. La biología es la mejor muestra de ello. Los seres vivos son información que tienen codificada en sus cromosomas, información que tiene la virtud de reproducirse, información que dicta la forma que debe adquirir y las funciones que ha de realizar. Información que está escrita en el alfabeto de las cuatro bases del ADN y en un lenguaje cuya sintaxis es: Tinina con adenida, guanina con citosina.

La cuestión que planteas es si la información "está" en la energía-materia que la soporta, codifica y transmite o si el soporte codificado "es" por si mismo la información. Mi tesis es que la información, sin soporte identificable, es lo que había en la nada, por eso no es discernible en ella aunque estuviese contenida en ella y se transcribe en energía-materia mediante un proceso de interpretación (en el sentido tanto de entender el significado de la información inmaterial original, como en el de su ejecución, en el sentido de la interpretación de una partitura musical, haciendose realidad al ejecutarse o materializarse). Tu interpretación de la información como algo indiscernible, ageno a la energía es lo que, en mi tesis, constituye la nada indistinguible.

Renato dijo...

Amigo Carlos:
Esta noche me he despertado angustiado bañado en sudor. Sentía mucho calor. Las escasas ropas de dormir que llevaba puestas y la liviana sábana que me cubría estaban chorreando. Me he incorporado y he encendido el ventilador que tengo frente a la cama y el chorro de aire me ha producido una gratísima sensación de frescura. La evaporación del sudor enseguida ha dado paso a una sensación de frío todavía grata. Pero instintivamente esa grata sensación de alivio ha sido sustituida por un temor asimismo angustioso ¿Y si ahora voy y me constipo? Fiebre sudor y lágrimas. Postración. El infierno. He apagado el ventilador.

Me he acordado de ti. Entre medias de esas dos sensaciones estaba la nada. Como el mosquito que chocó contra el AVE estaba experimentando la nada en ese vertiginoso cambio de sentido. ¿Estaría ya chafado en ese momento? El famoso gato de Schoroedinger se identificó en un instante de información con el mosquito de del Ama. Ahora el sudor, el ventilador y yo. Un fugaz instante de nada.

Tienes razón en lo que dices, yo distingo claramente dos cosas, la información que ni se crea ni se destruye, solo se transmite y la comunicación de esa información que es la transformación que sufre la materia inmersa en un campo de información. El diablo de Maxwell, como todos los diablos, no puede modificar la información sino solamente manipular su transmisión. Y la información solo produce efectos si es trasmitida. De ahí que "la nada" no exista porque solamente es información no transmitida. La teoría sin praxis y la praxis sin teoría. La materia sin movimiento y el movimiento sin materia. El Madrid sin Casillas o Casillas sin el Madrid. La poesía sin demagogia.

Pero como canta Hunpty Dumpty, a la información se la llena de significados arbitrarios y pegatinas absurdas que la deforman. La información deformada, acompañada de ese limitado modo de razonar que llamamos lógica, fabrica una realidad absurda (podemos llamar "la Nada" a lo que queramos, basta con que digamos que está vacía de contenidos aunque no lo esté y por tanto siga siendo información trtansmitida) que al decir de algunos, debe ser rescatada a través del materialismo dialéctico.

Para mi eres sorprendente, Carlos, concilias de forma bipolar tu Fe en una Religión que evoluciona de forma violenta a partir de la rigidez del hebreo Dios del Antiguo Testamento, pretendiendo incorporar el mensaje solidario contra la pobreza del Ungido, hasta afincarse en el corrupto y prepotente derecho romano, en una mezcla... (perdón iba a decir diabólica), con tus reflexiones profundas sobre la escuela de Kioto y los devenires del ser mezclando patrística con existencialismos.
Posees una enorme y envidiable capacidad de abstracción.

Yo como segundo hijo de una familia católica y tradicionalista de toda la vida, nacido en postguerra, me he tenido que refugiar en el relativismo para salvar mi identidad. Eso en confrontación con la educación que recibí y que tu conoces perfectamente, me ha llevado a sentirme siempre un traidor. En mi adolescencia y primera juventud, deseando sentirme buena gente y buen compañero, me he desarrollado con la convicción de ser un traidor a los míos. No ha sido fácil ni grato.

He vivido inseguro, desconcertado y con miedo hasta el momento en el que descubrí la mecánica cuántica, y la catástrofe ultravioleta, y el experimento de la doble rendija, y los espectros de emisión y absorción, y el principio de indeterminación, y la ecuación de Onda: E de fi igual a hache de fi, y me liberé un poco. No del todo porque quedan resabios y cicatrices, pero un poco si.Tal vez me haya convertido en un cínico emocionalmente inestable.

Y aquí me encuentro, un mindundi inculto dialogando con un sabio de primera sobre la negación de la negación y la idempotencia de los entes como si la creación se redujera a un enorme Álgebra de Boole construida sobre los axiomas de Zermelo.

Debo confesar que lo disfruto.

Abrazos.

Renato dijo...

El Apeiron.

Cuando Agustín de Hipona siguió paseando por la playa, tras su encuentro con aquel impertinente niño, empezó a entender mejor el meollo de la Trinidad Santísima. El Padre Eterno se conoce a “Si mismo” y se ama, y de ese amor divino surge instantáneamente el amoroso “hijo unigénito” también divino.
Y del amor del padre y el hijo surge el “Espíritu” creador que goza con ellos de la misma divinidad.
Un solo Dios, tres personas diferentes.

Pero a Agustín le atormentaba la carne. La naturaleza carnal del hijo.
¿Fue el Espíritu el que engendró la carne del ungido en María, o fue el Padre? Porque el Hijo no pudo ser el que se diera carne a “si mismo”. ¿O tal vez si?

Abstraído tropezó con una hamaca de madera y basto tejido. En ella sentado había un anciano de barba blanca y recortada que fumaba un enorme puro y que le miraba fijamente.

.- Vaya por Dios,- dijo el hombrecillo pronunciando con dificultad- me lo estás pisando, Partimos del “Ello”, nos enfrentamos al “Yo”, y el “Super Yo” lo trata de equilibrar. Ya te habrás dado cuenta de quién es tu Dios y de que va eso de la Trinidad. Otro día hablaremos de los instintos.
Dicho esto desapareció con hamaca y todo.

Kronecker atribuye al propio Dios la existencia de los números naturales y los Axiomas de Peano los describen con precisión. Dicen que Bertrand Russell construyó un modelo de esa sucesión de los números naturales a partir del conjunto vacío.

Pero, ¿Qué es un número?

Algunos dicen que es lo que tienen en común todos los conjuntos coordinables (biyección) entre sí. Otros hablan de la posición en una relación de orden. Yo que sé.

Una pera más una manzana son dos frutas ( A. Botella)

La imaginación al poder.

Nos preguntamos acerca de profundidad de las cosas que percibimos y las explicamos recurriendo a las invenciones que teorizamos pero no percibimos.
Creo que en todo caso eso se debe a la soberbia que no nos permite reconocer la limitación de nuestros instrumentos de medida. Concretamente de ese instrumento de medida que llamamos razón o mente.
(Un Sudoku tiene una solución única, pero hay posiciones iniciales de la rejilla que no permiten solución. En el cubo de Rubick hay familias de posiciones imposibles. La frase “el menor número entero positivo que no se puede definir en español con menos de veinte palabras” es paradójico (Berry).
Algunos defienden que esas aparentes antinomias son simples sofismas que toman como “ad dictum simpliciter” lo que es “secundum quid”, (A. Koyré), pero otros afirman la limitación de nuestra naturaleza mental y la indecibilidad de nuestros sistemas de pensamiento. Quizás estemos a medio camino).

Ese etéreo “Apeiron” de Anaximandro no es otra cosa que una pataleta por no poder hablar de Átomos, Quarks o de la teoría M, que también son “Apeirones” aunque más sofisticados.

Y yo me pregunto desde mi ignorancia supina, si hablar del Ser y la Nada, en los términos en que lo hacemos no responde a la misma soberbia infantil erudita que acepta nuestras falacias porque prefiere la imaginativa pataleta demencial al “panta rei…” o al “memento homo…”
Ya te digo, soy un traidor.

Carlos del Ama dijo...

Mi admirado y querido Renato,

Leerte resulta estimulante y refrescante, tus palabras en torbellino son una grata brisa de verano, especialmente si tienes puesto el ventilador.

Al ser información las esencias de lo existente, la ciencia puede trabajar en la seguridad de que hay mensajes que descubrir y lenguajes que descifrar. Tu boson de Higgs materializando la información, da mucho juego para analizar el proceso de transcripción de la información desde la nada-eternidad y el espacio-tiempo.

Creo que, como decía Aristóteles y repitió Julian Marias, el hombre tiene una imperiosa necesidad de saber y cuando la información que ha conseguido reunir no satisface sus ansias, se inventa otra. Es como si en ese bar de copas de la nada te pudieses hacer tus propios combinados. El único requisito es que se mantenga la coherencia entre lo conocido y lo inventado de forma que la síntesis dialectica no rechine demasiado.



Aceptar el componente dialéctico en lo que somos y pensamos facilita la coherencia incluso de las antinomias.

Como todo ser, también la filosofía es diálogo. De cada autor con su texto y de cada escritor con sus lectores, de cada cual con los filósofos anteriores y otro diálogo entre los filósofos futuros, a su iniciativa, y los escritos de los actuales. El hecho de que podamos convertir mi vacío monologo, que tras tantas lineas no logra salir de la nada, en un diálogo es muy enriquecedor. Lamento que no intervengan más lectores en él, me consta que hay quien podría hacer interesantes aportaciones que traigan nuevas luces. Sirvan estas líneas de reto y estímulo.

La ventaja de la filosofía es que es muy económica, entre lo que tardas en entender lo que escriben los filósofantes, de adivinar lo que querian decir que no terminan de decir, lo que tardas es integrarlo con lo que creias saber tú y lo que te hacen pensar e imaginar por tu cuenta para cubrir lagunas y restañar coherencias fallidas; un pequeño libro da para todo un verano.

Renato dijo...

De acuerdo en esto, Carlos y larga vida al ventilador.

Abrazos.

Carlos del Ama dijo...

Sigo teniendo a Plotino a mano (picoteando entre sus textos como desintoxicación de las lecturas de los de Tokio y en busca de algun comentario sobre la nada) y en el libro de las Eneidas II,I (40) me lo encuentro razonando que los cuerpos no pueden ser eternos porque "fluyen" en un cambio permanente, por lo que lo que podría ser eterno son las "formas". No puedo dejar de asociar a las formas enternas con el componente de información en el ser que constituye su esencia. Plotino tropieza con el problema de que las formas son específicas y no individuales.

Por otro lado, en El Mundo como voluntad y representación, de Schopenhauer, veo la clara identificación de la voluntad con el elemento de la intención en la esencia constituida por información, y la representación como fruto de la dialéctica ente intención y atención.

Lo digo para traer a alguien más al debate.

De la identificación del mundo de la ideas platónicas y la información primogenia archivada en la nada ya se dice algo en el artículo.

Carlos del Ama dijo...

En mi artículo, partí de la que me pareció sorprendente observación de cómo la evolución del universo va conquistando cotas de una organización cada vez más compleja, como queda demostrado por la aparición de los seres vivos, a pesar de las exigencias del segundo principio de la termodinámica que aboga por un caos creciente.

La otra fuente de inspiración era la consideración de la nada como una forma de ser, atemporal y fundamento del mundo, fruto de mis recientes lecturas de Nishida, Nishitani y Tanabe. Una nada reificada, decía Renato.

Mientras redactaba el artículo, tenía las Enéidas de Plotino a mano como libro de consulta y, al ir a guardarlo en su sitio, lo estuve hojeando y terminé por decidir volverlo a leer. Descubriendo que tanto Plotino como Tanabe no parten de ningún principio ni tesis ni observación sensorial empírica, sino de una experiencia mística común. Ambos hablan de “lo que han visto” en “su interior”. Que ambos asocian a la divinidad y es lo mismo que nos describen Santa Teresa, San Juan de la Cruz o el Maestro Eckhart

Tanabe destaca la ausencia de diferencias en lo observado, la renuncia a los estímulos de los sentidos y lo llama la Nada.

Plotino destaca la unidad, la vivencia de la mente cósmica, y lo llama el Uno

Pero son el mismo. Como afirma Tanabe:

-“El Uno absoluto del que Platón se ocupa en el Parménides, y del cual se deriva el Uno de Plotino, corresponde exactamente al Uno trascendente de la nada absoluta- Pag 173

-“Una vez que la nada es intuida, como el Uno de Plotino, deja de ser nada y se convierte en ser”. Pag, 213


Tanabe, en su Filosofía como meta-noética, nos habla de su experiencia mística:

“Quienes se atrevan a exigir que el trascendente sea inmanente no tendrán más alternativa que someterse a la mística, la cual no es más que un cuerpo de afirmaciones que pretenden confirmar una experiencia de lo trascendente que se ha hecho inmanente de algún modo”. Pag 157

“Esta transformación del yo-qua-otro, otro-que-yo es una experiencia de fe-iluminación (shin-sho), la transformación absoluta llega a ser nada absoluta”. Pag 86

“…zange nos vuelca hacia el gozo del nirvana”. Pag 83

“El yo se abandona a si mismo y se somete obedientemente a la nada absoluta” pag 164

“Cualquier experiencia personal que haya tenido de semejantes estados de la mente, me han durado apenas un momento”. Pag. 213

Plotino había dicho:
“Muchas veces, despertándome del cuerpo y volviendo a mi mismo, saliéndome de las otras cosas y entrando en mi mismo, veo una Belleza extraordinariamente maravillosa y unimismado con la divinidad y establecido con ella ejercito aquella forma de actividad y me sitúo por encima de todo el resto de lo inteligible” (Eneada IV, 8 [6], 1,1-7)

Habría que probar la subida al Monte Carmelo.

Carlos del Ama dijo...

Como consecuencia de las consideraciones anteriores, considero que el título del artículo es de lo más acertado. El Ser está franqueado por el Uno y la Nada. Es más, estoy ahora convencido que Parménides también alcanzó el éxtasis antes de hablarnos del Ser identico al Uno. Su descripción del Ser, eterno e indeformable, recuerda tanto al Uno de Plotino como a la Nada de la Escuela de Tokio.

Renato dijo...

Querido amigo, esto último que has escrito sobre el alma es poesía pura imaginativa. Es un acto de deseo para mover las montañas de la nada, a base de la Fe.
Y ojalá me equivoque, pero percibo miedo.
Ya desde niño lo estudiábamos en el cole: Las potencias del alma son tres: Memoria entendimiento y voluntad.
Eso daba ya una definición bastante precisa de lo que es el alma: Es la parte del ser humano que utiliza la memoria, el entendimiento y la voluntad.
Pero a la "Doctrina" no le basta esa definición tan abierta y debe ponerle atributos.

Creo que era San Anselmo el que daba como prueba de la existencia de Dios la imaginación creadora. Imaginemos un ser con todos los atributos positivos. La Existencia es un atributo positivo luego ese ser que imaginamos goza de la existencia, luego tiene que existir.

Siempre me ha emocionado ese razonamiento cuántico. La función de onda del devenir del Big Bang tiene que incluir a Dios.
Pero que ese Dios sea el del Antiguo Testamento, descaradamente parcial a favor del pueblo hebreo, que se arrepiente de haber creado al hombre (luego no es perfecto) y le manda un diluvio cuasi Universal en el que salva a Noe que era el único justo ( (¿Que pasó con los peces y anfibios?) o manda una lluvia de fuego sobre unos pueblos descaradamente "Homos" ( se supone que los niños también eran culpables), condena a muerte todos los primogénitos de los egipcios sin importar la edad y condición porque el Faraón no permitía salir a los hebreos a la invasión de una tierra prometida ya ocupada por amorreos o filisteos y que ordenó varios anatemas sangrientos como el asesinato de todos los habitantes de Jericó.
No ese Dios no puede ser mi Dios.
Y renunciando a ese Dios renuncio a la existencia de un pecado original y por tanto a la necesidad del mesias.
Eso no quiere decir que en los Evangelios o en el Corán no haya grandes aciertos morales.

Así que cuando leo que el alma es inmortal y perdurable ( Ojo no es eterna por lo que no puede disfrutar de la eternidad y tenerlo todo presente) y nuestra alma esté condenada a convertirse en cigarra como le pasó a Títono.

En fin que el debate sobre el alma planteado en tonos de Religión Católica me supera porque no tengo esa Fe.
Porque además creo que el hombre es un producto intermedio de la evolución y mi Dios Creador sigue con su proyecto a largo plazo y el hombre solo será un accidente brevísimo dentro de su magna obra.
Y creo que tienen alma, esa esencia mágica, todos los seres vivos.Y poco a poco se va desarrollando aunque tal vez con el ser humano, a la vista de lo que hace con su mundo, haya dado un salto atrás.
El inefable Eduardo Punset también se atreve con el alma.

Bueno todos los seres vivos no, mis gatas son unas desalmadas.

Abrazos.

Renato dijo...

¿Qué pasa en el universo cuando una ola rompe en la playa?
¿Qué pasa cuando una hoja cae del árbol y se seca a sus pies?
¿Qué se hizo el rey Don Juan, los infantes de Aragón, ¿Que se hicieron?

Quedan el mar y el viento que generarán otras olas. Si, pero ¿dónde fue esa ola concreta?
Queda el árbol que se volverá a llenar de hojas, pero ¿qué fue de esa hoja en particular?.
Despertaron al alma dormida, avivaron el seso. Y el miedo sigue.

Estaba la rana cantando debajo del aaaaaaaaa... gua.

Somos hombres y disfrutamos de un sistema nervioso bastante complejo que nos permite saber que existimos, y de una mano con dedo oponible que nos permite agarrar un arado o apretar un gatillo, y de una laringe que nos permite articular miles de sonidos.
Eso nos ha hecho diferentes y nos lo hemos creído. Inventamos dioses mas allá de la vida y la muerte, mas allá de las cuatro dimensiones, mas allá del frío y del calor.

Pero aunque logremos prolongar nuestra vida y perpetuar nuestros hechos, no logramos vencer a la muerte.

Y eso nos hace buscar dentro de nosotros un mecanismo que lo logre y mientras no lo hallamos tenemos que inventar una parte de nuestro yo que sea inmortal.

Y lo llamamos Alma y la llenamos de atributos.

Primer Axioma: El hombre posee un alma inmortal.

Luego para mantener esa "realidad indiscutible" necesitamos mas axiomas, proposiciones, teoremas y corolarios.

Poesía, filosofía, retórica. Ciencia-Religión.

Maldicen la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales...

Y en la hora de la muerte, mi alma inmortal abandonará el cuerpo gastado y roto y volará, volará, volará...

Cuando el hombre se puso a cantaaaaar...

Abrazos cariñosos.

Renato dijo...

Mucho me apena, Carlos, que tu Blog se haya convertido en un diálogo entre dos viejos compañeros que ven el mudo de distinta manera.
Pocas son las comunicaciones que recibes y la mayoría, salvo honrosas excepciones, son adhesiones vacías. Parece ser que a muchos de tus lectores les parecen tus comentarios "el sumun" de lo que se puede pensar y así lo manifiestan o no manifiestan nada. O tal vez solo les intereses como persona y digas lo que digas no les importa por lo mucho que te quieren.
Yo también te quiero y te conozco desde hace mucho, y creo con bastante probabilidad de acertar, que tu prefieres una buena discusión y debate y sentir los ecos que tus reflexiones producen en vez de ese silencio que en muchas ocasiones se produce alrededor de ellas.
Yo creo que son tópicos basados en la doctrina todos aquellos pensamientos que no producen ningún pensamiento alternativo en quien los lee. Y de los tópicos doctrinarios nunca ha salido nada nuevo.
Porque incluso reforzar lo escrito con la experiencia personal es formar parte del debate.
Y tu generosidad al poner a nuestra disposición tus reflexiones, nos parezcan profundas o aleves, se merece el respeto de acusar recibo de manera eficaz e inteligente.
Demostremos que seguimos vivos.

Así que este comentario, como ves, va dedicado a los que te leen y no comentan nada. Deben considerarse inferiores o ser muy superiores. En ambos casos seguro que están equivocados.

Perdóname por meterme donde no me llaman, pero creo que tu blog merece mas participación que la que esta torpe medianía aporta.
Abrazos.

Carlos del Ama dijo...

Recibido por email:


Aujourd'hui J'ai essayer de comprendre ton essay philosophique sur"La Nada,El Ser,Y
El Uno" et les reponses plutot parfois amusentes de ton vieul ami Renato. Tu sembles deplorer le manque de reponses sur un sujet si profond qui me lesse penser que si le monde reflechissait aussi profondement que toi, les guerres et la mechancete des hommes disparaitraient.

Par simple coincidence que cetains sages appellent cincronicites,j'ai recu recement ce courrier que je te fais suivre, sur les idees du Dr. Wayne W. Dyer parce qu'il exprime en d'autres termes que les tiens en quoi consiste La Nada-El Ser-Y El Uno ou la nature de l'ame.

Annik