La tragedia del Mar Menor
Las desoladoras escenas de miles
de peces agonizando en las orillas del Mar Menor nos urgen a tomar medidas. A
primera vista, da la impresión que los peces se acercan a la orilla en busca de
oxígeno. Es comprensible que la gota fría arrastrase con el lodo grandes
cantidades de bacterias con mitocondrias ávidas de oxígeno, junto con otros
materiales orgánicos y metálicos oxidables. Todo ese conjunto ha venido reduciendo
la concentración de oxigeno en un mar con una estrecha comunicación con el mar
abierto y escasas olas rompientes que contribuyan a reoxigenar las aguas.
Cuando con la gran glaciación, la
luz del sol a penas penetraba en las aguas, limitando en extremo la función clorofílica
en su seno, con lo que la reducción de oxigeno fue un proceso continuado,
progresivo y dilatado en el tiempo, lo que permitió al Tiktaalik irse adaptando poco a poco a la nueva situación y
desarrollar un pulmón sin perder las branquias, con lo que, tras la fusión de
los hielos, pudo salir a la superficie y respirar del aire.
Los peces del Mar Menor no han
contado con siglos de posible adaptación biológica y su intento de acercarse a
la orilla en busca de oxígeno libre y abundante que poder respirar solo ha
servido para acelerar su agonía, al no contar con pulmones y solo disponer de branquias.
La solución es una intervención
humana que contribuya a la oxigenación del agua. Para ello, bastaría con
bombear agua del mismo Mar Menor, elevándola, y rociando con ella la
superficie. Las duchas disolverían oxigeno del aire en el agua, arrastrándolo al mar.
Previsiblemente, los peces se congregarían en torno al vivificador rocío.
Lamentablemente, es muy posible
que lleguemos tarde, pero habría que probarlo para establecer un protocolo de
acción para la próxima vez, ya que, de no desviar los cauces de las ramblas, seguiremos sufriendo en la zona los devastadores efectos de las gotas frías.
Habría que estudiar una solución permanente. En primer lugar, impedir vertidos contaminantes. En segundo lugar, abrir más comunicaciones entre el Mar Menor y el Mar Mediterráneo, posiblemente mediante galerías subterráneas. Contra las gotas frías, no queda más remedio que ver la forma de encauzar las ramblas más caudalosas cuanto antes.
Habría que estudiar una solución permanente. En primer lugar, impedir vertidos contaminantes. En segundo lugar, abrir más comunicaciones entre el Mar Menor y el Mar Mediterráneo, posiblemente mediante galerías subterráneas. Contra las gotas frías, no queda más remedio que ver la forma de encauzar las ramblas más caudalosas cuanto antes.
3 comentarios:
Según Wikipedia, el Mar Menor tiene una superficie de 135 km2 y una profundidad media de 4 m. Eso supone medio billón de litros (billón europeo, un millón de millones).
Saludos,
Elías Cárdenes
Tu reflexión me parece muy acertada y los peligros que vislumbras para España y los españoles, muy reales.
Nos han tocado los gobernantes más incompetentes y los más peligrosos en uno de los momentos más difíciles y complicados de nuestra historia.
Algo que me asombra, es cómo una parte muy numerosa del pueblo español sigue depositando su confianza electoral en dirigentes que solo ofrecen perspectivas de enfrentamiento social, pobreza, malestar e injusticia.
Gracias por los interesantes e ilustrativos ensayos de tu blog.
Santiago Palacios
Tienes razón, Elias, que no es viable oxigenar por bombeo de agua aireada toda la superficie del Mar Menor sea posible. Mi propuesta es bombear zonas limitadas a las que ya los peces se aporximarían para respirar.
En todo caso, hubiese sido una solución parcial en tanto no se de una solución definitiva.
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