Si revisamos las medidas tomadas por el Gobierno para combatir a la crisis vemos que, por lo general, siguen la pauta propuesta en las "Consideraciones sobre medidas a tomar por el nuevo gobierno" publicadas el 21/11/2011 en http://bit.ly/z5h9HV y leer lo que alli se dice ayudará a comprender el porqué del juicio positivo global y las críticas puntuales que aquí se hacen
Personalmente, creo que, en su conjunto, las medidas del Gobierno son acertadas, pero lamento que haya sido necesaria la subida del IRPF para cumplir con el requisito de reducir el déficit público.
No hay duda de que, para salvaguardar los intereses del euro y alinearnos con los esfuerzos del ajuste fiscal de nuestros socios comunitarios, hay que reducir el déficit público urgentemente y cumplir con los objetivos impuestos por Bruselas.
Para reducir el déficit hay que recaudar más y gastar menos, pero no debemos olvidar que lo importante para recaudar más es el crecimiento económico, no la subida de tipos impositivos.
Tras los recortes del gasto, habría que seguir recortando el déficit recurriendo prioritariamente a reducir los intereses de la deuda. Recordemos el círculo vicioso de la deuda: El déficit incrementa la deuda, la mayor deuda supone pagar más intereses y el aumento de intereses hace subir el déficit. Hay que invertir cuanto antes el proceso reduciendo drásticamente la deuda para pagar menos intereses a fin de reducir el déficit.
Por tanto, un objetivo prioritario debe ser el de amortizar deuda. Al amortizar deuda además de reducir los intereses a pagar por reducción del principal, se reduce el diferencial con Alemania, es decir, los tipos de interés, lo que hace que los intereses sean aun menores.
En nuestra situación, veo dos vías para amortizar deuda: Conseguir liquidez por medio de privatizaciones y ventas de activos públicos y lograr que el Banco Central Europeo reparta beneficios a los Estados Miembros de las plusvalías obtenidas con la venta de parte de sus depósitos de oro.
Subir los tipos del IRPF debe quedar como medida residual a falta de otros medios para alcanzar los objetivos de déficit y una medida muy acertada ha sido la de corregir del 4,4% al 5,8% el objetivo de 2012 sin renunciar al objetivo comunitario del 3% para 2013.
Subir el IRPF reduce la liquidez en manos del público, lo que contrae la demanda y eso reduce la actividad económica, recortando lo recaudado por IVA y creando mas paro, lo que hace que aumenten los subsidios por desempleo. Además, por la curva de Laffer, se reduce la base impositiva y se pudría reducir la recaudación.
Adicionalmente, subir los tipos del IRPF posiciona a más familias con rentas marginales en la imposibilidad de hacer frente a sus hipotecas.
Afortunadamente, el gobierno reitera que no es su propósito subir el IVA y espero que lo cumplan, pues una subida del IVA encarece la oferta, poniendo un nuevo freno a la actividad económica.
En resumen, esperemos que las buenas medidas adoptadas den pronto resultado y que el Gobierno amortice deuda privatizando activos y negocie con el BCE un reparto de beneficios para reducir más deuda. Sin descuidar la batalla contra el déficit, urge tomar medidas de estímulo que proporcionen empleo y se puedan reducir los tipos impositivos cuanto antes.
Las restricciones que el déficit impone a medidas de estímulo de la demanda, hace más necesarias las medidas por el lado de la oferta que hagan más competitivas a las empresas españolas, como la reforma laboral, las acciones por mantener bajos los tipos de interes, reformas administrativas que faciliten la creación y gestión de las empresas y una pendiente reforma energética que permita reducir el coste de la energía lo cual, en mi opinión, pasa por levantar la moratoria nuclear. En este capítulo convenía reducir los impuestos empresariales en cuanto el déficit fiscal lo permita.
Además de las medidas económicas, toda medida que implique una simplificación administrativa, medidas para un buen gobierno y aumento de la transparencia, como las que se están tomando, repercutirán en una mejor gestión pública con indudables efectos económicos que han de ser muy positivos.
Personalmente, creo que, en su conjunto, las medidas del Gobierno son acertadas, pero lamento que haya sido necesaria la subida del IRPF para cumplir con el requisito de reducir el déficit público.
No hay duda de que, para salvaguardar los intereses del euro y alinearnos con los esfuerzos del ajuste fiscal de nuestros socios comunitarios, hay que reducir el déficit público urgentemente y cumplir con los objetivos impuestos por Bruselas.
Para reducir el déficit hay que recaudar más y gastar menos, pero no debemos olvidar que lo importante para recaudar más es el crecimiento económico, no la subida de tipos impositivos.
Tras los recortes del gasto, habría que seguir recortando el déficit recurriendo prioritariamente a reducir los intereses de la deuda. Recordemos el círculo vicioso de la deuda: El déficit incrementa la deuda, la mayor deuda supone pagar más intereses y el aumento de intereses hace subir el déficit. Hay que invertir cuanto antes el proceso reduciendo drásticamente la deuda para pagar menos intereses a fin de reducir el déficit.
Por tanto, un objetivo prioritario debe ser el de amortizar deuda. Al amortizar deuda además de reducir los intereses a pagar por reducción del principal, se reduce el diferencial con Alemania, es decir, los tipos de interés, lo que hace que los intereses sean aun menores.
En nuestra situación, veo dos vías para amortizar deuda: Conseguir liquidez por medio de privatizaciones y ventas de activos públicos y lograr que el Banco Central Europeo reparta beneficios a los Estados Miembros de las plusvalías obtenidas con la venta de parte de sus depósitos de oro.
Subir los tipos del IRPF debe quedar como medida residual a falta de otros medios para alcanzar los objetivos de déficit y una medida muy acertada ha sido la de corregir del 4,4% al 5,8% el objetivo de 2012 sin renunciar al objetivo comunitario del 3% para 2013.
Subir el IRPF reduce la liquidez en manos del público, lo que contrae la demanda y eso reduce la actividad económica, recortando lo recaudado por IVA y creando mas paro, lo que hace que aumenten los subsidios por desempleo. Además, por la curva de Laffer, se reduce la base impositiva y se pudría reducir la recaudación.
Adicionalmente, subir los tipos del IRPF posiciona a más familias con rentas marginales en la imposibilidad de hacer frente a sus hipotecas.
Afortunadamente, el gobierno reitera que no es su propósito subir el IVA y espero que lo cumplan, pues una subida del IVA encarece la oferta, poniendo un nuevo freno a la actividad económica.
En resumen, esperemos que las buenas medidas adoptadas den pronto resultado y que el Gobierno amortice deuda privatizando activos y negocie con el BCE un reparto de beneficios para reducir más deuda. Sin descuidar la batalla contra el déficit, urge tomar medidas de estímulo que proporcionen empleo y se puedan reducir los tipos impositivos cuanto antes.
Las restricciones que el déficit impone a medidas de estímulo de la demanda, hace más necesarias las medidas por el lado de la oferta que hagan más competitivas a las empresas españolas, como la reforma laboral, las acciones por mantener bajos los tipos de interes, reformas administrativas que faciliten la creación y gestión de las empresas y una pendiente reforma energética que permita reducir el coste de la energía lo cual, en mi opinión, pasa por levantar la moratoria nuclear. En este capítulo convenía reducir los impuestos empresariales en cuanto el déficit fiscal lo permita.
Además de las medidas económicas, toda medida que implique una simplificación administrativa, medidas para un buen gobierno y aumento de la transparencia, como las que se están tomando, repercutirán en una mejor gestión pública con indudables efectos económicos que han de ser muy positivos.
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