martes, 6 de marzo de 2012

Europa y la Globalización IV La Misión de Europa

¿Para qué una Unión Europea?

Según los tratado, los objetivos de la Unión son:

1.- La finalidad de la Unión es promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos.
2.- La Unión ofrecerá a sus ciudadanos un espacio de libertad, seguridad y justicia sin fronteras interiores.
3.- La Unión obrará en pro de una Europa caracterizada por el desarrollo sostenible basado en un crecimiento económico equilibrado.
4.- En sus relaciones con el resto del mundo, la Unión afirmará y promoverá sus valores e intereses. Contribuirá a la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el respeto mutuo de los pueblos.
Artículo 3 de la propuesta de constitución por la convención

Un proyecto común
Europa es la solución, decía Ortega. Se refería a su análisis de España como problema, pero Europa es respuesta para cada estado miembro al afrontar su futuro en un mundo globalizado. Europa es la respuesta a la pregunta que los europeos se hacen sobre sí mismos, es la interpretación de lo que colectivamente son, la determinación de su propia identidad colectiva en un mundo globalizado, respuesta que se presenta como un proyecto común en el mundo y ante el mundo.

Toda pregunta por "el qué" de algo se puede disolver en una pregunta por "el para qué" de ese algo. Ya hemos visto que el primer “para qué” de la Unión es la paz, pero la Unión también tiene otros fines, que contribuyen a perfilar su misión. La misión de Europa tiene dos vertientes, una interior y otra exterior. El “para qué” de un ente es su forma de ser como “ser para”. El “ser para” es una forma de “ser útil”. Es la forma disponible y funcional de ser. Pero el ser de Europa es un modo de ser colectivo de quienes “propiamente son”: los europeos, pues ya hemos visto que Europa es un ser simbólico y social. El “en sí” de Europa está en sus ciudadanos, es un “en ellos”. El “ser para” de Europa es la forma colectiva de ser de los seres que la integran, un “para que sean lo que quieren ser quienes realmente son”. Europa somos los europeos, en tanto es nuestra forma de convivir en un mundo globalizado mediante un afán colectivo que se concreta en una misión común. La identidad de un colectivo humano está determinada por los objetivos comunes de sus miembros.

Misión de la Unión Europea
... no somos un estado ni una nación ni un imperio, sino todo un mundo, consistente en muchas naciones, de muchos estados y toda suerte de comunidades bajo una misma bandera. General Smuts,
Discurso al Parlamento tras la Imperial Conference de 1917

Si lo que se es, la identidad existencial, la única identidad a la que pueden aspirar los colectivos como Europa, se determina por lo que se va haciendo, definir lo que se quiere ser es trazar un conjunto coherente de propósitos de acción: se trata de definir una misión. La unidad de los grupos humanos, con independencia del talante y naturaleza de cada grupo, podría estar potenciado por un origen común, pero el único fundamento que hace que un grupo sea viable en el futuro lo constituye un proyecto común. No en balde, como enseña Julián Marías, el hombre es futurizo . Es por ello que pueblos hermanos se quiebran en ausencia de un proyecto común (no hay más que echar un vistazo al mapa sudamericano tras desaparecer Bolívar y San Martín); a la par que pueblos dispares fundan imperios, ahí tenemos a los EE.UU. y al imperio otomano.

Definir a la Unión Europea es determinar su misión, la cual debiera estar especificada en su constitución. La misión de todo colectivo tiene dos facetas: una interna y otra externa, debiendo ser ambas coherentes y complementarias. La misión interior, tal y como se definía en los tratados y recoge la constitución, es lograr una unión, cada vez más estrecha, entre los europeos, en un ámbito de libertad, seguridad y justicia para constituir un futuro común. Potenciando la acción comunicativa, añadimos, y asegurando la paz y la prosperidad en el continente. La misión exterior debiera ser el contribuir a la paz mundial mediante su aportación y ejemplo para institucionalizar la acción comunicativa en las relaciones internacionales. Europa debiera colaborar y estimular la creación de otras uniones de países, a imagen y semejanza de la UE.

Corresponde a la Unión Europea exportar su modelo a otras regiones del globo, de manera que se constituyan diversas uniones regionales en todos los continentes, creando una red de bloques semejantes, capaces de lograr una serie de instituciones afines que permitan trabajar en conjunto en aras de una ordenación mundial, entre iguales, sin violencia, mediante un proceso negociador continuo y un diálogo institucionalizado, que asegurase la progresiva extensión de la comunidad comunicativa en el mundo.

Europa ofrece un modelo de unión que podría ser imitado en la búsqueda de una coexistencia global.

El reto de la Unión Europea es ser capaz de alcanzar la unidad en la diversidad, manteniendo esa diversidad y fortificando la unidad. Para desarrollar la reflexión de ese tema podríamos continuar la línea de pensamiento renacentista sobre el “cuerpo místico” o, mejor, acudir a la Teología Trinitaria, profundizando en el “pluribus in unum”. Quizás las naciones europeas no sean sino hipóstasis diversas de una naturaleza común llamada Europa. Dejemos a los teólogos la posibilidad de analizar las implicaciones que esta idea pudiera tener para la concepción de la Unión Europea. Sin embargo, un punto está claro, la línea del pensamiento trinitario sobre la unión en la diversidad, lleva a la conclusión de que, como ya lo fuera en la unión entre los romanos y los sabinos, la clave de toda unión profunda y fecunda es el amor mutuo.

El objetivo es crear los cauces para la universalización del ideal encarnado por la Unión Europea, sin caer en la tentación del expansionismo ilimitado, evitando el peligroso juego de los equilibrios de poder entre bloques y evitando el riesgo de sufrir choques Huntingtonianos , tanto ideológicos y culturales como económicos o bélicos. Evitar las relaciones de dominio, que inevitablemente conducen a la confrontación, promoviendo acciones comunicativas entre bloques que lleven, por medio del diálogo sincero y constructivo, a acuerdos de cooperación. Europa debiera dedicar recursos para ayudar con asesoramiento, experiencia, tecnología y fondos a la implantación e institucionalización de otras uniones regionales a imagen de ella.

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