sábado, 14 de mayo de 2016

La Meditación Trascendental





La meditación trascendental es un práctica milenaria con la que la humanidad ha venido experimentando en todas las latitudes del planeta. El yoga mental de la tradición védica, la meditación budista, la relajación Zen, la MT, la oración mental, la mística... bajo diferentes nombres se ha buscado la experiencia mental de lo infinito con diferentes niveles de éxito. En el fondo, es un ejercicio espiritual cuyos frutos deben catalogarse dentro de la fenomenología religiosa en la búsqueda de lo divino y de la psicología profunda que trata de expandir la conciencia en busca de la llamada conciencia cósmica. La imposibilidad de compartir lo experimentado con otras personas y la dificultad de describirlo obstaculiza la divulgación de la práctica y retrae a quienes se ejercitan en ella de comentar sus experiencias. Testimonios como los de Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz no son frecuentes.

En la actualidad, la posibilidad que ofrece la neurociencia, la existencia de tecnología que permite explorar la actividad cerebral con métodos no invasivos, como el escáner, la resonancia magnética o el encefalograma, ha permitido observar lo que ocurre en los cerebros de personas durante la meditación y el trance, lo que ha proporcionado datos objetivos y recurrentes sobre lo que pasa en el cerebro durante lo que genéricamente se ha venido llamando últimamente meditación trascendental.

Junto con una práctica de la meditación trascendental asidua y prolongada, para acceder a los más altos niveles de éxtasis, todas las tradiciones aconsejan una vida ascética y virtuosa. Los ejercicios ascéticos de Buda en la jungla rayaron con el masoquismo y Jesús se retiró al desierto a ayunar durante cuarenta días. Al margen de un aconsejable nivel de disciplina ascética que fortalezca la voluntad y el autodominio, la técnica de la meditación es sencilla, requiere concentración, constancia y paciencia; bastaría con adoptar un postura cómoda y estable en un ambiente tranquilo y sin interrupciones, cerrar los ojos y vaciar la mente de pensamientos e imágenes, profundizando poco a poco en una representación de la nada, mediante un vaciamiento interior. En paralelo con el control mental, se produce y fomenta una progresiva relajación muscular con un descenso de los ritmos cardiacos y respiratorios, logrando una respiración relajada y progresivamente más lenta y profunda hasta alcanzar una cadencia muy pausada. En el proceso hay que evitar tanto dormirse como quedarse entretenido por pensamientos que, como indica San Juan de la Cruz en su Subida al Monte Carmelo, desviarían del camino recto.

John Hagetin, catedrático de física, encuentra una correspondencia entre los niveles de la realidad que la física moderna ha ido sacando a la luz sobre la constitución de la materia, con los niveles de los estados mentales a conseguir durante la meditación trascendental. Si la realidad se muestra en capas de mayor detalle a menores escalas que van desde lo macroscópico newtoniano, pasando por  lo molecular, lo atómico, el mundo quántico de las partículas elementales hasta llegar a los campos cuánticos y terminar en la mecánica cuántica de campo yuxtapuesta al campo espacio-temporal de las ondas gravitacionales para formar un único campo unificado, en la que toda la realidad física es un único conjunto de oscilaciones de información. El profesor Hagetin considera que la meditación tiene por objetivo descender mentalmente desde las imágenes cotidianas de la realidad microscópica hasta que la mente logre sintonizar con el campo unificado en el que toda la realidad queda incorporada en una única realidad pulsante e informe de la que formamos parte, hasta sentirse a uno mismo como un conjunto de ondas oscilantes que forman parte de un universo unificado de ondas.

Siguiendo esa línea de pensamiento y asumiendo la teoría de que el mundo es un holograma proyectado desde una fuente trascendente, situada fuera del espacio-tiempo, lo que equivale a decir desde una eternidad adimensional en la que está contenida toda la información necesaria y la sabiduría y poder proyectarla sobre el espacio-tiempo para hacer de ella una realidad física; se puede pensar que el objetivo último de la meditación trascendental no sea el campo unificado sino contemplar la fuente original y creadora que lo proyecta, situada en la eternidad. Un proceso por el que la atención abandona las sensaciones para centrarse en la contemplación de la unidad cósmica que incluye al propio yo del iluminado en comunión con el todo en el seno de lo divino inmutable y eterno. Lo cual estaría en línea con la vivencia espiritual manifestada por los grandes místicos a lo largo de la historia.

Considerar el campo cuántico unificado proporciona una imagen abstracta del todo que facilita un nivel de meditación profundo. Buscar la contemplación de un todo trascendente en el que nos sentimos incorporados y del que nos sabemos parte, con aptitud reverente ante lo sagrado, es un reto que aspira a niveles de meditación insuperables.

Probemos, un lugar tranquilo, una postura cómoda yestable, cerrar los ojos, relajarse, pensar en nada...


Conferencia de John Hagetin con traducción simultanea
 bit.ly/1Rg9eog    
Tertulia  sobre MT en español
 bit.ly/1K6fpnn
Ayuda guiada a la meditación en relajación
 bit.ly/1vo8rXz 

         Esquema de la subida al Monte Carmelo

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